‘La Firma’, expolicía asociado con La Oficina en Antioquia, hacía santería para que no lo cogieran: no funcionó

En la tarde del jueves 14 de marzo, el director de la Policía, general William Salamanca, dio a conocer la captura de Jean Fernando Espinosa Lopera, alias Yam o la Firma, un expolicía que se cambió de bando y pasó de hacer cumplir la ley a quebrantarla.

De acuerdo con las autoridades, la Firma era uno de los principales socios de las nuevas cabezas visibles de la Oficina, grupo criminal que hace parte de la ‘paz total’ del Gobierno nacional.

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El exintegrante de la Policía era uno de los encargados de coordinar los envíos de grandes alijos de droga desde el Urabá antioqueño hacia Centro y Norteamérica, donde los carteles de la droga mexicanos los recibían y lo redistribuían en el mercado internacional.

“Durante nuestra visita a Medellín supervisamos la operación que culminó con la captura de dos presuntos narcotraficantes de la Oficina: alias Mula y la Firma; este último responsable del tráfico de 3 toneladas de cocaína mensuales, en alianza con carteles mexicanos”, declaró el general William Salamanca.

La operación en contra de la Firma fue llevada a cabo por efectivos de la Dijín en el barrio La Pilarica, en la comuna Robledo, de Medellín, donde los dos delincuentes se escondían y tenían altares de santería para evitar ser capturados y tener éxito en todos los crímenes que cometían.

Durante su carrera criminal, Espinosa Lopera se desempeñó como funcionario de la Policía Nacional y, siendo uniformado delinquía, pero fue capturado en 2012 en compañía de otro policía y un civil, a quienes les incautaron un fusil, una escopeta de doble cañón y una pistola.

Espinosa Lopera fue enviado a la cárcel por delitos relacionados con el narcotráfico y condenado a 15 años de cárcel; sin embargo, salió antes y retomó rápidamente sus actividades delictivas.

Tras su salida del centro carcelario, el expolicía se unió con alias la Mula y la Oficina, y continuó con las acciones criminales y el tráfico de estupefacientes hacia Estados Unidos y otras partes del país.

El criminal además se alió con el cabecilla de la estructura doce de Octubre, Carlos Mauricio Soto Isaza, alias Soto, con quien se dedicó no solo al narcotráfico, sino también a cometer otros delitos como la extorsión, el sicariato, los homicidios selectivos y el cobro de deudas entre mafiosos, pues por su entrenamiento policial, era ideal para estructurar planes y atentados en contra de otros criminales.

La Oficina ha sido noticia entre febrero y marzo, pues durante esos meses han asesinado a varios de sus cabecillas, entre los que se encuentra alias Pichi Gordo, segundo al mando de la Terraza, cuya muerte habría sido ordenada por su propio jefe, alias Douglas internado en la cárcel de Itagüí y negociador de la “paz total” del Gobierno nacional.

A la muerte de Pichi Gordo se suma la de Didier Alberto Restrepo González, un narco capturado en 2020, mano derecha de un peligroso narco dominicano y socio de la Oficina.

Alias Didier fue encontrado sin vida dentro de sus celda con varias heridas en su cuello, provocadas por cuchillas de afeitar que aparecieron al lado del cadáver. Aunque inicialmente se especuló que la muerte se trató de un suicidio, las autoridades no descartan de que se haya tratado de un homicidio, debido al pasado criminal del occiso.

Según dio a conocer El Colombiano, a la muerte de Pichi Gordo y Douglas se sumaron las de John Fredy Zapata González, alias El Trompón, cabecilla de Los Triana, ultimado a tiros el 2 de marzo en la vía Medellín-Bogotá.