La conexión entre Colombia y Venezuela va más allá de la proximidad geográfica y los lazos culturales. Durante décadas, ambos países han sido testigos de un constante flujo migratorio que ha moldeado su historia compartida.
En un relato íntimo compartido en redes sociales, Juan Diego Peña Canal, economista y exfuncionario público de Cúcuta, revela su experiencia al regresar a Venezuela después de más de una década. Su relato refleja una realidad marcada por el paso del tiempo y los profundos cambios que han ocurrido en el país vecino.
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“Hace 10 años que no pisaba Venezuela”, comienza Peña Canal. Su última visita estuvo marcada por un encuentro desafortunado con la Guardia Nacional Bolivariana: “Me extorsionó en Maiquetía, al frente de funcionarios de Lufthansa (una aerolínea europea). Preferí no volver a pisar ese país”.
Desde entonces, se había mantenido alejado.”No había tenido ninguna intención de ir. Hasta la cédula venezolana se me venció. El chavismo destrozó hace años el país y el negocio agropecuario familiar”, relata el colombiano.
Sin embargo, motivado por relatos de familiares y amigos, decidió cruzar la frontera hacia San Cristóbal, a solo una hora de Cúcuta. La vía de San Antonio a San Cristóbal, dice Peña, es la misma de hace décadas. “Está en condiciones aceptables. Se ve que en los últimos meses la han venido arreglando”, agrega.
Peña cuenta que sus allegados coincidieron en algo que le llamó la atención: “Los guardias tienen prohibido molestar a los carros colombianos. Es orden de Bernal. Necesitan que vengan familias colombianas a consumir”.
Freddy Bernal, oriundo de San Cristóbal, capital del estado Táchira, es reconocido como uno de los más fervientes partidarios del régimen de Maduro. Su papel de “protector” del estado es algo así como una entidad paralela a los gobiernos regionales, creada por Chávez para “neutralizar” la influencia de los opositores en dichos cargos.
Esta fue la descripción de la capital de Táchira después de diez años sin visitarla
“Hace 20 años, San Cristóbal era una ciudad admirada desde Cúcuta (...) un lugar pujante con una tasa bajísima de pobreza, centro financiero y metalmecánico donde estaban industrias como Pasteurizadora Táchira. Allá llegó el primer McDonald’s de la frontera”, relata Peña Canal.
Sin embargo, lo que encontró contrasta con sus recuerdos: “Da mucha tristeza llegar a una ciudad que parece olvidada”.
Aunque percibe un esfuerzo por parte de las autoridades venezolanas por reactivar el comercio binacional, la realidad la califica como desoladora. Tiendas cerradas, escasez de servicios básicos y una sensación general de abandono caracterizan el paisaje.
El recorrido hacia San Cristóbal, una ciudad que alguna vez fue un centro vibrante y próspero, ahora revela signos de decadencia. Concesionarios vacíos, calles deterioradas, estaciones de gasolina cerradas y una atmósfera de nostalgia por tiempos pasados.
“En los 90, Colombia era casi un estado fallido. Las tasas de homicidios eran el triple de ahorita (...) No se podía viajar por carretera. Venezuela era todo lo contrario. Un paraíso comparado con Colombia”, cuenta Peña.
Enseguida, muestra algunas imágenes que representan ese intento por revitalizar el comercio; por ejemplo, el barrio Obrero o la plaza de Los Mangos cuenta con lo que parecen nuevos restaurantes que hacen atractiva la zona para los turistas y visitantes.
“A pesar de los esfuerzos por revitalizar ciertas zonas, la Venezuela que conocíamos ya no existe”, lamenta Peña Canal. Aunque algunos lugares intentan reinventarse, la realidad económica y social del país sigue siendo difícil.
Lo anterior se hizo evidente con las imágenes del centro comercial Sambil que, dice el colombiano, “hace 15 años era maravilloso”. Hoy, a pesar de su completo parque para niños, “se fue la luz y el agua varias veces mientras estábamos allá. Eso es lo normal”.
El funcionario comenta que el bolívar como moneda pareciera haber desaparecido pues todos los precios están en dólares o pesos colombianos. Según cuenta, la mayoría de productos son mucho más costosos que en Cúcuta. “Los cucuteños perdimos Venezuela. Ojalá no perdamos Colombia”, reflexiona Peña Canal al concluir su relato.