Alianza FC afrontará un desafío en su debut en la Copa Sudamericana con su encuentro ante el América de Cali. Sin embargo, en las últimas semanas había enfrentado el obstáculo de no contar con un escenario deportivo para disputar la serie eliminatoria.
Originalmente, el Estadio Armando Maestre en Valledupar había sido elegido para albergar el partido, pero no cumplió con los estándares de Conmebol para eventos internacionales, por lo que fue descartado. En la búsqueda de nuevas opciones, se plantearon varios estadios, el primero fue el Metropolitano de Barranquilla, luego fue El Campín y, por último, se había hablado de jugarlo en Cali o Pereira.
El ‘Metro’ de Barranquilla inicialmente se había planteado como buena opción; sin embargo, las autoridades no dieron su aval y la opción también salió de las posibilidades. Aun así, luego de nuevas conversaciones, la administración de esta plaza deportiva aceptó disputar el juego allí.
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Por medio de un comunicado oficial, Alianza FC anunció que el compromiso ante los Diablos Rojos se llevará a cabo en la ‘casa de la selección Colombia’ y agradeció a los máximos dirigentes de permitirles jugar allí:
- “La junta directiva, en cabeza de su presidente, Carlos Orlando Ferreira Pinzón, informa a la comunidad que Alianza F.C. disputará su partido de la CONMEBOL Sudamericana frente a América de Cali, el próximo 6 marzo de 2024, a las 9:00 p.m. en el Metropolitano Roberto Meléndez, en la ciudad de Barranquilla”.
- “Agradecemos en primer lugar al Alcalde de la Ciudad, doctor Alex Char, al Secretario del Instituto de Deportes, Daniel Trujillo; al Club Atlético Junior, a sus directivas e hinchada por acogernos y prestarnos su casa para jugar este Torneo Internacional. De igual manera, extendemos nuestra gratitud por la gestión del presidente de la Federación Colombiana, Doctor Ramón Jesurún”.
Fue entonces en un tercer intento que por fin el cuadro de Valledupar contará con una infraestructura de alto nivel para el compromiso, aunque le quedó como aprendizaje de esta experiencia el acelerar los trabajos necesarios para que su casa sea avalada por la Conmebol.
La elección del Metropolitano de Barranquilla como sede final, tras considerar alternativas como el estadio El Campín, es muestra de la complejidad y el dinamismo detrás de la planificación de partidos internacionales. La Copa Sudamericana, un torneo que atrae a equipos de todo el continente, pone a prueba no solo a los equipos en el campo, sino también su capacidad para manejar los desafíos logísticos fuera de él.
Se llegó a proponer incluso el Pascual Guerrero
En su momento, la incertidumbre sobre la localización del juego causó bastante frustración en el entorno del club escarlata, especialmente en el máximo accionista Tulio Gómez. Frente a este dilema, el dirigente incluso llegó a proponer el estadio Pascual Guerrero como posible sede, una opción controvertida por beneficiar potencialmente al América al jugar como si fuera el equipo local.
Este planteamiento incluso no llegó a ser tan “descabellado” del todo, puesto que hasta el presidente de Alianza estaba abierto a jugarlo en la sucursal del cielo.
Las regulaciones de Conmebol y la búsqueda de una sede adecuada añaden complejidad a la organización del encuentro. La resolución de la cuestión del estadio fue crítica para ambas partes, ya que afectó la logística, la estrategia y el apoyo de los aficionados.
La decisión final sobre la sede dejó en evidencia la capacidad de los equipos y las autoridades para adaptarse y superar los obstáculos logísticos en competencias internacionales. Esta situación puso de relieve la importancia de contar con infraestructuras deportivas que cumplan con los requisitos internacionales para albergar eventos de esta magnitud.