Este miércoles 28 de febrero marca el inicio de la demolición del controvertido edificio Aquarela en Cartagena, un proceso dirigido por Juan David Correa, Ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia, y gestionado por Edurbe, empresa vinculada al Distrito de Cartagena.
La demolición estará a cargo de Atila, una reconocida empresa con sede en Cali especializada en la destrucción de estructuras complejas, incluyendo las implosiones de las torres Space y Continental Towers en Medellín.
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El desmonte del Aquarela, que se encuentra próximo al histórico Castillo San Felipe, tiene un costo estimado de 11.897 millones de pesos colombianos y se prevé que tome seis meses. La decisión de proceder con una demolición piso por piso, en lugar de una implosión, se tomó para minimizar los riesgos a los edificios cercanos y al patrimonio cultural de la zona.
Orozco, quien había prestado servicio militar durante siete meses y 12 días, abandonara su puesto de centinela, irrumpiendo sorpresivamente en el casino de oficiales donde realizó disparos mortales contra el capitán Herrera Mazo antes de dirigirse a la guardia donde acabó con la vida del sargento Rojas Otavo utilizando su arma de fuego.
“Contratamos a Atila porque son una empresa que lleva 30 años en el mercado de las demoliciones y no han tenido algún problema en alguna de sus intervenciones, como por ejemplo Space, Continental Towers o los edificios Mónaco y Bernavento en Medellín. Es una firma que brinda confiabilidad, garantías y confianza por su idoneidad, capacidad y experiencia reconocida, y las herramientas eléctricas, tecnológicas e ingenieriles que utilizan, siempre propiciando la seguridad de los trabajadores, del entorno y de los vecinos de cada propiedad”, sostuvo Fanny Guerrero, gerente de Edurbe.
Atila llevará a cabo el desmonte utilizando métodos como: el corte con hilo diamantado, técnicas manuales y herramientas livianas para asegurar la integridad estructural de las áreas circundantes.
Fanny Guerrero, gerente de Edurbe, destacó la elección de Atila por su amplia experiencia de 30 años en el mercado de demoliciones, su capacidad para manejar proyectos de alto riesgo sin incidentes y su compromiso con la seguridad de los trabajadores y la protección del entorno, para medios como El Tiempo y El Universal.
“Estamos satisfechos por hacer un proceso de selección en el que encontramos la empresa con mayor idoneidad del mercado en este tipo de demoliciones, con relación a defender nuestro patrimonio cultural e histórico, y preservar la seguridad del Castillo San Felipe y de las viviendas aledañas a Aquarela. Esta compañía no ha tenido reclamos de las empresas aseguradoras y cuenta con el respaldo gubernamental en sus proyectos”, explicó Guerrero.
La operación busca no solo desmantelar el edificio, sino también gestionar los escombros eficazmente para mitigar el impacto ambiental. Además, se ha establecido un diálogo con los vecinos de barrios cercanos como Paseo Bolívar y Torices para informarles sobre las medidas de seguridad y protección del entorno.
“El método elegido de desmonte piso a piso garantizará que no se afecten los servicios públicos ni se romperán vidrios ni habrá sismicidad. Además, disponer el mejor mecanismo de gestión de los escombros. Ya Atila tiene toda la información, planos y cálculos que se tienen, y se espera que el 28 de febrero, tras la Inspección de Policía, asegurar el lugar, hagan todas las evaluaciones estructurales y de riesgo del edificio”, finalizó Fanny Guerrero.
La demolición del edificio Aquarela culmina una controversia que destacó la vulneración de derechos colectivos y el peligro hacia el patrimonio histórico de Cartagena. La estructura fue declarada en conflicto con la conservación del Castillo San Felipe y el estatus de Cartagena como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad. La elección de Atila refleja un enfoque consciente sobre la preservación cultural y la seguridad pública.