Con el fin de proteger el legado cultural y la expresiones artísticas que hacen parte de la historia del municipio de Plato, en el departamento del Magdalena, se presentó una iniciativa con la que se busca declarar como patrimonio cultural e inmaterial la ‘Leyenda del hombre caimán’.
Ante la Secretaría General del Senado de la República, el senador Carlos Mario Farelo Daza, del Partido Cambio Radical, presentó el proyecto de ley 237 del 28 de febrero de 2024, a través del cual “se declara patrimonio cultural e inmaterial la Leyenda del Hombre Caimán y el Festival Folclórico de la Leyenda del Hombre Caimán y se dictan otras disposiciones”.
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De acuerdo con el documento del proyecto, con la iniciativa se busca que el Ministerio de Cultura, en coordinación con el municipio de Plato, contribuya “al fomento, internacionalización, promoción, divulgación, financiación y desarrollo de los valores culturales que se originan alrededor de la leyenda del ‘hombre caimán’ y su Festival”.
Y es que en la iniciativa se destaca la “alegría, fiesta y tradición” que vive el municipio entorno a la ‘Leyenda del hombre caimán’, además de la “actitud e idiosincrasia de los plateños se dejan ver en toda su expresión durante sus principales festividades culturales y religiosas”.
El proyecto así mismo resalta la privilegiada posición del municipio a orillas del río Magdalena, y que alberga gran parte del Complejo Cenagoso de Zárate, Malibú y Valedero, calificado como el segundo más grande del país.
“En ese complejo cenagoso se mezclan la cultura y la naturaleza, pues era allí donde, según una leyenda plateña, un hombre llamado Saúl Montenegro se escondía en las aguas para ver a las mujeres que se bañaban en el río y por eso se le llamó ‘El Hombre Caimán’”, rememora la iniciativa.
La leyenda
Al igual que cualquier historia, la ‘Leyenda del hombre caimán’ tiene variaciones en algunos detalles; sin embargo, todas las versiones coinciden en que se trata de una narración cuyo protagonista es Saúl Montenegro, un hombre alegre y mujeriego que terminó convertido en mitad caimán al usar brujería para espiar a las mujeres que se bañaban en el río Magdalena.
El pescador gastaba sus mañanas espiando a las descuidadas jovencitas hasta que, según recopila la Universidad Eafit, Montenegro decidió viajar hasta la Alta Guajira para conseguir una poción con la que un brujo le prometía solucionarle todos sus problemas: convertirlo en caimán para que pudiera continuar con su aberrante hábito.
Otras de las versiones apuntan a que en realidad el pescador “un día llego al pueblo diciendo que se convertiría en un caimán gracias a dos pócimas (una roja y una blanca) que le gano a un indio de la sierra, pero nadie le creyó”, reseña el portal El Rincón Colombiano.
Sin importar cuál hubiese sido la realidad, y si fue el resultado de, tal vez, un castigo divino por su lujuria, el viejo pescador terminó convertido en una aberrante criatura mitad hombre, mitad caimán. Aunque Montenegro intentó sacar provecho de su nueva condición, una vez las mujeres y la comunidad se enteraron de que el extraño ser merodeaba por las aguas del río Magdalena, dejaron en el olvido el lugar.
“Se dice que Saúl se adaptó a su nueva realidad y que siguió espiando a las mujeres en el río, pero los esposos y padres de estas, se enojaron ante la situación de que hubiese un medio hombre y medio caimán espiando a sus mujeres, entonces se armaron con escopetas y machetes para cazarlo, ante tal hecho a Saúl le toco huir por el río hacia bocas de ceniza (la desembocadura del río magdalena)”, relata El Rincón Colombiano, señalando que incluso algunos aseguran haber visto al hombre en las orillas del río lamentándose de su destino.