El presidente Gustavo Petro generó un amplio debate en el ámbito político y mediático tras anunciar, a través de una publicación en redes sociales, la destitución del secretario general de la Cancillería, José Antonio Salazar.
La decisión, comunicada el lunes 26 de febrero de 2024, venía cargada de críticas hacia Salazar, a quien calificó de “traicionero”, después de asignar el contrato de elaboración de pasaportes a la empresa suiza Thomas Greg & Sons.
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La polémica no solo giró en torno a la abrupta salida de Salazar, quien presentó un recurso para retener su puesto y defendió la legalidad de sus acciones en declaraciones a la prensa, sino también en las numerosas faltas de ortografía presentes en el mensaje del mandatario.
La repercusión de este suceso trascendió el aspecto político, captando la atención de figuras del periodismo como Jorge Alfredo Vargas y Felipe Zuleta. Ambos expresaron su asombro y preocupación por el nivel de errores ortográficos encontrados en la comunicación oficial de Petro.
Este incidente avivó el debate sobre la importancia de la comunicación clara y correcta en las altas esferas del poder, resaltando cómo un descuido en este aspecto puede derivar en distracción de temas de mayor relevancia y en críticas que trascienden el ámbito político.
La controversia también sirvió para reafirmar la necesidad de mantener un alto estándar en la comunicación institucional, especialmente en declaraciones que tienen el potencial de influir y ser vista por una audiencia masiva. La discusión se extiende más allá de un simple error ortográfico, cuestionando la imagen y la presentación de los dirigentes ante sus ciudadanos y el mundo.
A pesar de que la destitución de Salazar sigue siendo el punto central, las fallas lingüísticas tomaron un papel protagonista en la conversación pública, generando llamados a la reflexión sobre la importancia de la corrección y el cuidado en cada mensaje emitido desde el poder ejecutivo.
El presidente Gustavo Petro ha sido motivo de crítica tras detectarse múltiples errores ortográficos en sus publicaciones online. Figuras destacadas como Felipe Zuleta, panelista de Blu Radio, y Jorge Alfredo Vargas, conductor de espacios radiales, han expresado su descontento y solicitan mayor atención a las comunicaciones del mandatario.
Felipe Zuleta resaltó la presencia de hasta siete fallos en una sola publicación de Petro, calificando los errores como “garrafales” y enfatizando la necesidad de que el presidente mejore su escritura en las redes sociales.
Así mismo, Jorge Alfredo Vargas pidió asistencia para Petro, sugiriendo la inclusión de un asesor que revise las publicaciones antes de ser compartidas. Este debate surge en un contexto donde las habilidades comunicativas en las plataformas digitales se consideran fundamentales para los líderes políticos.
Pese a estas críticas, el presidente Petro ha insinuado anteriormente que no es él quien redacta sus mensajes en la red, aunque Zuleta contradijo esta afirmación señalando que Petro prefiere mantener el control personal sobre sus comunicados en redes sociales. Esta controversia pone de manifiesto la importancia de la precisión lingüística en la comunicación oficial y las expectativas puestas en las figuras públicas respecto a su habilidad para manejarlas adecuadamente.
Otros errores ortográficos del presidente Gustavo Petro
El Presidente de Colombia, líder del Pacto Histórico, ha vuelto a estar bajo el foco de atención debido a errores de ortografía en sus publicaciones en redes sociales.
Uno de estos sucesos ocurrió el 14 de diciembre de 2023, cuando celebraba una decisión judicial que protege la reserva Thomas Van der Hammen, cometiendo fallos en la escritura de palabras clave como «Gobierno», escrita con minúscula, y «nacional», mal redactada como «navional». Además, en otro tuit dirigido a la comunidad de La Guajira en octubre, se evidenciaron más errores en palabras como «llubias», escrita incorrectamente con «b», y en la omisión de letras en otras palabras.
Estos errores no han pasado desapercibidos para el público y los medios de comunicación. La celebración del fallo que impide urbanizar un área tan crítica como la reserva Thomas Van der Hammen se ha visto opacada por estas faltas de ortografía. En el caso del mensaje dirigido a la comunidad de La Guajira, el presidente intentaba concienciar sobre la importancia de recoger agua de lluvia anticipando periodos de sequía, pero los errores lingüísticos distraen de la relevancia del mensaje ambiental.
Estas incidencias han generado discusión en plataformas y entre analistas políticos, quienes cuestionan si estos lapsus lingüísticos pueden afectar la percepción pública del mandatario y su administración. A pesar de estos tropiezos, son claros los esfuerzos del Gobierno Colombiano para abordar temas de relevancia nacional como la protección del medio ambiente y la preparación ante desastres naturales. El equilibro entre el mensaje y la forma de comunicarlo sigue siendo un desafío para figuras públicas en la era digital.