El anuncio de un diálogo con la estructura Comandos del Sur, atribuida al ELN, en el departamento de Nariño desató una crisis en la mesa que adelanta el Gobierno nacional con esa guerrilla. La iniciativa se echó para atrás y únicamente participaron representantes de las comunidades, sin presencia de los armados.
En el coliseo de Samaniego se dio inicio a los que se llamó Regiones de Paz, un programa gubernamental que buscará implementar inversiones en los lugares más afectados por las violencias armadas, como una estrategia para superar las condiciones que generan el conflicto.
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Sin embargo, lo que se había dicho sobre estos espacios sería la posibilidad de que las autoridades departamentales dialogaran directamente con estructuras armadas, con el fin de lograr acuerdos para el beneficio de la población. Pero en la inauguración no hubo actores armados y el discurso se cambió.
“Esta paz va más allá del diálogo con los actores armados; que los convocamos, que los llamamos, de verdad, a que como lo han dicho aquí en este territorio de Nariño, que quieren participar de estos diálogos territoriales de paz, todos los actores armados pueden ser bienvenidos a ese diálogo con la nación y por supuesto en la medida de los posible al diálogo amplio con todos los sectores sociales”, señaló el gobernador Luis Alfonso Escobar.
Según explicó el mandatario que impulsó la iniciativa, “los diálogos regionales de paz son efectivamente otro vehículo para articular al Gobierno nacional con los territorios”, que se haría a través de “Maquetas de Paz”, en las que se definen una serie de proyectos para satisfacer las necesidades de las regiones.
Escobar señaló que los actores armados no hacen parte de los diálogos regionales, aunque están invitados a contribuir a las llamadas “transformaciones territoriales”. Según dijo a El Espectador, si el Gobierno nacional autoriza tener negociaciones con grupos armados, será únicamente respecto a ese tema, sin tocar asuntos como dejación de armas, justicia transicional o política, por ser competencia nacional.
El acercamiento con los Comandos del Sur, como una estructura del frente de guerra suroccidental del ELN, en esos diálogos, desató una crisis en la mesa que esa guerrilla lleva con el Gobierno nacional. Incluso se habló de congelamiento, por lo que el gobernador señaló que las decisiones se deben tomar desde esa instancia.
“No hay cambio para hablar de los temas de transformación territorial, pero sin la presencia de la delegación del Gobierno (en el proceso de paz con el ELN) no lo podemos hacer. Es decir, cuando nosotros hicimos el anuncio, lo hicimos con la intención de hablar con estos actores, pero cuando haya posibilidades de hacerlo”, aseguró el mandatario departamental.
En ese sentido se anunciaron más de 237 mil millones de inversiones en la región. De estos se destinarán 134 mil millones en educación, tres colegios por 14 mil millones para Betania, Motilón, San Cruz; mejoras estructurales para 25 instituciones por 8 mil millones; además de la construcción de la Ciudadela de Educación Superior en Abades, Samaniego.
También se definieron 14 mil millones para salud, con la construcción de 6 Caps, 7 ambulancias y un hospital de segundo nivel. A estos se sumarán 623 millones para fortalecer los distritos mineros en Nariño, para superar las economías ilegales y que se formalicen los títulos.
“Hoy venimos acá para anunciar el nacimiento de un nuevo departamento con cultivos lícitos, con explotaciones mineras cuya titularidad esté en manos de quienes la están trabajando, con vías de comunicación donde se pueda discurrir sin miedo y que la producción pueda ser comercializada dignamente”, señaló el alto comisionado para la Paz, Otty Patiño.
El funcionario también le envió un mensaje a quienes critican la política de paz total y los diálogos que se iniciaron en Nariño, asegurando que él como exmilitante del M-19 que dejó las armas, es ejemplo de la salida negociada del conflicto.
“Estamos en esta tribuna para decirle a quienes persisten en las armas que somos el testimonio vivo de una promesa que se encarna en un gobierno y en un presidente que cumple lo que promete. Que no se desanima con los obstáculos, que coge nuevos bríos, nueva berraquera, esos que creen posible regresar al viejo camino y gritan, amenazan, vociferan tratando de asustar a la gente que votó por Petro intentar asustar a ese pueblo que hizo posible la victorita pacífica de un gobierno que rompió la tradición de los que mantienen en el poder a punta de falsas promesas, engaños y de trampas”, sostuvo.