La capital colombiana está en proceso de renovar su modelo de gestión de residuos, según reveló Consuelo Ordóñez, directora de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), en una reciente entrevista con El Tiempo.
La iniciativa, que aún se encuentra en fase de desarrollo, tiene como principal objetivo la eficacia y sostenibilidad en la recolección y manejo de los desechos en Bogotá.
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“Buscamos que este nuevo esquema beneficie a la ciudadanía en términos de un servicio más eficiente y contribuya a la preservación de nuestro medio ambiente”, destacó Ordóñez.
El proyecto que está siendo diseñado por la Alcaldía de Bogotá pretende implementar tecnologías más avanzadas y prácticas más verdes en la recolección de basura. Según lo descrito por Ordóñez, el enfoque está puesto en “modernizar y hacer más sostenible el sistema actual”.
Además, Ordóñez hizo hincapié en la importancia de la participación ciudadana y la educación en el proceso de transición hacia el nuevo modelo. “La colaboración de todos los residentes de Bogotá será crucial para el éxito de esta iniciativa. Es esencial que comprendan la importancia de su rol en el manejo responsable de los residuos”, afirmó.
Así se plantea el nuevo modelo
Ordóñez, enfatizó que este nuevo enfoque busca alcanzar la meta de “basura cero” conforme al Plan Nacional de Desarrollo, y aspira a crear un modelo más sostenible que beneficie tanto al medio ambiente como a la comunidad.
Destacó la importancia de “formalizar la actividad de los recicladores” y su integración en el nuevo modelo, tanto para dignificar su trabajo como para “generar al menos cinco mil puestos de trabajo formales en el sector del reciclaje”. Este enfoque contribuirá a mejorar las condiciones laborales y económicas de los recicladores y fomentará una mayor conciencia y participación ciudadana en la separación y reciclaje de residuos.
La transformación propuesta implica pasar de un modelo lineal de manejo de residuos, caracterizado por la recolección, barrido y transporte a rellenos sanitarios, a un sistema circular que promueve la reducción, reutilización y reciclaje de materiales. Al hacerlo, el distrito espera reducir la cantidad de residuos enviados a rellenos sanitarios y disminuir la contaminación, así como crear un entorno urbano más limpio y agradable para sus habitantes.
Entre los beneficios adicionales del cambio de modelo, Ordóñez subrayó que “al usuario le genere tranquilidad el pagar una tarifa” por un servicio que contribuye a mantener la ciudad limpia y a aprovechar más materiales que puedan ser recuperados.
La clave es la recolección
El proyecto se propone reducir en un 30% la cantidad de residuos que se envían al relleno sanitario Doña Juana, lo que representa una disminución significativa en la gestión de residuos de la ciudad. Cada día, se estima que unas seis mil toneladas de desechos son depositadas en Doña Juana, acumulando cerca de 180.000 toneladas mensuales.
La recolección selectiva emerge como el pilar central de esta estrategia, promoviendo la separación en origen de materiales como vidrio, plástico, metal, papel y cartón. “La idea es que la recolección en Bogotá pueda ser selectiva”, destacó Ordóñez, señalando la importancia de adaptar la frecuencia y los métodos de recolección para evitar la mezcla indiferenciada de residuos, práctica común hasta la fecha.
Además, se espera que este cambio contribuya a eliminar el transporte improductivo de desechos en largas distancias hasta Doña Juana, promoviendo un manejo más localizado y controlado de los residuos.
Dentro de este nuevo modelo de gestión de residuos que se espera iniciar en febrero de 2026, coincidiendo con la finalización del contrato de la concesión actual, se encuentra también la intención de diversificar las frecuencias de recolección. “Que podamos tener los tres días a la semana que se recoge el residuo ordinario, pero que tengamos el vidrio, papel, cartón en otra bolsa, que se recoja en otra frecuencia y que se garantice que esa recolección no tiene que ser escarbando entre los materiales, como sucede hoy”, explicó, subrayando el compromiso con asegurar una recolección eficiente que simplifique la separación y el reciclaje de materiales.
Con esta reestructuración, Bogotá busca adaptarse a las exigencias medioambientales modernas y optimizar los recursos y la logística implicada en la gestión de residuos. Al disminuir la cantidad de desechos que llegan al relleno sanitario, se espera aliviar la presión en Doña Juana y fomentar una cultura de reciclaje y sostenibilidad entre los habitantes de la ciudad.
Este plan representa un gran reto para la administración, ya que requiere de una amplia colaboración tanto de las autoridades como de los ciudadanos para cambiar hábitos arraigados y adaptarse a nuevas prácticas de reciclaje y disposición de residuos. Sin embargo, se percibe como un paso necesario hacia un futuro más verde para Bogotá y un ejemplo de cómo las ciudades grandes pueden tomar medidas significativas para combatir los problemas medioambientales.