El número de libros leídos por adultos en Colombia experimentó un crecimiento, al llegar a un promedio de 3.5 libros por año en 2023, frente a los 2.7 libros del 2017.
Este dato refleja una tendencia al alza en los hábitos de lectura en el país, según revela el estudio Hábitos de lectura, asistencia a bibliotecas y compras de libros 2023, realizado por la Cámara Colombiana del Libro e Invamer, que encuestó a 1.536 personas en diferentes regiones.
El incremento en la inclinación hacia la lectura se observa aún más entre la población que mantiene un hábito de lectura constante, registrando un promedio de 6.91 libros leídos al año. La Cámara Colombiana del Libro ha identificado este fenómeno como un efecto positivo de las políticas implementadas para promover la lectura, junto con una recuperación de esta práctica tras el período de confinamiento. Un 45% de los participantes en la encuesta afirmó haber incrementado su ritmo de lectura desde la pandemia.
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“Esto es una buena noticia. Ha aumentado la lectura y el número de libros que leen tanto los colombianos, en general, como los colombianos lectores. También se puede ver que la pandemia aumentó la lectura, porque un 45% de los encuestados dijo que leía más desde la pandemia”, mencionó el presidente ejecutivo de la Cámara Colombiana del Libro, Emiro Aristizábal.
Respecto a los formatos de lectura preferidos por los colombianos, se destaca que un 75%, de la totalidad encuestada, no distingue entre formato impreso, digital o audiolibro. Sin embargo, la mayoría, representada por un 55%, todavía favorece la versión impresa. Entre los motivos por los cuales algunas personas eligen no leer, se encuentra:
- La falta de tiempo como la razón principal, con un 45%.
- Desinterés general en la actividad, con un 26%.
- La elección de otras formas de entretenimiento, con un 26%.
“Hay que resaltar que solo un 10% de las personas dijeron que no leían porque los libros son muy caros, eso muestra que es un mito”, dijo Aristizabal.
La adquisición de libros se lleva a cabo, en gran medida, en librerías, aunque una cantidad significativa también recurre a la compra en lugares no convencionales, como ferias del libro y ventas callejeras. Por otro lado, el estudio señala la baja tasa de asistencia a bibliotecas, con apenas un 21% de los consultados visitando estas instituciones regularmente.
El estudio también pone de relieve la importancia de fomentar la lectura desde la infancia, indicando que la mayoría de los menores de 17 años se involucran en esta práctica, principalmente impulsados por el estímulo de educadores y el apoyo de padres o tutores.
Este crecimiento en el consumo de lectura en Colombia apunta hacia un cambio cultural positivo, reflejando un mayor interés por el conocimiento y el ocio a través de los libros, lo cual representa una noticia alentadora tanto para el sector editorial como para la sociedad colombiana en su conjunto.
Además, la encuesta reveló que el 63% de los niños menores de 6 años disfrutan de la lectura a través de historias contadas por sus familiares. En contraste, el análisis indica que el 55% de los jóvenes entre 7 y 17 años se inclinan por la lectura de libros por iniciativa propia, sin considerarlo una obligación. Este estudio también destacó la influencia positiva de los profesores en el hábito lector y el frecuente uso de bibliotecas escolares por parte de los estudiantes al menos una vez por semana.
El fomento de la lectura desde temprana edad se resalta como un pilar fundamental en el desarrollo cognitivo y emocional de los infantes y adolescentes. La implicación de los padres y tutores en este proceso contribuye significativamente a instaurar el hábito lector, según se extrajo de los resultados de la encuesta.
Los datos recopilados subrayan la relevancia de la biblioteca escolar como un recurso valioso y accesible para los estudiantes. La regularidad con la que niños y jóvenes visitan estas instalaciones refleja su entusiasmo y la efectividad de estas como espacios de aprendizaje y descubrimiento. La encuesta profundiza en la percepción sobre la lectura, no solo como una herramienta académica, sino también como una fuente de placer y enriquecimiento personal.