Han pasado 10 años dese que el colombiano Christian Byfield renunció a su trabajo para recorrer el mundo y, desde entonces, ha conseguido 88 sellos en su pasaporte y una vida de ensueño que no hubiera encontrado de seguir desempeñando su carrera, en un cubículo de 2x2.
Quienes lo llaman no le preguntan cómo va el trabajo, sino en qué lugar del mundo se encuentra y es que, gracias al Internet y las redes sociales, este ingeniero de profesión logró hacer de los viajes su mayor fuente de ingresos.
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Infobae Colombia tuvo la fortuna de toparse con él estando en Bogotá y con el ruido de la ciudad, de fondo, recordó que el amor por cruzar fronteras nació cuando apenas tenía 18 años, cuando decidió irse de mochilero por el sur del continente americano:
“Ahí fue donde me volví adicto a esta vaina... hostales baratos, viajar sin reservas, conocer a muchas personas”. Por eso cuando una agencia de viajes le ofreció trabajo en la universidad, a cambio de tiquetes aéreos, no dudó dos veces en aceptar la propuesta.
Pero, no fue hasta haber terminado carrera y empezar a trabajar que decidió dejar una vida estable, con un trabajo bien pago y la posibilidad de crecer y hacerse nombre en una empresa, por la incertidumbre de dónde dormirá cada noche:
“Estaba viviendo una vida que no me llenaba, estaba enclosetado, teniendo un trabajo de corbata para que mis papas estuvieran contentos. Entonces fue una forma de huir, de cuestionarme mucho, porque estaba viviendo en piloto automático, había estudiado ingeniería industrial por presión social”. Perseguía los sueños de los demás, mientras dejaba los suyos en una la maleta.
Sin embargo, volvió a reencontrarse con ellos al viajar y hacer de este su nuevo trabajo, gracias a las redes sociales y sus conexiones con agencias de viaje, gobiernos, aerolíneas y líneas de crucero, que entraron a patrocinar algunas de sus aventuras.
Los lugares por conocer “dependen mucho de la investigación previa, miro mucho redes sociales. Estoy muy enfocado en la naturaleza y los animales salvajes, entonces, normalmente, voy a destinos por sus paisajes y su fauna. Antes había una serie de referencias para viajeros independientes que se llamaban Lonely planet y durante mucho tiempo fueron mi guía”.
No tiene una ruta trazada y tampoco una regla que le impida volver a ciertos países, de hecho “Hay naciones que se quedan en mi corazón y repito mucho por la vibra de la gente” y piensa “continuar. Ya llevo 10 años viajando y esto me llena mucho. La meta sería completar los 197 países. Eso me haría muy feliz”, explicó.
Es consciente que crecer en redes sociales no es tan fácil como cuando empezó, pero, aun así, no le recomendaría a nadie vivir una vida con la que no se sienta feliz, sobre todo “si esa persona tiene una propuesta de valor interesante con la que la gente conecte”.
Habiendo conocido los cinco continentes, su destino favorito sigue siendo “Colombia”. Ya ha “estado en los 32 departamentos y el Guaviare me fascina, Providencia, Chocó. Yo creo que una de las cosas lindas que tenemos acá es la diversidad tan brava que hay y las etnias”.
Pero esto no impide que su corazón esté dividido: “Mi continente favorito es África, voy todos los años desde la última década. Amo África con mi alama. Mi abuelo era de Jamaica, entonces, de pronto tengo una conexión profunda ahí con ese continente”.
Malas experiencias: ninguna. Los retrasos, incidentes e inquietudes son parte del viaje, pero “la polución en China” no es uno de sus recuerdos favoritos. Durante un mes estuvo en el gigante asiático, pero, rara vez podía ver a lo lejos por la contaminación del aire. Un paisaje que, tristemente, podría replicarse con los años, pero que Christian, con algo de suerte, podría evitar de seguir recorriendo el mundo a su paso.