La inflación, las tasas de interés y el salario mínimo son temas que tienen en jaque a la economía colombiana. A estos se refirió el gerente general del Banco de la República, Leonardo Villar, durante su intervención en el Seminario ANIF - Fedesarrollo, del 22 de febrero.
En este respondió a las críticas que se le hacen a la Junta Directiva del Emisor por no bajar con más velocidad el tipo de intervención, que en la actualidad es de 12,75% y, aunque, tuvo una disminución de 50 puntos básicos entre diciembre de 2023 y enero de 2024, aún sigue siendo alta.
Ahora puede seguirnos en WhatsApp Channel.
Dicho indicador ha golpeado el bolsillo de los colombianos, sobre todo, en la adquisición de créditos, ya que los bancos siguen cobrando muy caros los intereses. También se vio golpeada la inversión en los últimos meses, lo que se reflejó en el crecimiento económico de Colombia en 2023 que, según el Dane, resultó de 0,6%.
Tres argumentos para tener la tasa de interés alta
Frente a este panorama, Villar aseguró que con la reducción observada en la inflación desde abril de 2023, la pregunta que muchos observadores se hacen es por qué tanta cautela de la Junta Directiva del Banco de la República para bajar la tasa de interés de política. Al respecto, dio tres argumentos
El primer argumento tiene que ver con que, a pesar de la tendencia descendente de la inflación (8,35% interanual en enero de 2024), esta continúa fuertemente por encima de la meta (3%).
“Otros países de la región que han bajado sus tasas de interés en el período reciente, tales como Brasil, Chile, Perú, Uruguay o Costa Rica, tienen niveles de inflación inferiores al 5% y en algunos de ellos se ubica ya dentro del rango meta. Esta es una situación muy diferente a la de Colombia, donde, pese a la reducción reciente, la inflación se encuentra más de cinco puntos porcentuales por encima de la meta”, indicó.
Recordó que Colombia se destaca en la actualidad como el segundo país con la inflación más alta de la Ocde, después de Turquía, y el tercero en América Latina, después de Argentina y Venezuela.
Credibilidad del banco
El segundo argumento a favor de la cautela tiene que ver con las expectativas de inflación y la credibilidad en la meta del Banco.
En este punto, explicó que si bien las expectativas han ido ajustándose a la baja, no todas ellas son consistentes con el logro de la meta en el horizonte de 12 a 18 meses anunciado por la Junta Directiva del banco central en noviembre de 2023.
“Las expectativas de inflación implícitas en los precios de mercado de la deuda pública se han ajustado significativamente a la baja en los últimos meses, pero siguen ubicándose por encima de la meta establecida por el banco. Incluso, cuando el llamado Break Even Inflation (BEI) se ajusta por primas de liquidez y de riesgo inflacionario, las expectativas implícitas se ubican por encima de 5% tanto a plazos de un año como de dos años (5,7% y 5,2% respectivamente)”, indicó.
Citó que las encuestas a analistas muestran expectativas mejor ancladas a la meta de inflación. Anotó que, de acuerdo con la encuesta mensual que hizo el Banco de la República en febrero, la mediana de expectativas de inflación a un año se ubicó en 5,4% y a dos años en 3.8%, dentro del rango admisible de, más o menos, un punto porcentual alrededor de la meta de 3%.
Aun así, agregó Leonardo Villar, 2024 será probablemente el cuarto año en que la inflación estará por encima del rango consistente con la meta establecida por la junta del banco, algo que por razones obvias reduce de manera importante la credibilidad en esa meta del público en general y de los diferentes agentes que fijan precios y salarios en la economía colombiana.
“Ello hace más difícil y costoso reducir la inflación y tiene efectos negativos sobre las posibilidades de un crecimiento económico sostenible y sobre la generación de empleo”, agregó el gerente general del Emisor.
Salario mínimo
Ejemplo de lo anterior, puntualizó Leonardo Villar, es la baja credibilidad de la meta de inflación que se reflejó en las negociaciones sobre el salario mínimo ($1.300.000 para 2024) que tuvieron lugar en los tres últimos años. Sobre esto, enfatizó en que los ajustes se hicieron con referencia exclusiva a la inflación observada en el pasado y no en la meta o en la senda descendente esperada.
“El aumento en los salarios reales que esto implica en un contexto de inflación a la baja (del orden de 6% anual en 2023 y probablemente del mismo orden de magnitud en 2024) es muy superior al aumento de la productividad y del ingreso real per cápita de los colombianos y, por ello mismo, se convierte en una presión alcista sobre la inflación y en fuente de dificultades para el crecimiento del empleo formal”, remarcó.
El tercer argumento para la cautela se relaciona con la incertidumbre. Dijo que, sin perjuicio de que la junta considerará las distintas sendas posibles de tasas de interés en cada una de sus próximas decisiones, mantener la cautela será fundamental.
Aclaró que esto será para evitar situaciones en las que aumenten las probabilidades de tener que frenar o incluso a revertir más adelante el proceso de relajamiento de la política monetaria ante el eventual desarrollo de situaciones inesperadas, como las que pudieran surgir ante cambios en las condiciones financieras internacionales o afectaciones climáticas más drásticas de lo previsto.