Martín López, el creador de contenido especializado en tecnología que se hizo viral los primeros días de febrero (2024) por usar las Apple Vision Pro (con un precio en el mercado superior a los 13 millones de pesos) en Transmilenio, denunció a través de sus redes sociales haber estado a punto de ser víctima de raponazo.
“Me acabo de salvar de que me roben y varias cosas sucedieron alrededor de la situación que me llevan a pensar en tres puntos. El primero: me di cuenta porque escuché pasar una moto, me volteo y había una persona que estaba hablando por celular, con un tapabocas de esos quirúrgicos, hablando muy cerca de mí y, en ese momento, cuando bajo el celular, lo guardo y me detengo para cruzar la calle, veo que la misma moto se parquea al frente mío, mirando fijamente al hombre que tenía detrás”, detalló antes de de dar a conocer sus otras dos grandes conclusiones.
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Y continuó: “Cualquiera podría decir que soy paranoico, que no me iban a robar y está bien, tengamos buena fe de estos dos personajes, pero minuto seguido (de haberme dado cuenta) el sujeto que estaba hablando por celular empezó a decir: cancele, cancele, cancele”.
Fue entonces que supo que se había salvado de ser víctima de los motoladrones, pero, con todo y que logró quedarse con sus pertenencias, decidió prestar atención a ambos sujetos para colocar una denuncia en el CAI más cercano.
“Cruza la calle y la misma moto sube media cuadra, espera un minuto, se da la vuelta y yo en ese momento quería ver la placa, poder tomarle foto para llevarla al CAI y que, caso tal, fueran ladrones, los persiguieran. Veo pasar la moto, el de la moto se queda mirándome fijo a mí y el tipo con el que estaba hablando por celular para en la esquina, para montarse y la moto sigue derecho para que no sea evidente”.
A diferencia de los ladrones, López supo mantenerse en cautela y gracias a su insistencia fue que logró identificarlos de manera detallada y realizar la denuncia en plataformas como TikTok e Instagram.
“No se dieron cuenta de que yo los empecé a seguir y me di cuenta de que el tipo se devolvió por la misma cuadra, la moto se detuvo en la esquina y vi como ese mismo sujeto se subió en la moto y arrancaron. Una Duke blanca, con una franja naranja que, evidentemente, me ponen una situación en la que digo: muchas ratas, estuve a nada de que me robaran”.
Tan pronto como estuvo a salvo, el creador de contenido intentó localizar las cámaras de seguridad del sector, pero, a simple vista, no encontró ninguna y, nuevamente, se sintió desprotegido:
“Claro, muchos dirán que di papaya hablando por celular (en la calle), pero yo creo que debería ser diferente. Ahora, dentro de este espacio me puse a buscar cámaras de seguridad para poder encontrar posibles dispositivos que le hayan grabado el rostro a este personaje (el de la moto) que ya tenía el tapabocas abajo y se podía saber bien quién era, pero desafortunadamente, en esa zona no hay ninguna cámara”.
La ausencia de dispositivos electrónicos para compensar la falta de Policía en calle, habría imposibilitado que los policías rastrearan a ambos delincuentes para evitar futuros robos, bajo la misma modalidad, que puso a temblar a quien se atrevió a usar las Vision Pro en transporte público.
“Acto seguido fui al CAI y me encontré con una problemática sobre la que llevo halando hace mucho, no tiene sentido que los Cais, como están planteados en la ciudad, sea simplemente un lugar en el que los policías se resguardan de la lluvia, los Cais deberían funcionar con un sistema de cámaras con las que un Policía tenga la capacidad de perseguir dentro del cuadrante a un presunto delincuente y así poder indicarles a otros policías que estén en búsqueda en donde se encuentra y capturar a esas personas”.