En febrero y marzo de 2024 se registraron dos hechos dentro del Ejército que fueron noticia nacional, en los dos casos se trató de soldados que asesinaron con sus armas de dotación a compañeros; sin embargo, el enfoque de cada uno ha sido diferente.
El primero de ellos se registró en el batallón de Selva N.49 en La Tagua, Putumayo, en donde el soldado regular Alexander Orozco asesinó a tres miembros de la institución y luego escapó, pero fue detenido durante un fuego cruzado por el que horas más tarde falleció. Autoridades informaron que Orozco había sido contactado por disidencias que lo convencieron de perpetrar la masacre.
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El otro hecho se registró el 1 de marzo en el Cantón Occidental de Bogotá, en donde un soldado asesinó a uno de sus compañeros como consecuencia de presuntos inconvenientes del pasado.
A pesar de que la familia de Alexander Orozco ha remarcado que no era un infiltrado de las disidencias, las autoridades se han mantenido en la versión preliminar y aún no ha revelado la identidad de otros tres soldados que habrían sido capturados por tener nexos con el grupo guerrillero en el mismo batallón.
Estos casos han hecho que se vuelva a hablar en Colombia del trato que reciben los soldados dentro del Ejército Nacional, que en algunos casos es justificado bajo el argumento de forjar carácter; sin embargo, dos exuniformados revelaron su postura a Infobae Colombia y expusieron que esto puede provocar consecuencias psicológicas.
El primer testimonio es de Rubén, que prestó su servicio militar en 2005, pasando cuatro meses en Base Aérea de Tolemaida y 18 en Leticia, y además de la distancia de su familia, tuvo que soportar maltrato por parte de sus superiores y los soldados con mayor experiencia.
“El trato que le dan a los soldados es bastante fuerte y si genera violencia, porque a toda hora el trato es con agresividad y malos tratos. En varias ocasiones fuimos sometidos a maltratos físicos y verbales, pero en ese momento nos hacían asimilar que era parte del entrenamiento militar”.
A pesar de que afirma que su paso por el ejército le ayudo, también recalca que conoció casos de soldados que terminaron con problemas mentales durante el tiempo que perteneció a la institución.
“Por mi parte fue una gran experiencia, pero sí es bastante humillante porque a toda hora el trato es con agresión verbal y vi muchas personas que terminaron con problemas psicológicos raíz de tanta agresión que recibieron”.
El segundo relato es de Jhon, que prestó servicio militar en el 2013 en el Cantón Norte de Bogotá,
“El trato es bastante hostil, obviamente uno tenía personas con las que lograba hacer amistad, pero en general era conflictivo porque el ambiente era así, los cabos, tenientes y capitanes hacían que el ambiente fuera así, el trato verbal es fuerte, siempre desde el insulto y la humillación, los superiores eran todo el tiempo con insultos para cosas simples”.
Profundizando en maltratos que recibieron sus compañeros; en un aspecto entre soldados, Jhon remarcó que había un compañero que recibía bullying porque su hermana, que lo visitaban en el cantón, era linda. Mientras otro soldado fue golpeado por una acción que un superior tomó como una falta de respeto.
“Recuerdo que a un compañero lo visitaba la hermana y la era muy linda, entonces el cabo decía en plena formación al soldado que no esperaba la hora de coger a la hermana y hacerle y deshacerle. Un soldado que era de Antioquia tenía problemas de consumo de sustancias y el pelado una vez se escapó del batallón y fue a parar al antiguo bronx, cuando llamaron al capitán para decirle que el soldado estaba con el camuflado la reacción fue ir a buscarlo, recogerlo y ordenar a cuatro dragoniantes para que lo golpearan”.