Durante un debate de control político ante la comisión de ordenamiento territorial del Senado de la República, Carlos Carrillo, el recién posesionado director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, responsabilizó a su antecesor, Olmedo López, por la crisis de los carrotanques destinados para llevar agua en La Guajira.
Según dijo el funcionario, López “habría podido adelantar este proceso de otra forma, siguiendo el mismo manual de contratación de la entidad y por supuesto, obedeciendo a la Ley 1523″.
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Agregó que el exdirector de la entidad no cumplió con el principio de planeación. “Usted no puede mover esos carros tanques llenos de aire, pues los puede mover, pero no sirve para nada. En La Guajira el problema no solamente es movilizar el agua de un lado a otro, el problema es que no está disponible”.
Entonces reprochó a su antecesor por haber arrancado el proyecto sin tener garantizada la provisión de agua potable. “Además, porque de nada nos sirve llevar agua un día a las comunidades, pues tenemos que llevarla con frecuencias, tenemos que asegurar que las comunidades tengan agua de manera permanente. Llevarlas un día, volar unos drones, tomar unas fotos, hacer un TikTok, pues no sirve de nada, si no vamos la siguiente semana o con una recurrencia permanente a servirle a esas comunidades”, dijo.
Pero indicó que para desempeñar tal tarea, en La Guajira no hay agua, “no suficiente”. De todas formas, aseguró que el Gobierno de Gustavo Petro está “empeñado en cumplir con su compromiso con el departamento”.
Otra revelación que hizo el recién posesionado director de la Ungrd es que los vehículos no tienen pólizas de seguro, lo cual impide que puedan ser utilizados. Por eso deberán permanecer parqueados hasta que se supere el inconveniente.
“No se trata de 40 carrotanques, sino de 80 vehículos que se contrataron para el suministro de agua potable para La Guajira”, dijo el funcionario y detalló que los carrotanques fueron adquiridos mediante dos órdenes de proveeduría, 40 vehículos de tipo doble troque y 40 sencillos.
Justamente, Carlos Carrillo llegó a la Ungrd en medio de la crisis de los carretanques, que habrían tenido sobrecostos por más de $20.000 millones de pesos, lo cual cobró la cabeza de Olmedo López, y con la misión encomendada de Gustavo Petro de acabar con la corrupción y con un presunto carrusel de la contratación en la entidad.
“Venimos de un episodio algo turbulento alrededor de la UNGRD que nos trae hoy acá. Le toca a usted (Carrillo) recoger la entidad, investigar a fondo y si es necesario pasar los datos a las autoridades competentes. Mirar no solo lo que ha acontecido en el último año, pues la Ungrd trae rumores de corrupción desde hace muchos años”, dijo el presidente Gustavo Petro.
Según dijo el jefe de Estado, la cantidad de recursos que maneja la entidad hizo que “aparezca una especie de carrusel de la contratación. Se habla de proveedores, pero no de provisiones. Espero que la UNGR de ahora en adelante sea un orgullo para la sociedad colombiana”.
Aparte de acabar con la corrupción, Petro le encargó a Carrillo atender las emergencias sociales y generar soluciones a largo plazo. “Aún las casas de Mocoa están por hacerse y las que fueron destruidas por el huracán en San Andrés y Providencia se están entregando, pero ha pasado mucho tiempo desde entonces”, agregó el presidente.
En una entrevista con la emisora Blu Radio, Carrillo alertó sobre otro posible caso de corrupción en la Ungrd. Según dijo, la entidad espera “desplegar maquinaria amarilla a lo largo y ancho de la geografía nacional”, pero que “a veces no es claro si efectivamente se están contratando y, en que si las cosas se pagan, efectivamente se lleven a cabo”.
Añadió que ese caso es bastante preocupante porque la contratación de dicha maquinaria implica mucho dinero. “Esas miles de horas de maquinaria amarilla que se contratan se deben ejecutar de la mejor manera”. Por eso, apuntó que en las próximas semanas espera entregar un informe mucho más detallado.
También mencionó otros temas que le preocupan, como la cartera de la entidad con los contratistas, los desórdenes en la información, y los pocos avances en la reconstrucción de Mocoa y San Andrés.