En septiembre de 2022, las autoridades tuvieron que alertar a la comunidad que reside en las inmediaciones del parque Jaime Duque, donde tienen atracciones con animales salvajes, luego de que uno de los ejemplares de osos andinos, más conocidos como osos de anteojos, escapara del lugar.
Por fortuna, en esa ocasión, el hecho no concluyó en una tragedia, ya que el mamífero que llamaron como Tamá fue ubicado por las autoridades ambientales y lo retornaron a la reserva Wakatá, que se ubica en el interior del mencionado espacio de esparcimiento que se ubica en el municipio de Tocancipá, al norte de Bogotá.
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Pues resulta que esta historia tendría un final feliz, ya que el animal salvaje tendría intactas sus habilidades para vivir en su ambiente natural, por lo que estaría próximo a recobrar su libertad, destacaron en el informativo de la televisión bogotana Citynoticias.
Tamá, que aprovechó un hueco para huir del Jaime Duque, habría demostrado en ese escape que pese a sus ocho años de edad y su peso de 174 kilogramos tiene capacidad para adaptarse a la vida silvestre como evidencia su comportamiento en el santuario de osos en el que se encuentra en Guasca (Cundinamarca), a donde fue trasladado tras el incidente, y en donde comparte con otros cuatro más de su especie en 7.500 metros cuadrados.
En el informe del noticiero capitalino indicaron que el animal es tímido y sigue siendo escurridizo, por lo que mantiene oculto en la reserva en que se encuentra, por lo que en ese lugar lo están preparando para que recupere su libertad, pero la decisión final está en manos de la Corporación Autónoma Regional (CAR) de Cundinamarca y de las personas que habitan en las inmediaciones de la reserva de Chingaza, donde tendría su nuevo hogar en el páramo homónimo donde habitan otros 130 osos de anteojos.
El escape
Tamá demostró el pasado 15 de septiembre de 2022 que lo que resta de su vida, cuya expectativa en esta especie es de 35 años, debe estar en su ambiente natural y no en reservas o en bioparques.
En esa ocasión el animal permaneció por los alrededores del Jaime Duque por dos semanas y fue avistado gracias a las cámaras que instalaron los funcionarios del parque en zonas donde posiblemente buscaría sus fuentes de alimento.
“La reserva que se ubica alrededor del parque es pequeña y gracias a los alimentos que hemos ubicado allí es que el oso se ha mantenido en esa zona. Sin embargo, allí la vegetación está conformada por bosques de eucalipto que no brindan la oferta de alimento que requiere el oso, es por eso que además hemos estado complementando con agua para que se mantenga allí y no se desplace hacia otra zona”, dijo en su momento Leonardo Martínez, biólogo de la CAR.
Afortunadamente, el animal fue ubicado y lo llevaron nuevamente al lugar en el que se encontraba, luego de que estuviera en una cuarentena, previo a su escape.
“Tras 14 días de la salida del oso andino Tamá de la Reserva Natural Bioparque Wakatá, la Fundación Parque Jaime Duque informa a toda la comunidad, que el oso ya se encuentra nuevamente sano y salvo en el Bioparque”, comunicó Parques Nacionales Naturales de Colombia en su entonces cuenta oficial de Twitter.
Sin embargo, se pensó en ese momento que el animal no era apto para la vida silvestre porque fue separado de su madre cuando era un osezno, por lo que no habría desarrollado las capacidades que requería para estar en su entorno natural.
El animal había sido rescatado por la Corporación autónoma regional de la Frontera Nororiental (Corponor) en Norte de Santander porque no había desarrollado esas habilidades.