Al estilo colonial, castigaron a extesorera de un cabildo indígena: metieron sus piernas en un cepo

La exfuncionaria es señalada de la pérdida de una millonaria cifra que habían recibido como donación

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La extesorera había asegurado que el dinero perdido fue robado por varios sujetos - crédito Jesús Aviles/Infobae
La extesorera había asegurado que el dinero perdido fue robado por varios sujetos - crédito Jesús Aviles/Infobae

En el cabildo indígena de Villa Fátima, ubicado en el municipio de La Unión (Sucre), hay $360 millones perdidos que habían sido donados por una empresa petrolera y de gas natural, y que debían ser entregados a las familias del cabildo.

De acuerdo con la información conocida por El Heraldo, hubo dos grandes pérdidas de los recursos, que se presentaron en momentos diferentes. En un primer episodio, se supo que hacían falta $200 millones de la suma total que había recibido el cabildo. Luego, no se encontraron los $160 millones restantes.

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Una extesorera indígena, que tenía la responsabilidad de custodiar el dinero, explicó que varios sujetos habían robado los dos montos por separado. Sin embargo, la comunidad indígena cree que la versión entregada por la funcionaria es falsa y que presuntamente tuvo algo que ver en la pérdida de la donación.

Así las cosas, debido a la desaparición de los recursos, la extesorera fue castigada por indígenas pertenecientes a la comunidad. Según reveló el medio local, la mujer fue tendida en el suelo y sus pies fueron puestos en una especie de cepo de madera, para inmovilizarlos. Al parecer, permaneció así desde la tarde del miércoles 13 de marzo.

Se desconoce el tiempo que duró sometida al castigo, pero se sabe que, al ser liberada, sería puesta en manos de las autoridades, específicamente de la policía judicial, para que se investigue la pérdida de los $360 millones y su presunta vinculación con el caso.

En el cabildo se perdieron $360 millones donados por una petrolera - crédito Luisa González/Reuters
En el cabildo se perdieron $360 millones donados por una petrolera - crédito Luisa González/Reuters

Un evento similar se registró en 2020, en Tuchín (Córdoba), donde la guardia indígena zenú castigó a cinco personas con el cepo por incumplir el aislamiento que se estaba exigiendo por la pandemia por covid-19. Las personas permanecieron atadas en sus pies por media hora, según W Radio.

El cepo: un método de castigo colonial

El cepo fue utilizado como un método de castigo que se implementó durante la época colonial contra la población indígena, ya que se consideraba necesario controlarla o reprenderla por conductas que entonces no eran permitidas.

Esta práctica quedó documentada en una fotografía que tomó el fotógrafo suizo Ernst Röthlisberger, uno de los primeros docentes extranjeros de la Universidad Nacional de Colombia, que completó todo un álbum con fotos que recolectó en diferentes momentos importantes de Bogotá.

El cepo fue utilizado en diferentes partes del mundo para castigar a los indígenas durante la época colonial - crédito Archivo de Bogotá/Secretaría general de la Alcaldía de Bogotá/sitio web oficial
El cepo fue utilizado en diferentes partes del mundo para castigar a los indígenas durante la época colonial - crédito Archivo de Bogotá/Secretaría general de la Alcaldía de Bogotá/sitio web oficial

El libro recoge 90 fotografías tomadas a finales del siglo XIX, que retratan sucesos fundamentales en la historia de Bogotá: el incendio de las galerías Arrubla, la construcción de la planta de energía eléctrica de El Charquito, marchas de soldados durante la Guerra de los Mil Días e imágenes de la celebración del Corpus Christi, entre otros”, precisó la Alcaldía de Bogotá en un comunicado.

Los latigazos como un “remedio” para infractores

En 2018, El Tiempo también documentó otra forma de castigo que utilizan las poblaciones indígenas en Colombia. A aquellos que rompen las reglas, se les somete a latigazos en las piernas.

En algunas comunidades indígenas, los latigazos son utilizados como forma de castigo por cometer delitos y por conductas prohibidas - crédito Ernesto Guzmán Jr./EFE
En algunas comunidades indígenas, los latigazos son utilizados como forma de castigo por cometer delitos y por conductas prohibidas - crédito Ernesto Guzmán Jr./EFE

Para un indígena no es latigazo, es remedio, es armonización. Bueno, es doloroso, en medio del público, pero es lo mejor, y estas cosas ocurren cuando uno se equivoca”, explicó al medio citado Gonzalo Llamo Mesa, para entonces docente y fundador del cabildo indígena del resguardo La Delfina, ubicado en el municipio de Buenaventura (Valle del Cauca).

En el cabildo se destinó un día para castigar a personas señaladas de varias conductas prohibidas, como consumo de drogas y hurto. Los latigazos son vistos como una curación para una comunidad que está “enferma” y que requiere de una pronta “curación”.

Los “fuetazos” pueden variar en cantidad: pueden ser cinco o, incluso, más de 30, de acuerdo con las explicaciones que brindó al diario citado Sofía Campo, que para entonces se desempeñaba en el área jurídica del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric).

Asimismo, a las personas a las que se les reprende, se les rocía “agua de plantas sagradas de páramo”, según detalló en su momento a El Tiempo Ernesto Cuetia, autoridad espiritual del resguardo. Con esto, se busca que la comunidad vuelva a conectarse con la “madre tierra”.

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