La cara oculta de La Picota, la cárcel más grande y temida de Colombia

La prisión en la que estará recluido Salvatore Mancuso mientras se resuelve su situación jurídica tiene diez patios, uno de ellos es exclusivo para quienes quieren dejar las drogas

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Esta es la prisión más grande de Colombia - crédito Inpec
Esta es la prisión más grande de Colombia - crédito Inpec

Desde el 27 de febrero, el ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso se encuentra recluido en el Complejo Carcelario y Penitenciario Metropolitano de Bogotá, más conocido como La Picota, la prisión más grande del país y que ha albergado a diferentes tipos de criminales.

La cárcel, que fue construida en los predios de la hacienda La Picota, está dividida en dos secciones, sumado a esto, los presos están separados en diez patios y su capacidad es para 2.907 presos; sin embargo, en los últimos años el nivel de hacinamiento no ha bajado del 50%.

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En una visita inédita al interior de uno de los patios de esta cárcel, el youtuber colombiano Juan Díaz, más conocido como Planeta Juan, mostró aspectos desconocidos que se registran en esta prisión, resaltando los privilegios que pueden recibir aquellos que muestran una intención de cambiar.

En primer lugar, Díaz remarcó que la primera percepción que tuvo al ingresar a La Picota es preguntarse cómo será vivir en un sitio en el que, a excepción de algunos espacios pequeños, no ingresa la luz del sol en ningún momento.

Al creador de contenido le sorprendió la altura de la prisión, en la cual solo se observan algunos espacios en los que entra la luz del sol - crédito @PlanetaJuan/YouTube
Al creador de contenido le sorprendió la altura de la prisión, en la cual solo se observan algunos espacios en los que entra la luz del sol - crédito @PlanetaJuan/YouTube

El creador de contenido remarcó que al momento de solicitar el permiso para ingresar a La Picota le informaron que sería imposible estar en los pabellones de máxima seguridad, debido a que por el nivel de hacinamiento sería difícil garantizarle que podría grabar sin problemas.

Los guardias le mostraron a Díaz un espacio nuevo de la cárcel, se trata de habitaciones en las que los presos tienen las audiencias, lo que terminó con los traslados para este tipo de procedimientos que se hacían en el pasado.

Antes de ingresar al pabellón, le presentaron la guardia interna de cada uno de estos espacios, en donde se registra la entrada y salida de cada preso, resaltando que este es exclusivo para aquellos que solicitan ser parte de la “Comunidad Terapéutica”, que son aquellos que quieren dejar de consumir drogas y deciden de manera voluntaria ser parte de los programas de rehabilitación.

Además de los programas de estudio y otros espacios que pueden ser ocupados por todos los presos, en este pabellón se cuenta con beneficios como la posibilidad de estar en una celda sin compañía, actividades que los mantienen ocupados y lejos de lo que es un secreto a voces, el consumo de drogas dentro de la cárcel.

Juan Díaz resaltó que aunque en Colombia hay más de 100 prisiones, solo en 20 de ellas existe el programa de “Comunidad Terapéutica”.

Este pabellón es utilizado solo por los miembros del programa de rehabilitación - crédito @PlanetaJuan/YouTube
Este pabellón es utilizado solo por los miembros del programa de rehabilitación - crédito @PlanetaJuan/YouTube

Pero este no es el único programa que otorga beneficios a los presos, ya que Díaz también estuvo con quienes hacen parte de “El Asadero”, que son los reclusos que gracias a su buena conducta y su habilidad en la cocina, se les permite preparar la comida de las visitas.

A cambio de ayudar con estas tareas, los presos no solo “roban cárcel” que es como determinan a toda actividad que los aleja de la sensación de estar privados de la libertad, sino que también reciben descuentos en sus condenas; sumado a esto, algunos de ellos reciben permisos de hasta 72 horas en libertad de manera mensual.

“El Asadero es un lugar productivo en el que trabajamos 19 internos… Nos sirve a nosotros como internos para la redención, el objetivo principal es redimir pena”, afirmó uno de los reclusos que hace parte de este programa.

Otro lugar similar es “La Panadería”, en donde algunos reclusos aprenden a hacer pan, este programa Juan Díaz encontró el caso de un ciudadano chino que cumple su condena en La Picota.

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