El magnicidio de Andrés Escobar es uno de los episodios más oscuros en la historia del país. El defensor central, que supo vestir las camisetas de la selección Colombia y de Atlético Nacional durante varios años, fue asesinado por un sicario a las afueras de un bar a las afueras de Medellín en 1994.
Dicho crimen se registró luego de que la Tricolor, dirigida en aquel entonces por Francisco Maturana, protagonizó una pobre presentación en la copa del mundo de Estados Unidos en 1994. El equipo colombiano llegó a dicho certamen como uno de los conjuntos favoritos a quedarse con el título, teniendo en cuenta, entre múltiples aspectos, la histórica victoria 0-5 contra Argentina.
Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Facebook.
Aquel triunfo contra el cuadro gaucho, registrado el 5 de septiembre de 1993, puso a la selección nacional dentro de los equipos más vistosos del mundo, llegando a ser considerada como una firme candidata a ser protagonista en el certamen a escasos nueve meses de su comienzo. Sin embargo, una vez el conjunto colombiano llegó a territorio norteamericano, las cosas no salieron como muchos anhelaban.
Para sorpresa de muchos, el seleccionado nacional firmó su eliminación en la primera ronda del torneo, luego de perder sus dos primeros juegos, contra Rumania (1-3) y Estados Unidos (1-2). De hecho, en el duelo contra el conjunto anfitrión, el exzaguero central protagonizó una infortunada jugada en la cual el cuadro local se puso 2-0 en el marcador debido a un autogol de su autoría, situación que contribuyó a la eliminación del equipo colombiano en el certamen.
A pesar de que la selección Colombia culminó su participación en el mundial de 1994 con una victoria de 2-1 frente a Suiza en la última fecha de la fase de grupos, los ánimos en el país permanecían caldeados contra los integrantes de aquel equipo, teniendo en cuenta las altas expectativas con las que llegaban al campeonato del mundo.
Teniendo en cuenta aquella situación, allegados a los futbolistas mostraron su preocupación por la que fue considerada una de las peores debacles deportivas en la historia de Colombia. Y es que algunos de ellos habrían tenido la intención de regresar al país una vez finalizó su participación en el campeonato mundial, tal como lo hizo el exfutbolista de Atlético Nacional.
No obstante, el mismo Andrés Escobar, que fue uno de los principales señalados tras la actuación de la selección nacional en Estados Unidos, advirtió a uno de sus compañeros, que además era figura del equipo, sobre lo que podría pasar en caso de regresar al territorio nacional para aquel entonces.
Y es que según indicó Mauricio Chicho Serna a Blu Radio, el exdefensor pidió a Faustino Asprilla tener cuidado a su llegada al país. Esto porque, según él, había quienes tenían la intención de asesinar al tulueño una vez pisara tierras cafeteras.
De hecho, Serna, que supo vestir las camisetas de Boca Juniors, Atlético Nacional, entre otros, aseguró que nadie se imaginaba que a Andrés Escobar lo fueran a asesinar en Colombia.
“Andrés le dijo a Faustino Asprilla. Le dijo negro, ten cuidado porque de pronto te matan. Quién diría que el que se debía cuidar era Andrés Escobar. Nadie pensaba que a él le podía pasar algo, pero fue lo que pasó”.
Cómo se registró el asesinato de Andrés Escobar
Pocos días después de llegar a Medellín, el 2 de julio de 1994, el exfutbolista salió con algunos allegados al restaurante El Indio, a las afueras de la ciudad. En dicho lugar, Escobar se topó con un grupo de personas que se encontraban bajo los efectos del alcohol y que lo increparon por el autogol cometido en el campeonato del mundo frente a Estados Unidos.
Dicho grupo estaba encabezado por los hermanos Pedro David y Juan Santiago Gallón Henao, reconocidos por tener vínculos con el paramilitarismo y el narcotráfico en el país. Los ataques verbales en su contra hicieron que Escobar abandonara el establecimiento con el fin de evitar que el conflicto se acentuara, tal como terminó sucediendo.
En el parqueadero, Escobar seguía esquivando los insultos cuando nuevamente fue atacado por los narcos, pero esta vez su chofer, Humberto Muñoz Castro, sin mediar palabra se acercó y descargó seis tiros en su cabeza.