La historia de Deysi Olarte es una voz que representa a muchas personas, que por tomar una decisión de vida, se enfrentan a los prejuicios de otros. En conversación con Infobae Colombia contó algunos detalles de su vida personal y profesional.
En su vida, personas se han opuesto a que ella avance en sus sueños. Daysi no tiene el poder ni la forma de generar algún cambio, pero no ha dejado de intentarlo.
Por eso cuenta su historia: para motivar a otros y otras que recorren el mismo camino, y para hacerles un llamado a las autoridades del deporte para que empiecen a construir un nuevo horizonte.
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Deisy Olarte: su historia
“Yo juego baloncesto desde los 13 años, aunque primero practiqué atletismo de velocidad, y me inspiró Ximena Restrepo, cuando ganó la medalla de bronce en los 400 metros en los olímpicos de Barcelona 92″, recuerda Olarte.
“Me gustaba mucho la velocidad, yo jugué con el colegio hasta los 17 años, fui a tres nacionales Intercolegiados por Cundinamarca y después entrené con la categoría menores de Piratas, pero desafortunadamente la rosca en el deporte de este país me desmotivó y nunca tuve una oportunidad en el profesionalismo”, fueron las palabras de Deysi en su desmotivación de llegar a ser profesional.
¿Cómo es ser deportista trans en Colombia?
“Estamos muy mal en términos de legislación, en todo lo de normatividad. En la parte cultural hace falta trabajar mucho más en el deporte y que haya investigaciones con más ideas, nuevas propuestas y un presupuesto que permita que podamos avanzar en temas de género” aseguró Deysi, refiriéndose al marco legal.
Deysi habló sobre las personas que viven en una constante lucha contra el prejuicio de no poder competir por sus preferencias sexuales: “Hay muchas personas trans tratando de practicar algún deporte y muy seguramente se han encontrado con la red, pero nos las hemos podido identificar, ojalá que esto nos ayude en la comunicación, que nos ayude a empezar a agruparnos, a pensar en empezar a tener alguna posibilidad de incidencia”.
¿Cómo se manejan estos temas en Colombia?, ¿Estamos atrasado?
Deysi tiene una esperanza: que con el nuevo gobierno, que ya va para los dos años de mandato, se tenga en cuenta que hay debe haber más soporte hacia las tendencias progresistas y que busca un refugio por parte de la comunidad.
“En Colombia estamos muy atrasados en términos del deporte, y en el deporte de las personas trans, no hay nada. Creo que el Ministerio del Deporte todavía no contempla la situación, pero esperemos que en el transcurso de estos meses y estos años de este gobierno del cambio podamos ver avances en ese tema”, finalizó Deysi.
La vida después de las canchas
Deysi ha podido trabajar en política, pero sobre todo ha podido entender su ciclo en el deporte. Tal vez no como lo quiso, pero sí enfocada en saber que su historia es una que se puede replicar, pueda llegar a más mujeres que quieran hacerse cargo de este asunto de manera temprana y puedan alzar su voz ante la injusticia, el dolor o el silencio influenciado por presiones sociales.
Marco legal: Félix Burgos Méndez, abogado especialista y profesor en derecho deportivo
- ¿Cómo se puede entender el tema de los deportistas trans desde el marco legal?
Este tema está dando de qué hablar, en todos lo niveles del proceso deportivo, desde el deporte escolar (leyes estatales como Arizona y Iowa en las que les prohíben participar en juegos deportivos escolares) hasta el alto rendimiento (en los JJOO de Tokio por primera vez en levantamiento de pesas participó un atleta transgénero entiéndase por aquel que nace biológicamente con un sexo pero se identifica/siente con otro).
De manera que, se genera toda una controversia interdisciplinar: la medicina, la genética, lo derechos humanos, el fair play, el feminismo en sus diversas concepciones, y demás, tanto así que ya existen casos que han llegado al TAS, el Tribunal Suizo y el Tribunal Europeo de DDHH.
- ¿Cuáles deportes ya empezaron a regular el tema?
Ya existen diversos reglamentos sobre estos tópicos, el más mediático fue el de World Athletics, particularmente, por el caso de Caster Semenya. También, recientemente se han expedido los de World Aquatics (natación), UCI (ciclismo) y World Rugby.
- ¿Qué pasa con los vetos de deportistas trans?
Eso es precisamente lo que se ha ventilado a las instancias judiciales anteriormente mencionadas. En el caso de Semenya, ella y sus asesores confrontaron el reglamento en el atletismo porque entre los 400 metros a los 800 no le permiten competir, salvo, que lleve a cabo un proceso previo en la reducción de su carga hormonal (ni en el TAS ni en el TFS le prosperó, pues entendieron que se justifica y es razonable un tratamiento diferenciado).
Sin embargo, de cara a la Convención Europea de DDHH ya el tema puede ser distinto, incluso, se condena al Estado de Suiza (está pendiente la última audiencia en mayo, y ella necesita 160.000 euros para costearla).
Por otra parte, recientemente, el TAS hizo público que avocó conocimiento del arbitraje iniciado por Lia Thomas (nadadora) VS World Aquatics, pues considera que si bien debe existir equilibrio deportivo, el reglamento es contrario a la Carta Olímpica, los estatutos federativos, el derecho suizo y la Convención europea aludida.
- ¿Qué dice el Comité Olímpico Internacional?
El COI determinó que quien realmente debe ajustar un reglamento para la participación en competiciones deportivas de atletas transgénero son las federaciones deportivas internacionales, teniendo en cuenta 10 principios orientadores a la regulación que corresponda: Inclusión, no discriminación, primacía de la salud y la autonomía del cuerpo, intimidad, revisiones periódicas, prevenir daños, justicia, no presunción de la ventaja, evidencia científica y el enfoque de los grupos de interés.
¿Y, entonces qué viene?
El compromiso es por parte de todos los que estamos en esta sociedad. Por más que las culturas o las nuevas costumbres nos inviten a una soledad, a un refugio en la intimidad, a tener los recursos suficientes para poder vivir todas las experiencias en casa; pero, ¿qué pasa con nuestros temores, nuestros miedos?.
Deysi representa más allá de una simple historia. El valor de contar algo desde la impotencia y frustración de no poder haber sido o llegado a donde quiso, por la decisión de un tercero. Por un odio infundado en la nada. Un resentimiento hacia personas que simplemente tomaron una decisión en su vida.
La cruz y el sello de país violento seguirán mientras no podamos romper algunas barreras que nos limitan como no entender, que más allá de lo que hemos aprendido, de lo que hemos vivido cada uno y lo que hemos experimentado en diferentes etapas de la vida, no nos da el poder para definir a alguien. Colombia sigue cambiando a pasos pequeños pero certeros, ojalá que esta historia motive a más para exigir sus derechos.