En Santander, al norte de España, la Guardia Civil y la Agencia Estatal de Administración Tributaria llevaron a cabo la detención de dos ciudadanos colombianos por el intento de ingresar al país con 8,5 kilogramos de cocaína, oculta en productos alimenticios.
Los individuos, un hombre de 34 años y una mujer de 31, enfrentan cargos tras haber sido atrapados con la droga en una maleta, durante su llegada a Santander procedentes de Bogotá, con escala en el aeropuerto de Madrid.
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El operativo que condujo a su arresto comenzó cuando una maleta atribuida a la pareja levantó sospechas en el aeropuerto Seve Ballesteros-Santander. La Vigilancia Aduanera y guardias civiles presentes procedieron a inspeccionarla en presencia del hombre, quien había acudido para recogerla.
Dentro, encontraron diversos paquetes camuflados entre artículos de consumo que en realidad contenían la sustancia ilegal. El despliegue resultó en la pronta detención de ambos, encontrando a la mujer en un hotel cercano.
Este incidente ha puesto de manifiesto las estrategias utilizadas por los traficantes de sustancias ilícitas para burlar los controles de seguridad aeroportuarios, al intentar disfrazar drogas entre productos de apariencia inofensiva.
Ambos ciudadanos colombianos ahora enfrentan un proceso legal, habiendo sido enviados a prisión por orden judicial, mientras se aguarda por más detalles sobre su defensa y futuras repercusiones legales. La operación subraya el continuo desafío que representa el tráfico de drogas para las autoridades a nivel global, así como los esfuerzos conjuntos de diferentes cuerpos de seguridad para combatirlo.
Esperanza en Cauca: familia cambia coca por cultivos legales con apoyo militar
En Colombia, el cultivo de hoja de coca, una práctica asociada frecuentemente con la opulencia de los grandes narcotraficantes, es en realidad una fuente de subsistencia para numerosas familias campesinas que viven en condiciones de extrema pobreza. Así lo revela un reciente informe sobre la vida cotidiana de los cultivadores de coca en la región de Piamonte, Cauca, quienes enfrentan severas carencias básicas a pesar de estar en el origen de una de las cadenas de valor ilícitas más lucrativas del mundo.
El contraste entre la miseria de los campesinos y la riqueza de los capos del narcotráfico fue destacado en un video por Steph Bates, directora de Primera Voz, exponiendo la dura realidad de estos trabajadores agrícolas.
Mientras algunos narcotraficantes disfrutan de lujos inimaginables, los agricultores de la hoja de coca sobreviven en casas precarias, sin acceso a servicios básicos como sanitarios o cocinas adecuadas. Bates hizo un llamado a proporcionar alternativas dignas para estas comunidades, que se ven forzadas a continuar con el cultivo ante la falta de opciones.
No obstante, dentro del panorama desolador que presenta el narcotráfico para las comunidades rurales se encuentran historias de cambio y esperanza. Un ejemplo notable es el de una familia en Argelia, Cauca, que ha logrado reemplazar los cultivos de coca por tomate de árbol, junto con otros productos como la piña, la papaya y el café.
Este cambio ha sido posible gracias al apoyo de las Fuerzas Militares de Colombia y empresas locales, que han facilitado la transición hacia una economía legal y sostenible. La historia de esta familia ilustra el potencial de transformación en las regiones afectadas por el narcotráfico, mostrando el camino hacia un futuro más prometedor para los cultivadores de coca.
“Recientemente, gracias a la gestión del Ejército Nacional y del programa Fe en Colombia, uno de los productores de fruta de la vereda El Mesón de Argelia, Cauca, tuvo la oportunidad de vender dos toneladas de tomate de árbol a empresas como Supertiendas Cañaveral y La Montaña, presentes en el Valle del Cauca. Estas dos toneladas de tomate se encontraban represadas en la finca sin posibles compradores, por lo cual el Ejército, al ver la necesidad, gestionó la compra con las empresas privadas de Cali, lo que generó un circuito corto de comercialización”, es parte del comunicado de la Fruar.