La mañana del miércoles 21 de febrero de 2024 se reportó un nuevo hecho de violencia en el norte de la capital de Colombia, el cual la policía confirmó que se trató de un atentado en contra del empresario Roberto Franco Charry, hermano de Óscar Franco, exdirector de la Dian.
La noticia se conoció gracias a los reportes que hicieron a través de las redes sociales varios ciudadanos que presenciaron la escena. El parque de la 93 en Bogotá fue el lugar en donde ocurrió el cruce de disparos entre los sicarios y el escolta de la víctima, quien había sido asesinada minutos antes al interior de un edificio cuando se bajó del carro en la misma zona.
Los videos de las cámaras de seguridad del edificio en cuestión dejaron en evidencia el momento justo cuando el empresario descendió de su carro hablando por teléfono y, en menos de diez segundos, entró al parqueadero un hombre vestido de guarda de seguridad que le propinó cuatro impactos de bala, el cual salió corriendo por el mismo espacio por el que ingresó, mientras el escolta de Hernán Roberto Franco le apuntaba con su arma de fuego.
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Asimismo, otra grabación, pero desde otro ángulo, evidencia lo que hizo la víctima en su último momento de vida: duró algunos segundos de pie y consciente a pesar de los disparos que había recibido, le dio una mirada a su celular y finalmente se desplomó en el piso en donde falleció minutos después.
Al parecer, el empresario ya había sido interceptado por los delincuentes, pero los hechos continúan siendo materia de investigación para esclarecer lo que ocurrió y quién es el autor principal del asesinato, según confirmaron las autoridades.
Mientras tanto, el Canal 1 reveló los resultados del análisis que hizo un experto en seguridad privada de la Superintendencia de Seguridad y Vigilancia, el cual revisó todos los detalles de los videos publicados sobre el atentado a Roberto Franco Charry.
De acuerdo con la consulta que hizo el medio, el experto indicó que, desde su perspectiva como profesional, hubo varios errores cometidos tanto por el auditor como por el escolta que lo acompañaba para brindarle seguridad en ese momento.
Héctor Mauricio Amaya, jefe de escoltas y con más de 15 años de experiencia en esquemas de protección, dio a entender que, de no haberse cometido esas equivocaciones, probablemente se hubiese podido evitar la tragedia.
Cuáles fueron los errores cometidos por la víctima mortal y su escolta en el asesinato del parque de la 93
En primera medida, tanto el ejecutivo como su acompañante de seguridad deben hacer acuerdos mutuos de los lugares a donde se van a dirigir, lo que implica que habría acompañamiento en los embarques y desembarques de la persona protegida, en cualquier momento y lugar.
En segundo lugar, si Franco Charry era un auditor de empresas multimillonarias y privadas, y su hermano es el exdirector de la Dian, Óscar Charry, el esquema de seguridad tenía que ser más grande y fortalecido.
Como tercer error, incluso uno muy mencionado por los internautas en las redes sociales, faltó reacción inmediata por parte del escolta, pero al tratarse de un escolta conductor, “su principal labor es desempeñar una función de defensa en pro de su ejecutivo, en este caso de Hernán Franco Charry”, según información recogida por el canal en mención.
Pero, los videos muestran al guardaespaldas haciendo todo lo contrario, pues su reacción fue ir detrás del atacante y no hacia su protegido, que realmente sería su prioridad y más si se trata del estado de vida como en el que se encontraba el empresario.
En cuarto lugar, Mauricio Amaya explicó que el auditor también tuvo cierta culpa en lo que pasó, pues debió esperar a que su escolta se asegurara primero de que todo a su alrededor estaba seguro, y bajarse del carro acompañado.
Finalmente, el experto explicó que en estos trabajos y con personas que desempeñan importantes tareas que los ponen en riesgo, se deben evitar las rutinas y más sin la precaución adecuada. Esto quiere decir que al repetir horas, asistir a los mismos lugares, frecuentar zonas y espacios en el día a día sin precaución, es mayor la posibilidad de que los delincuentes hagan un análisis de seguridad para violarla.