El 10 de abril de 2024 se cumplirán 21 años desde que el entonces alcalde de El Roble, un municipio de Sucre que a la fecha cuenta con más de 9.700 habitantes, fue encontrado muerto. Eudaldo Díaz, que tuvo la valentía de denunciar su asesinato, en pleno consejo comunal de gobierno en el que estaba el presidente Álvaro Uribe Vélez, y justo frente a su determinador, el gobernador Salvador Arana, se convirtió —por desgracia— en un símbolo de la crueldad del conflicto armado.
El crimen fue perpetrado por hombres de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), como lo confesó el ex jefe de este grupo paramilitar Salvatore Mancuso, que el 16 de mayo de 2023, durante la audiencia única de verdad ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), incluso contó que del hecho estuvo enterado el exmandatario, que se encargó de quitarle el esquema de seguridad al gobernante local, para que se perpetrara el crimen que causó consternación en esta población.
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“Fue una solicitud directa, creo que del gobernador, no recuerdo en este momento. Sé que en un consejo comunitario él denunció ante el entonces presidente Uribe que lo iban a matar y Uribe lo que hizo fue quitarle el esquema de seguridad y nosotros lo matamos”, reveló sin sonrojarse Mancuso. Un crimen en la larga lista de 94.754 víctimas que dejó el actuar de las AUC, de acuerdo con cifras del Centro Nacional de Memoria Histórica, que llevó el doloroso registro.
Juan David Díaz apenas superaba los 20 años cuando a “Tito”, su padre, los “paras” lo asesinaron sin piedad. Desde entonces, la vida tuvo un drástico y dramático giro, a tal punto de dedicar su vida al esclarecimiento del crimen que enlutó a su familia y lo obligó a ponerle el “pecho a la brisa”: como se le puede llamar el afrontar, día a día, las amenazas de todo tipo que aún buscan silenciarlo solo por refrendar el anhelo de verdad en este hecho.
En entrevista con Infobae Colombia, el líder seccional del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) y excandidato a la Gobernación de Sucre, habló —justamente— del regreso de Mancuso al país. Y aunque en un principio se mostró optimista a los aportes de verdad que pudiera hacer el exparamilitar en el caso que manchó de luto a su familia, y desintegró hogares en la costa norte del país, el hecho de que pueda recobrar su libertad lo aterra.
Hijo de Eudaldo Díaz está decepcionado
¿Qué significa Salvatore Mancuso para el conflicto armado en Colombia?
Juan David Díaz: Salvatore Mancuso es la última esperanza que tienen las víctimas del conflicto armado de este país. No solo de conocer la verdad, valga la redundancia, del conflicto, sino evitar que volvamos a otras guerras. Y eso se logra con la verdad, con la justicia y con la reparación integral, y aquí es necesario conocer esas personas que son sus socios criminales y que por más de 20 años se han mantenido en la impunidad.
Ellos fueron partícipes o parte importante de esa estructura que asesinó y desplazó y que hizo dan tanto daño a tanta gente en nuestro país, como el caso de mi padre y muchos más. Es necesario conocer esa verdad. Él la conoce y estuvo dispuesto a decirla en su momento por el ablandamiento que le produjo las cárceles en Estados Unidos y lo aterrizó de esa nube en la que andaba, pues se creía un Dios cuando estuvo acá en Colombia.
Le pusieron los pies sobre la tierra y lógicamente desesperado, después de tantos años en una cárcel, estaba dispuesto a hablar. Pero preocupan los anuncios de libertad de Salvatore Mancuso, porque digo algo: algunos mencionan que hay peligro de que lo asesinen, pero no lo tienen que asesinar, solamente tienen que luchar para que lo dejen en libertad, estoy hablando de los de su cómplice de las personas que no les conviene que este hable.
Si logran que lo liberen, inmediatamente él callará, se dedicará a manosear sus riquezas, a disfrutar de la tierra de los desplazados y de la camaradería de aquellos insensibles, aduladores y descarados. Ese es su mundo: es la visión de estos hombres, de los señores de la guerra, es el dinero, es la tierra y es el poder, y si algunas de estas personas no se ha regenerado y resocializado, y lo sacas de la cárcel, va a acudir a lo que siempre hizo.
