Tras dos meses de mantener una apariencia calcinada, los frailejones del páramo de Berlín, en el municipio de Tona, Santander, parecen estar volviendo a la vida contra todo pronóstico.
Como el fénix renaciendo de sus cenizas, de la parte alta o corona de estos ejemplares estarían desprendiéndose nuevas hojas que tiñen de verde el valle de frailejones, hasta entonces, a medio quemar y cubiertos de ceniza.
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Lo anterior, luego de que el lunes 22 de enero locales reportaran un voraz incendio que terminó extendiéndose por cinco días y que arrasó con cerca de 400 hectáreas de ecosistemas nativos.
En un primero momento, llegó a pensarse que el fuego lo inició una falla en el sistema de transformadores que cruza Tona, pero, poco después, habiendo revisado los videos de seguridad, quedó en evidencia que hubo manos criminales tras la quema del páramo.
En ese entonces, los vientos y las altas temperaturas contribuyeron a que el fuego se extendiera rápidamente y fuera aún más difícil de controlar e, incluso, habiéndolo apaciguado en un 98%, el día 24, las llamas se reactivaron.
En total, 40 municipios llegaron a verse en aprietos y con el paso del incendio los pobladores y autoridades empezaron a preguntarse cómo se verían afectados, ya que el frailejón, como especie, cumple un papel esencial en la recolección de agua en el ambiente, control de la erosión y regulación hídrica.
Sin embargo y como llegaron a sugerir algunos científicos en su momento, esta famosa planta logró mantenerse intacta e su interior y hoy más que nunca podría decirse que está viva, pese al incendio registrado en Berlín, como se ve en múltiples videos compartidos a través de las redes sociales.
¿Cómo es que los frailejones del páramo de Berlín están volviendo a la vida?
Luego de que el incendio arrasara con 3.000 hectáreas del páramo de Berlín, entre las cuales se incluían especies vitales del ecosistema andino, como los frailejones, expertos y unidades académicas visitaron la zona y, tras un exhaustivo análisis, dieron un mensaje de aliento a sus pobladores.
Con todo y su aspecto, calcificado por las llamas, había esperanzas de que el páramo se recuperara, o al menos así lo habría sugerido la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (Cdmb) al destacar que, pese a los daños significativos, no todo estaba perdido.
De hecho, la bióloga Jasmilly Benavides Céspedes, de Cdmb, detalló en diálogo con Vanguardia que el fuego, alimentado por los fuertes vientos, consumió principalmente la parte superior del páramo, dejando a muchos frailejones con daños superficiales, pero preservando aún su núcleo.
Aunque a primera vista parecían devastados, los frailejones, dijo, podrían regenerarse como si estuvieran en una “sala de cuidados intensivos”, a campo abierto, en la que, como otros pacientes, los frailejones necesitaban de atención, aunque no de turistas o visitantes.
Además, aseguró que es indispensable llevar a cabo acciones de recuperación y un plan de acción detallado, como el que la Universidad Industrial de Santander implementó, además de condiciones específicas para asegurar el éxito se su recuperación.
La zona debía monitorearse de manera constante y ser protegida contra futuros daños, aunque, con presencia humana reducida o mínima. De ahí que Benavides subrayara la importancia de evitar visitas al área para prevenir daños adicionales por compactación del suelo.
La especie Espeletiopsis santanderensis fue la más golpeada por las llamas, registrando daños en aproximadamente 50 hectáreas de estas plantas. No obstante, la bióloga indicó que la recuperación del ecosistema no depende únicamente de los frailejones, sino también de otros componentes como arbustos, musgos y pastos, que contribuyen a una red de vida interconectada esencial para la restauración del páramo.
Sin embargo, le mensaje más alentador, sin duda, fue el de los profesores Diego Suescún Carvajal, del programa de Ingeniería Forestal de la sede UIS, y Javier Alberto Pinzón Torres, del Instituto de Proyección Regional y Educación a Distancia (Ipred): “Al abrir las hojas de los frailejones, se observó que el cogollo que permite su crecimiento permanece humedecido y protegido por las mismas hojas, al igual que su tallo”.