Gobierno de Gustavo Petro no ha hecho el primer desembolso del subsidio a taxistas: ya van siete meses

Luego de haber prometido un subsidio compensatorio para enfrentar el incremento en los costos de la gasolina hace casi siete meses, el presidente Gustavo Petro aún no ha concretado el desembolso del mismo a favor de los taxistas en Colombia.

Según anunció el Ministerio de Transporte, ahora se espera que el decreto correspondiente sea presentado en abril durante el Congreso Nacional de la Industria Taxi en Santa Marta, prometiendo beneficios para aproximadamente 45.000 conductores de taxi.

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La decepción se apodera del gremio de taxistas, que tras varios meses de espera y promesas incumplidas se enfrenta a la incertidumbre y a la frustración. La relación entre los taxistas y el Gobierno llegó a un punto crítico tras la confirmación por parte del viceministro de Transporte, Carlos Eduardo Enríquez, de que el decreto para el subsidio aún no ha sido expedido.

Inicialmente, se había discutido una tarifa diferencial de gasolina para el sector, una propuesta que derivó en la promesa de un bono de compensación que hasta el momento aún no se materializa.

“No van a salir con nada, primero nos dijeron que era una tarifa diferencial luego que un bono. Dijeron que iban a sacar el decreto en marzo y ahora se están extendiendo para abril en el congreso de Santa Marta, y así nos llevan”, manifestó Nilson Bahena, vocero del gremio taxista en Medellín a El Colombiano.

La demora en la implementación del subsidio fue explicada por el Ministerio de Transporte, que atribuye el retraso a la dificultad de encontrar una entidad financiera adecuada para gestionar el desembolso y a la falta de las firmas necesarias para aprobar el decreto oficialmente.

Esta situación ha llevado a una disminución en la confianza de los taxistas hacia el Gobierno, con muchos de ellos optando por no registrarse para recibir el auxilio económico propuesto, citando las continuas postergaciones y cambios en las promesas del gobierno como principal razón de su escepticismo.

El impacto de esta demora no solo se refleja en el descontento palpable dentro del gremio de taxistas, sino también en la percepción pública de la eficacia y compromiso del Gobierno con las necesidades del sector.

La situación actual resalta la importancia de un diálogo abierto y acciones concretas para restablecer la confianza y asegurar el bienestar de los trabajadores afectados por el aumento en el costo de la gasolina.

Taxistas en Colombia expresan su insatisfacción ante el monto anunciado por el Gobierno para un bono único destinado a ‘paliar’ los gastos de combustible, que fluctuará entre $400.000 y $600.000, según informó el viceministro de Transporte.

Este descontento se debe a que consideran insuficiente la cantidad para cubrir el incremento en el precio de la gasolina, que ha experimentado un ajuste de $6.050 desde octubre de 2022 hasta enero de 2024, con el galón situándose en un promedio de $15.416.

El alza en los costos del combustible ha impactado significativamente en las finanzas de los taxistas. Por ejemplo, Hugo Ospina, propietario de un Kia Cerato 2015, detalló que el gasto mensual en gasolina asciende a $2,5 millones para una jornada laboral de 25 días, excluyendo los días no laborables por el pico y placa.

Este monto representa casi un millón de pesos más en comparación con el periodo anterior a la escalada de precios, cuando el gasto era de $1,51 millones, teniendo en cuenta que el precio por galón en septiembre de 2022 era de 9.366 pesos. “Es como si estuviéramos en cuidados intensivos, lo que sacaba para pagar el arriendo de la casa, hoy lo estoy utilizando para solventar el alza de los combustibles”, comentó Ospina a El Colombiano.

A pesar de que el Gobierno decidió no hacer ajustes al precio del Acpm, Ricardo Roa, presidente de Ecopetrol, anticipó un incremento aproximado de 3.000 pesos en este combustible durante el presente año. Esta medida contribuyó a intensificar la crítica situación económica que enfrentan los conductores de taxi.

Frente a este panorama, se genera una creciente desconfianza hacia las acciones del Estado, lo que podría derivar en medidas drásticas por parte de los taxistas si no se presenta una solución concreta y satisfactoria en la cumbre programada para el 10 de abril.