Eso es lo que va a pasar con Salvatore Mancuso. Teníamos la esperanza de conocer la verdad que no contaron sus compañeros, los paramilitares que hoy andan libres, disfrutando de su riqueza. Las víctimas se han muerto esperando que se les devuelva la tierra que les quitaron, que los reparen. Pero los han convertido en engrosadores de cinturones de miseria en las ciudades donde fueron desplazados por estos grupos paramilitares y la destrucción del tejido social que organizaron.
Podemos inferir con su respuesta que usted no cree en el papel de gestor de paz de Mancuso...
Juan David Díaz: En un momento estuve de acuerdo con que le dieran todas las garantías para que él diga la verdad, en este caso ser gestor de paz es una de esas garantías. Pero si a Salvatore Mancuso lo liberan, de todas maneras, él va a callar, porque ya no va a tener incentivo. Ellos siempre han actuado por conveniencia, nunca por altruismo. Y al dársele la libertad, que era lo que más necesitaba, porque el dinero y poder tiene, ya no tendrá razón para hablar.
De la cárcel de Estados Unidos nos lo mandaron blandito y acá la justicia colombiana, lastimosamente, como siempre ocurre, lo está endureciendo; es decir, parece que estuviera haciéndole el juego a quienes decían que él no hablará.
Salvatore Mancuso dice que ha puesto más de 100 bienes en poder de la Fiscalía para reparar a las víctimas, ¿Confía en que lleguen directamente a quienes esperan ese resarcimiento?
Juan David Díaz: Dicen que tienen más de 100 bienes. ¿Y dónde están? Porque aquí las víctimas de Mancuso y del paramilitarismo se han muerto en la miseria, esperando que las reparen. No lo hemos visto. No hemos escuchado esas noticias sobre bienes que entregó Mancuso para reparar a sus víctimas, se los han entregado. Esos recursos que impedirían que los que sufrieron su actuar no mueran en la miseria. Muchos de los jóvenes desplazados están perdidos en la drogadicción y el microtráfico.
Eran hombres del campo, pero fueron desplazados a estas ciudades, llenas de odio y de furia. Hoy son delincuentes. Entonces no hemos visto que les den otras opciones, ni para que estudien, ni para que se dediquen al deporte, para lo que deberían servir esos presuntos bienes.
La “pieza” del “rompecabezas” del conflicto
En el caso particular del asesinato su padre, y en el que Mancuso ha mencionado al expresidente Álvaro Uribe, ¿Ustedes qué esperan? ¿Se reafirmará en sus afirmaciones? ¿Involucrará otros personajes?
Juan David Díaz: Hasta ayer (lunes cuatro de marzo), esperábamos que se mantuviera en sus declaraciones. O bueno, que comenzara a profundizar en las mismas, cuando declaró en privado ante la JEP. Por la gravedad de lo que tenía que decir, esperaría que profundizaría sobre el tema de mi padre, en los señalamientos al señor Uribe Vélez y otras cosas que tuviera que decir. Esperábamos eso. Que develara los otros participantes de este crimen que todavía faltan.
Y no solamente el caso de mi padre, sino de todos esos otros casos que están esperando esa pieza del rompecabezas, esa verdad que hace 20 años fue extraditada a Estados Unidos. Necesitamos que él diga... Hay muchas personas que están enterradas en fosas comunes y sus familiares las han buscado por todas partes y no las han encontrado. Mancuso puede ayudar, porque puede decir lo que no han dicho sus compañeros que hoy disfrutan del dinero sucio de sangre.
No teníamos ningún inconveniente en mi caso de que él sea liberado. Repito: en un primer momento estaba de acuerdo con el tema de gestoría de paz, buscando garantías para él, pero a cambio de la verdad. Lo que queremos es verdad, sin eso no hay sentido. Y si él no va a decir eso, preferimos que se pudra en una cárcel y no diga nada.
¿Cree usted que Salvatore Mancuso está utilizando los medios de comunicación y el aparataje judicial para su beneficio?
Juan David Díaz: Hasta ayer lo he visto coherente. Lo he visto diciendo cosas que todos sabíamos, pero que nadie había confirmado. Él lo está confirmando, pero no sé ahora qué va a pasar. Ellos son especialistas en manipular y en utilizar las herramientas que les brinden para a su favor. Son adictos al poder, ahí está el dinero y la tierra. Entonces, si ellos le dan la oportunidad y lo dejan libre, no necesitarán asesinarlo porque inmediatamente callará.
