El ocho de marzo, el expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández fue declarado culpable por un juzgado en Estados Unidos por múltiples cargos por narcotráfico respecto a sus nexos con el cartel de Sinaloa en la consolidación de esta agrupación criminal en varios puertos de este país cuando él era mandatario.
Hernández se convierte en el político de mayor rango en ser juzgado por la justicia estadounidense desde que en 1992 el general y exlíder del régimen panameño Manuel Antonio Noriega, que de la misma forma fue encontrado culpable por apoyar a quien fuera el mayor capo de la época, Pablo Escobar.
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En el caso contra Juan Orlando Hernández fue crucial el testimonio de Luis Pérez, nombre que adoptó el exnarco colombiano Alexander Monroy Murillo, que fue uno de los hombres de confianza de Joaquín El Chapo Guzmán antes de que se entregara en 2015 y accediera a colaborar con la justicia.
Dentro de las revelaciones del colombiano estuvo que para la llegada de Hernández al poder, el cartel de Sinaloa entregó más de dos millones de dólares a su campaña; de la misma forma, que mientras este era presidente se realizaron varios acuerdos para que los narcos tuvieran poder absoluto de algunos puertos.
Sumado a esto, el excapo mencionó una reunión con el hermano del expresidente, en la que acordaron otro millón de dólares a cambio de recibir información sobre los controles de la Administración de Control de Drogas estadounidense (DEA).
De esta forma, el hondureño debe esperar que el juez que lleva su caso dicte la condena oficial, la cual podría ser mínimo de 30 años y máximo hasta cadena perpetua, por lo que se le ha comparado con el general Manuel Antonio Noriega, que pagó 40 años de prisión por sus nexos con el cartel de Medellín en los 90.
La relación entre el general Noriega y Pablo Escobar
Para entender la relación entre el dictador Noriega y Escobar, cabe recordar que en los 80 Panamá estuvo bajo el poder militar del general que en 1989 fue derrocado y posterior a ello juzgado en Estados Unidos debido a que se la atribuyó total responsabilidad del poder adquirido por el cartel de Medellín en su país, principalmente por el ingreso de dinero a bancos panameños provenientes del narcotráfico.
De acuerdo con Carlos Lehder, el primer contacto entre Noriega y Escobar se registró luego del secuestro de la hermana de los Ochoa en 1981 por el M-19, pero esto abrió la puerta a que estos dos personajes realizaran negocios; sin embargo, su acercamiento se hizo público en 1984.
Luego del asesinato de Rodrigo Lara Bonilla, los miembros del cartel de Medellín se refugiaron en Panamá, en donde recibieron apoyo total por parte de Noriega, lo que incluyó una cédula con la que Escobar se movilizaba sin problemas por el país.
Durante el tiempo que estuvieron exiliados en Panamá, la familia de Pablo Escobar aumentó, ya que el 25 de mayo de 1984 nació Manuela Escobar —hija menor del capo— en una clínica privada de Panamá, lo que ha sido utilizado por la hija del capo como justificante para no asumir la responsabilidad sobre propiedades que están a su nombre en Colombia.
De la misma forma, en Panamá se registró el primer intento de proceso de paz entre el Estado y los narcos, dentro de esto se recalca la intención de Escobar de pagar la deuda externa del país a cambio de liberarse de toda culpa por sus hechos delictivos.