En la costa norte colombiana se asientan varios grupos criminales que controlan las rutas del narcotráfico desde antaño; algunos son grupos de familias que amasaron fortuna a costa de negocios ilegales, como el caso del clan Vega Daza, que inició su imperio entre las décadas de los 70 y 80 con el tráfico de sustancias ilícitas, y parece que terminó su dominio entre 2022 y 2024, cuando ‘exterminaron’ a la última generación que estuvo inmersa en el mundo criminal.
El linaje criminal inició con Wildron Gabriel Daza Mejía, alias el Gabi Daza, que integró el cartel de la Costa, red criminal que estuvo al servicio de Pablo Escobar y su cartel de Medellín, así como de los hermanos Rodríguez Orejuela y el cartel de Cali.
Con la caída de esas dos estructuras Gabi Daza decidió armar su propio grupo delincuencial y reclutó a su familia para ello, con lo que se logró consolidar como uno de los clanes que controlaba el tráfico de estupefacientes y armas, extorsiones, homicidios, robo de vehículos, propiedades y demás.
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En medio de la edificación del imperio criminal mataron a siete integrantes de la familia, entre esos a Gaby Daza y sus hermanos, por lo que el control pasó a la siguiente generación y allí entró Rafael Vega Cuello, esposo de una de las integrantes de los Daza, a controlar las acciones ilícitas del clan junto con sus hijos Ronald Iván, Ray y Roberto Carlos Vega Daza.
Los Vega Daza se pusieron en el ojo criminal del atlántico, La Guajira, Bolívar y Cesar, y en medio de su proceder delictivo fueron víctimas de varios atentados que resultaron infructuosos; sin embargo, tras casi una década en el poder, la familia delincuencial marcaría el inicio de su propio final.
El principio del fin
En Octubre 2022 los Vega Daza fueron invitados a la fiesta de cumpleaños de Jonathan José Ospino Illera, sobrino de Álvaro Luis Ospino Illera, alias la Negra Dominga, líder de otra familia criminal con raíces en Venezuela, donde se dedica al narcotráfico y lidera el ala de sicarios de los Piloneros, red comandada por Víctor Rafael Reales Hoyos, mano derecha del narcotraficante venezolano Walid Makled García, que operaba desde Valencia (Venezuela) y fue capturado en Colombia en 2010.
En medio de la celebración, realizada en una finca del Atlántico, había otros clanes criminales y, de acuerdo con información revelada por el periodista Jacobo Solano, personalidades de la vida pública y artistas colombianos, que presenciaron una de las balaceras más impactantes de los últimos años.
El conflicto inició porque, al parecer, uno de los invitados del cumpleañero intentó propasarse con una mujer que había ido con los Vega Daza, por lo que Roy Ricardo Galea, escolta de la familia lo agredió, eso habría molestado a Ospina Illera, quien sacó su arma y asesinó al hombre.
En ese momento inició un intercambio de disparos entre los criminales y algunas hipótesis indican que el escolta antes de morir acabó con la vida de Jonathan Ospino, mientras que otras acusan a Rafael Vega y hasta a su hijo Roberto Carlos Vega Daza de cometer el homicidio del homenajeado.
Lo cierto es que la familia tuvo que dejar atrás el cadáver de su guardaespaldas y salir huyendo del lugar en su camioneta blindada, que terminó con más de 40 tiros, en medio de la balacera que se extendió por más de 45 minutos, según los que presenciaron los hechos.
Esa fue la sentencia de muerte de los Vega Daza, pues Jonathan José Ospino Illera era como un hijo para su tío la Negra Dominga, que juró vengarse y exterminar a los asesinos de su familia, algo que cumpliría un par de meses después.
En redes sociales se difundieron mensajes amenazantes contra los Vega, acompañados de fotos de arsenales de armas que usarían para exterminarlos. Uno de los mensajes decía: “Se acaba de dar la orden de que revuelquen Barranquilla buscando a los de La Guajira (Los Vega Daza). Están encaletados. La Sijín bloqueó las salidas y no pudieron salir de Barranquilla”.
Así se gestó la masacre de los Vega Daza
La Negra Dominga hizo uso de sus contactos y, según dió a conocer el periodista de la región Jacobo Solano, ofreció $1.500 millones por la muerte de los Vega Daza, además habría acudido con sus jefes para pedirles ayuda en su venganza y habría sido allí donde entró en la escena el grupo criminal Los Costeños, comandado por Jorge Eliécer Díaz Collazos, alias Castor, que fue capturado en Venezuela y posteriormente extraditado a Colombia.
Antes de que lo trasladaran a territorio colombiano, Castor habría conocido en la cárcel a Walid Makled García, quien lo habría convencido de trabajar para él en el tráfico de drogas por la costa norte colombiana.
En diálogo con el medio regional Al Día, Ronna Rísquez periodista e investigadora venezolana sobre los grupos criminales de su país, dijo: “No me sorprendería que él (Makled) siguiera traficando drogas. Cualquiera no está en esa prisión, no hay presos comunes, ni siquiera siendo extranjero, o sea, solamente hay presos poderosos, entonces a este alias Castor alguien debió pedirlo para que estuviese allí”.
Habría sido así como la Negra Dominga contactó a Los Costeños de alias Castor para que masacraran a los Vega Daza el 29 de junio de 2023 en su casa ubicada en una exclusiva zona de Barranquilla.
El crimen se perpetró ocho meses después del tiroteo en la fiesta de cumpleaños y fue ejecutado por un comando de mercenarios profesionales, que entraron con granadas y fusiles de asalto al conjunto donde vivían sus víctimas después de hacerles un mes de inteligencia con drones e infiltrados.
Pese a concretar el crimen, los criminales no contaban con que solo morirían Ronald Iván Vega Daza, Ray Vega Daza, Rafael Vega Cuello y sobreviviría Roberto Carlos Vega Daza, que se recuperó y buscó venganza, así que se alió con Digno Palomino, líder de Los Pepes y enemigo de alias Castor.
El sobreviviente mandó a asesinar al padre de Castor y huyó a España para buscar otros socios del narcotráfico con el fin de reedificar el imperio criminal de su familia, pero un negocio que salió mal con narcos marroquíes desembocó en el asesinato de Beto Vega junto a un primo y otro socio colombiano el 27 de febrero, hecho que fue motivo de celebración en Barranquilla donde hubo fuegos pirotécnicos, fiestas en algunos sectores y grafitis con la frase: “Game over los Vega”, fin del juego para los Vega.