Han pasado más de 20 años desde el asesinato de su padre, ¿Qué sensación le generó ver el regreso de Mancuso a Colombia?
Juan David Díaz: El 10 de abril cumplirá 21 años de su asesinato. Y cuando se supo que Salvatore Mancuso venía, todos —de cierta manera— nos regocijamos, porque creíamos que venía la verdad. Pero apenas toca tierra, inmediatamente la justicia de colombiana, desesperada, busca liberarlo; es decir, quitarle ese peso que tenía encima Mancuso. Esa presión. La sensación, el sentimiento, ya cambia. Y por las experiencias vividas, ya hay una decepción de mi parte.
Ahí tenemos la historia de Salvador Arana: desesperados, los magistrados de la JEP lo liberaron y no ha aportado nada, no ha reparado. Se mantuvo en que era pobre, le pusieron un abogado de oficio y ahí vemos que su exesposa, en una demanda de divorcio, lo retrata como un tipo millonario. Él (Arana) engañó a la JEP y no ha pasado nada. Lo mismo pasaría con Mancuso, que libre podrá manipular a su antojo la justicia y será muy difícil hacerlo responder.
El caso de mi padre tiene una particularidad: si se dan cuenta es, creo, el único caso en el que a pesar del tiempo siempre hay cosas nuevas. Después de 20 años, Mancuso habló cosas que de pronto conocíamos, pero no había confirmación. Es un caso en el que “siempre le sale una pata al gato” como se dice. Es raro verlo en otros casos, en donde se procesó, se condenó y no pasó más nada, pero aquí siempre hay detalles. Eso también es parte de la lucha que hemos dado.
No nos cansamos, estamos ahí presionando y exigiendo. Y no porque seamos los más valientes, simplemente porque nos hemos atrevido. Hay mucha gente, lastimosamente, que por su situación no puede hacerlo, por temor, pero que quisieran también hacerlo. Esa voz queremos llevarla. No es que esté esperando que me den a mi algo, porque a Dios gracias sobreviví y trabajando logré salir adelante. Pero hay muchos a los que les quitaron la tierra y esperan hacerla producir.
Por ejemplo, en el caso alias La Gata (Emilce López), a pesar de que hace años le incautaron una cantidad de bienes, esos aparecían escondido los expedientes. Y cuando fueron a ver en manos de quiénes estaban, los tenían amigos de ella. Necesitamos que las propiedades de Mancuso aparezcan.
Por último, ¿qué concepto le merece esta política de paz total que ha intentado sacar adelante el presidente Gustavo Petro?
Juan David Díaz: Estoy de acuerdo en que todos los criminales ayuden a este proceso y que se conozca la verdad, porque es la única manera de que haya paz. Eso es lo que tiene en mente el presidente: de que haya paz en el país, de que los hechos que vivimos —y de los cuales él hizo parte como miembro de una guerrilla (M-19)— no vuelvan a ocurrir. Él ha mostrado arrepentimiento y ese mismo arrepentimiento queremos verlo en paramilitares y jefes de la guerrilla.
Por no haber verdad y justicia de esta gente, y no decir la verdad, hoy hay Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), cuyo jefe era un miembro de las AUC, alias Otoniel. Igualmente con la guerrilla, con Iván Márquez y Mordisco, que eran integrantes de las Farc. Nosotros necesitamos que haya reparación integral y, en este momento, para que estos hechos no se vuelvan a repetir. Lo que está haciendo Petro no es malo.
Pero quiero aprovechar esta entrevista para mandarle un mensaje, que no lo he hecho en otros medios de comunicación: y es decirle que esté atento y vigilante de personajes como Salvatore Mancuso y que cumplan con lo que deben hacer o que se ganen esos beneficios. Que estas gestorías de paz no queden en nada, que él diga la verdad. Porque si lo dejan suelto, aquí los criminales han hecho lo que le da la gana, porque han visto que nuestra justicia es endeble.
Nuestras cárceles están siendo un resort para ellos, donde es más fácil delinquir adentro que afuera. Pero estoy de acuerdo en que haya una Paz Total, ¿Quién no quiere vivir en paz? Si hubiera existido paz cuando mi padre vivía, hoy no estuviera enterrado.