Alejandro Nuñez, un usuario de 37 años, fue víctima de un fraude que resultó en la pérdida de aproximadamente $350.000. A través de su cuenta en la plataforma, desconocidos realizaron múltiples pedidos de cigarrillos, de los cuales siete fueron efectivamente procesados y entregados a una dirección falsa.
La situación ha generado preocupación ante la vulnerabilidad de las cuentas de usuarios y la aparente implicación de repartidores de la empresa en actividades fraudulentas. En charla con Infobae Colombia, Nuñez cóntó como sucedieron los hechos.
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El ataque ocurrió en las primeras horas del 1 de marzo de 2024, cuando el denunciante recibió notificaciones de transacciones no autorizadas. “De siete pedidos que se realizaron, tres los hizo un mismo repartidor, dos más otro ‘rappitendero’, que ahí serían cinco pedidos” y los dos restantes los hicieron dos domiciliarios diferentes para un total de cuatro colaboradores implicados en los hechos.
Con base en su relato, los delincuentes lograron manipular la funcionalidad de la app para redirigir productos a una ubicación no relacionada con la dirección registrada del afectado. “Hackearon la aplicación, no sé cómo hicieron para hackearla y pusieron una dirección falsa que era la carrera 18 # 11, eso queda por allá en el centro, estuve mirando por el mapa y ahí solicitaron todos los pedidos” contó la víctima.
Tras detectar la actividad sospechosa, Nuñez contactó a Rappi, pero hasta la fecha, la respuesta de la empresa no ha sido satisfactoria en relación al reembolso o solución al problema presentado. A pesar de tener evidencia del fraude, incluidas imágenes proporcionadas por la aplicación que no corresponden con la entrega de los productos, la entidad financiera vinculada a la cuenta y la compañía han mostrado limitaciones para abordar la situación.
El usuario afirmó que se comunicó con la empresa “a ver qué ha pasado, pero ellos me dicen que no pueden hacer nada hasta que reporten esos pagos, pero la plata ya está descontada de la tarjeta y no me dan soluciones de nada, pero ahí está la estafa, sus propios colaboradores, sus propios rappitenderos están robando”.
Según la narración de Nuñez, los autores del robo manipularon la aplicación móvil para concretar las compras fraudulentas. Los responsables, quienes presuntamente sería los mismos domiciliarios estarían involucrados, lo que sugiere complicidad o fallos importantes en los protocolos de seguridad de la aplicación. El afectado advirtió sobre el riesgo de vincular tarjetas de crédito con aplicaciones, tras investigar y recibir confirmación por parte de otros usuarios y repartidores sobre incidentes similares.
“Hice mi investigación y hablé con algunos domiciliarios y me dijeron: ‘Sí, eso está pasando acá. Mejor no ponga su tarjeta porque están hackeando las cuentas de Rappi y si ven que usted tiene vinculado a la tarjeta, están haciendo la estafa”, manifestó el denunciante.
Cabe destacar que Alejandro Nuñez guarda consigo un amplio material probatorio que incluye direcciones, fotografías e incluso las identidades de los señalados estafadores. Sin embargo, de acuerdo con la víctima, luego de presentar la queja, la compañía habría borrado las fotos de los sujetos. “En este momento ya la aplicación borró las fotos, si entro a la app ya no se ve la foto de ellos. Menos mal yo alcancé a tomar pantallazo”.
Además de los problemas de seguridad informática, este caso destaca la importancia de las medidas de verificación y control tanto por parte de las empresas de aplicaciones de entrega como de las instituciones financieras para proteger a los consumidores. La experiencia de Nuñez subraya la necesidad de un marco regulador más estricto y respuestas rápidas y efectivas ante tales delitos cibernéticos. Hasta el momento, Rappi no ha emitido un comunicado oficial ni propuesto una solución concreta que compense la pérdida financiera y el daño a la confianza del cliente afectado.