La reconocida actriz porno Esperanza Gómez hace poco fue noticia al revelar su estrategia para conquistar a un hombre en un gimnasio y lograr pasar una noche íntima con él. Ahora, relató a sus seguidores un particular momento que vivió con un actor, cuyo nombre no mencionó, que le hizo una confesión sobre su cuerpo.
“Llega y se me acerca y me cuenta como en secreto: ‘Esperanza, te quiero contar algo. Me hice el tratamiento de engrosamiento de “nepe”’. Y yo como wow, la verdad me pareció muy curioso, me sorprendió”, detalló la estrella del cine para adultos.
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Aseguró que se siente completamente “natural”, como si no se hubiera hecho ninguna intervención y que, además, se ve “increíble”. Entonces, lanzó un cuestionamiento: si las mujeres que no se sienten cómodas con su cuerpo se someten a cirugías estéticas, ¿por qué los hombres “no pueden”?
De hecho, las cirugías plásticas para agrandar el pene no son tan poco comunes. De acuerdo con un estudio de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica, para 2014 ya se habían llevado a cabo más de 15.000 operaciones de agrandamiento de pene en todo el mundo, y Colombia se ubicó entre los diez primeros países que más registraron estas intervenciones quirúrgicas.
Y es que, generalmente, se escucha decir que el tamaño del pene “importa” en las relaciones sexuales, y, en ese sentido, los hombres que no consideran estar cumpliendo con los estándares sociales, recurren a este tipo de intervenciones quirúrgicas en busca de mejorar su desempeño en la cama o simplemente sentirse mejor con su cuerpo.
Según explicó a La FM el cirujano plástico Luis Devoz, integrante de la American Society of Plastic Surgeons y de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, en Colombia, los hombres pueden acceder a este tipo de cirugía plástica a partir de los 18 años. Sin embargo, tanto el engrosamiento como el alargamiento de pene están excluidos de la financiación con recursos públicos, es decir, las EPS no responden económicamente por las intervenciones, al tratarse de cirugías con fines estéticos.
“No se encuentra relacionado con la recuperación o mantenimiento de la capacidad funcional, y, por el contrario, se relaciona a fines cosméticos o suntuarios, lo cual corresponde a la intención a embellecer, aumentar la atracción, alterar la apariencia física o cualquier otra característica, que pretende alcanzar un fin innecesario o prescindible en el ámbito de la salud”, se lee en un documento del Ministerio de Salud, orientado a determinar exclusiones de servicios financiados con recursos públicos.
Así las cosas, de acuerdo con el experto consultado por La FM, el alargamiento y engrosamiento del pene se logran por medio de una intervención quirúrgica del ligamento suspensorio en la base y el dorso del miembro. “Este ligamento se corta haciendo que el pene salga aún más de la región del pubis”, detalló el cirujano plástico, citado en Medicina y Salud Pública.
No obstante, cabe resaltar que las cirugías para cambiar el tamaño del pene también se han visto influenciadas por la manera en que se muestran los genitales de los hombres en el cine para adultos. Según Devoz, lo que se ve no siempre es real, pero incentiva a otros a alcanzar esos estándares.
“Pensamos que el tamaño del pene debe ser muy grande; por lo general un buen tamaño va entre los 12 a 14 centímetros, que es el promedio en los países latinoamericanos”, aseguró en conversación con La FM.
Las mujeres, por otro lado, también se someten a cirugías de todo tipo para hacerse sus “retoquitos”, en palabras de Esperanza Gómez, como el aumento de los senos, de los glúteos, de las caderas, y hasta de las piernas. También hay operaciones estéticas destinadas a mejorar la apariencia de la zona genital de las mujeres.