En medio la operación Urano, que se llevó a cabo durante casi dos años en coordinación con la Policía de España y de Colombia, fue capturado en una lujosa finca en Llanogrande, cerca a Medellín, Julio Andrés Murillo Figueroa, conocido en el mundo criminal como H1 o El Zar, un capo de la droga colombiano que abastecía del alcaloide al Pablo Escobar sueco.
De acuerdo con las autoridades, H1 era uno de los principales socios de alias Gonzalito, sucesor en la línea de mando de alias Chiquito Malo en el Clan del Golfo, grupo criminal con el que negociaba para enviar grandes alijos de droga desde Colombia hacia Europa y con el alucinógeno en ese continente se lo suministraba a Jonas Sture Falk, alias el Pablo Escobar sueco, y otros grupos de la mafia italiana como el Mocro Maffia y Ndrangheta.
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“Señalado como máximo proveedor de cocaína del capo Jonas Sture Falk, conocido en Europa como el ‘Pablo Escobar Sueco’, distribuidor de drogas de las organizaciones criminales Mocro Maffia y Ndrangheta”, indicó la Policía de Colombia.
Huyó de España y se escondía en lujosas mansiones
Según dieron a conocer las autoridades, la investigación contra alias El Zar inició a mediados de 2021 cuando fue incautado un cargamento de 1.623 kilos de cocaína en la ciudad costera de Huelva, en España.
A partir de ese momento, empezaron a seguirle el rastro al capo silencioso colombiano, que le compraba la droga al Clan del Golfo y enviaba desde Colombia y argentina a través de veleros por el océano Pacífico hacia Europa, principalmente a países como España, Francia, Holanda, Bélgica e Italia, donde se desenvolvía en los más exclusivos círculos sociales.
“Este narcotraficante invisible, con nexos directos con el ‘Clan del Golfo’, especialmente con el cabecilla ‘Gonzalito’, es solicitado mediante Circular Roja emitida por Interpol España, por enviar ‘grandes alijos de cocaína desde Sudamérica, a través de veleros’”, aseveró la Policía de Colombia.
Sin embargo, la operación de H1 mermó en territorio ibérico luego de la captura en 2022 de Jonas Sture Falk, el Pablo Escobar sueco, que era su mayor cliente en la comercialización de cocaína.
Por lo tanto, el capo colombiano decidió regresar a su país de origen y disfrutar de la fortuna que había amasado con la venta de coca, por lo que llevaba un estilo de vida ostentoso entre sus mansiones ubicadas en Cúcuta (Norte de Santander) y Llano Grande (Antioquia), avaluada en más de $6.000 millones.
Cayó por una discapacidad motriz y la enfermedad de su perro
Cuando el capo del narcotráfico llegó a Colombia fue identificado por primera vez en su mansión de Cúcuta y desde entonces la Policía nacional inició los seguimientos minuciosos de los movimientos Murillo Figueroa, a quien identificaron plenamente por sus tatuajes, una discapacidad motriz y una enfermedad pulmonar que sufría una de sus mascotas.
Los problemas de salud suyos y de su mascota hacían que el narcotraficante asistiera periódicamente a chequeos médicos y veterinarios, espacios que fueron aprovechados por las autoridades para hacerle seguimiento y corroborar su identidad.
“Hubo dos particularidades que permitieron su plena identidad: su asistencia periódica a un centro médico para tratar un problema de movilidad, la cual lo obligaba a utilizar bastón, y el traslado constante de su mascota a veterinarias. Sin embargo, H1 desapareció, hasta volver a ser ubicado en otra mansión de Antioquia, valorada en 6.000 millones de pesos, donde periódicamente paseaba con su mascota en inmediaciones del lago privado de la casona”, se lee en el informe entregado por las autoridades colombianas.
En una de esas salidas a asear con su mascota la Policía aprovechó para efectuar la orden de captura contra el poderoso narcotraficante colombiano que llevaba, por lo menos, 15 años comercializando droga.