El fútbol es el deporte más popular del mundo, lo que lo convierte en uno de los más pasionales también, ya que en algunos casos el amor por un club desemboca en hechos de intolerancia, riñas entre hinchas de equipos contrarios o amenazas a los protagonistas del juego por malos rendimientos.
A esto, se suma un aspecto del que se ha hablado durante toda la historia, no solo en Colombia, puesto que, en el mundo, clubes como Juventus en Italia, han sido implicados en amaños de partidos, por lo que, en la actualidad, la FIFA tiene sus ojos puestos en la intervención de deportistas en temas de apuestas.
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Estos dos escenarios se juntaron en los últimos días en Colombia, ya que el 16 de febrero el presidente de Patriotas de Boyacá, César Guzmán, reveló que un futbolista de este equipo estaba siendo investigado por comportamientos sospechosos sobre posible amaño de partidos.
Mientras que en la tarde del 17 de febrero Independiente Medellín desconvocó al defensor José Aja luego de que se conociera que había sido amenazado por su rendimiento en los últimos partidos con el club paisa.
Al ser algo que se pensaba había quedado en el pasado, estos hechos hicieron que se recordará cuando este tipo de problemas afectaron al fútbol colombiano en los 80 y 90, lo que terminó con el asesinato de un árbitro y años más tarde la muerte de Andrés Escobar.
El FPC del final de los 80 e inicio de los 90
Para profundizar en este aspecto hay que retroceder 37 años, ya que en 1987 se registró uno de los torneos del fútbol colombiano más polémicos de la historia. Para ese entonces, por medio de terceros, los narcos más poderosos de la época habían afianzado su intervención en el deporte, puesto que El Mexicano, Pablo Escobar o los Rodríguez Orejuela —fueron más los criminales que invirtieron dinero en el fútbol, pero estos eran los más importantes—, usaban a los clubes para poner en evidencia su poder.
Millonarios fue campeón de ese torneo, pero el torneo quedo marcado por las denuncias del entonces entrenador de Independiente Santa Fe, Jorge Luis Pinto, que en múltiples ocasiones culpó a Luis Augusto El Chiqui García de sobornar a árbitros y jugadores rivales.
Esto aumentó luego de que, en un clásico registrado durante el octogonal final, Millonarios derrotó 1-0 a Santa Fe, pero durante el juego el Cardenal tuvo un penal que fue errado de manera sospechosa por Jorge Taverna, a quien el santandereano señaló de haber recibido dinero para no hacer el gol.
Manuel Acisclo Córdoba, exdelantero de Santa Fe, afirmó años más tarde que uno de los jugadores de Millonarios les dijo que no dejaran patear a Taverna, por lo que en el camerino estuvieron a punto de golpearlo entre sus compañeros.
“Un árbitro conocido en Colombia me dijo un día; Profesor, ¿qué quiere que haga? Si nosotros nos le vendíamos a toda hora al señor (Chiqui García). ¿Qué quiere que haga?, y él nos amenazaba a nosotros”, afirmó Jorge Luis Pinto a WRadio.
En 1988, Millonarios fue campeón de nuevo, lo que aumentó el rumor de posibles amaños; esto se extendió en la Copa Libertadores de 1989, ya que en la previa del juego entre Atlético Nacional y los Embajadores por los cuartos de final, se especulaba con una posible ayuda para el equipo de García, pero al final termino siendo un penal no cobrado en contra del Verdolaga lo que generó polémica.
El poder de los narcos colombianos y su presencia —que era un secreto a voces— hizo que el fútbol colombiano fuera señalado de diferentes formas, de hecho, aún se habla sobre la importancia de los árbitros en el título de Nacional en la Copa Libertadores de 1989.
Ese año también es recordado por ser uno de los más violentos en la historia de Colombia; en esta problemática el fútbol no paso sin ser protagonista, ya que en 1989 no se terminó el torneo luego de que fuera asesinado el árbitro Álvaro Ortega.
Años más tarde, de nuevo el fútbol fue protagonista de manera negativa en Colombia, cuando después de anotar un autogol en el mundial de 1994, el defensor Andrés Escobar fue asesinado.