En la cárcel de Pedregal, ubicada en Medellín, los detenidos informaron de una situación alarmante luego de que se hallaran malas condiciones sanitarias en el área de preparación de alimentos, lo que ha resultado en períodos de hasta treinta horas sin recibir comida.
Estos eventos, calificados como una crisis humanitaria por Jorge Carmona, un defensor de derechos de los presos en Antioquia, podrían desencadenar una tragedia, incluyendo posibles amotinamientos. La Secretaría de Salud de Medellín corroboró el cierre del establecimiento debido a condiciones insalubres, como la presencia de ratas y cucarachas, entre otros.
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La clausura del llamado “rancho”, lugar destinado a la preparación de las comidas de los reclusos, fue anunciada después de una inspección de sanidad realizada el 19 de marzo, tras una orden por acción de tutela. Luz Bibiana Gómez, líder de programa (e) de Salud Ambiental, detalló la detección de humedades, plagas, mal manejo de residuos, y alimentos en descomposición, condiciones que representan un riesgo para la salud de los internos. La medida de clausura se mantendrá hasta que las condiciones de riesgo sean solucionadas.
Reclusas de la institución expresaron mediante un audio enviado vía WhatsApp, su desesperación y súplica por ayuda a las autoridades competentes ante la falta de alimentos. Informes sugieren que más de 3.500 personas entre hombres y mujeres se encuentran afectadas, enfrentando largas horas sin acceso a alimentación y en condiciones deplorables cuando esta llega. La situación subraya la importancia de los derechos humanos y la dignidad, incluso mientras se cumple condena.
“Un SOS por la dignidad humana. Tenemos hambre, tres días sin comida y cuando nos llega, nos llega en mal estado. Es la reclusión de mujeres Pedregal y si nos levantamos, nos ponen informes. ¡Ayuda! Defensoría, Alcaldía”, indican las personas privadas de la libertad en un audio, que fue dado a conocer en la mañana de este viernes 22 de marzo.
Durante la inspección hecha por la Defensoría se hallaron con condiciones sanitarias deficientes, presencia de diferentes plagas, humedad en las instalaciones, malos manejos de residuos y agua estancada, suciedad desmedida, malos olores, mala iluminación, suministro de agua intermitente y con serias dudas de su potabilidad, mal almacenamiento de alimentos y algunos hasta en estado de descomposición, entre otras condiciones que resultan precarias para garantizar la buena alimentación de las reclusas y del personal que labora en el centro penitenciario.
En el establecimiento carcelario Coped Pedregal, se reportó una creciente preocupación por retrasos significativos en la entrega de alimentos a los reclusas, esta situación fue confirmada por el director Pablo Yaimd Ramírez. Este evento se suma a denuncias previas sobre la calidad y el horario de las comidas provistas a los aproximadamente 3.650 internos, lo que desencadenó inquietudes sobre su bienestar y seguridad dentro de la institución.
Según el director, la responsabilidad en la gestión y distribución de la alimentación compete a la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec), entidad que, tras problemas operativos con el servicio interno de comedor, ha recurrido a proveedores externos como medida de contingencia.
Los retrasos en las entregas forzaron a la dirección a permitir el ingreso de comida elaborada por familiares de algunos internos, una solución lejos de ser óptima dado que no todos las reclusas tienen quien les provea estos recursos. Además, se ha mencionado por parte de los afectados, la ocasionalmente baja calidad de los alimentos suministrados, incluyendo comidas mal cocidas o inapropiadas para el consumo.
Una reclusa describió la situación como alarmante, señalando que las comidas llegan en horarios irregulares y a veces en condiciones deplorables, afectando su derecho a una vida digna. Este panorama no solo pone en riesgo la salud nutricional de los reclusas sino que también incrementa el riesgo de tensiones y posibles disturbios dentro del centro penitenciario.
“Nosotros sabemos que la situación de nosotros para la sociedad e indiferente, pero nosotros somos humanos, tenemos derecho a que se nos vele por cumplir lo necesario para que podamos vivir dignamente. Cuando no tenemos agua es que no nos llegan los alimentos, la comida nos llega a deshoras, el desayuno a la 1:00 p.m., el almuerzo a las 9:00 p.m. y la comida (cena) al día siguiente”, dijo una de las mujeres recluidas.
Ante esta critica y la posibilidad de una exacerbación del descontento entre la población carcelaria, que ha llegado a hablar de desobediencia civil, voces dentro de la prisión han hecho un llamado urgente a entidades como la Personería de Medellín, la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría, el INPEC, la Uspec, la Alcaldía de Medellín y el Gobierno Nacional. El fin de estos llamados es instar a una revisión exhaustiva de las condiciones actuales y una rápida intervención que asegure los derechos humanos de los internos, mitigando así el riesgo de una crisis mayor dentro de Coped Pedregal.