Colombia es uno de los países más diversos en el mundo, no solo por su fauna y flora, sino por la cantidad de culturas y tradiciones que existen en el territorio nacional, en especial las de las comunidades indígenas que, previo a la conquista, poblaron toda la nación.
Para quienes desean aprender sobre las culturas precolombinas, el Museo Arqueológico de Zipaquirá cuenta con piezas arqueológicas de 20 grupos de distintas partes del país, muchas de ellas con más de 1.000 años de antigüedad y en buen estado de conservación.
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En entrevista con Infobae Colombia, Marina Vargas, directora del museo y consejera de Cultura Municipal y Departamental, habló sobre el valor del lugar en las seis décadas que lleva funcionando al servicio de la ciudad, Cundinamarca y Colombia para darle más valor a la historia indígena del país.
Infobae Colombia: ¿Cómo logró el museo obtener piezas de 20 culturas indígenas de todo el país?
Marina Vargas: Es una colección que lleva construyéndose desde hace más de 60 años por los fundadores e integrantes de la Fundación de Arte y Cultura que, por esa motivación personal de cuidado y custodia de ese patrimonio cultural que en su momento no estaba regulado por el Estado, empezó por el gestor, el representante legal de la Fundación que es Arturo Obregón.
En su momento cuando era permitido y no estaba regulado por la ley, se podían adquirir las piezas a través de compraventas, trueques, permutas, entonces nos preocupamos porque ese material no se fuera a perder porque cada pieza es única.
¿Cuál es el proceso de restauración para cada pieza, dado que muchas de ellas tienen más de 1.000 años?
Ese es un tema que se hace a través del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, la colección del museo está debidamente registrada ante ellos, lo que valida su origen, su datación y su denominación.
A partir de la Constitución de 1991, se obligó a los particulares que tuvieran colecciones privadas arqueológicas a registrarlas, se hizo un proceso con los arqueólogos, con los expertos en el tema, se radicó una ficha y empezó a hacerse ese registro, validar esa colección que había y la gente se dio cuenta en ese momento que tenía una colección en su casa, en su oficina, en sus inmuebles y se dio la tarea de conseguir un espacio en la casa donde funcionara el museo.
Es una casa que es del municipio, fue otorgada a la fundación mediante un concurso en el que concurrieron varias entidades de Zipaquirá y finalmente el Instituto de Fomento Industrial, que era la entidad que en ese momento administraban estos inmuebles, lo asignó directamente a la fundación en contrato de comodato que se ha venido validando a lo largo de los años.
¿Hay alguna de esas piezas que considere como la más valiosa del museo?
Para nosotros toda la colección tiene un valor. Yo no podría determinar una pieza única, pero hay una pieza diferente que es la máscara malagana, el resto son muy valiosas en su categoría, en su condición, son culturas que merecen ese reconocimiento.
¿Cómo va el proceso de ampliación del museo?
El museo y la fundación están en proceso de asignación de espacio, cuenta con un lote de 2.680 metros para crear una sala de exposición, cinco salas, nos interesa la sala de talleres para la parte educativa que adelanta el museo, espacios para exposiciones de nuevos artistas, lo concebimos como espacios polifuncionales.
Sabemos que va a ser un poco corto el tema de las áreas, entonces vamos a habilitar espacios que serán para danza, música, talleres, entonces eso le dará el mismo ritmo y las mismas posibilidades con ese nuevo espacio que pretendemos, que sea un complemento para la aplicación de los servicios culturales para la ciudad, donde los estudiantes puedan articularse con los servicios que a futuro pensamos y los que ya existen que son las escuelas de formación y demás.
¿Cómo ha sido el relacionamiento con la Alcaldía de Zipaquirá, en cabeza de Fabián Rojas?
El Museo siempre ha sentido la necesidad de implicarse en la construcción de la política pública del municipio, de la Región, del sector museal y demás, con esa mirada tenemos como actores culturales, activistas culturales, participar y aportar en la construcción del Plan de Desarrollo Municipal, así lo hemos hecho a través de las mesas de trabajo en cultura, activismo de educación y también a nivel departamental.
Es cierto que a pesar de que empezamos un servicio cultural, educativo, turístico, por ser actores de la cadena tanto del turismo como de la cultura y que el Estado está allí para colaborar, debemos ser motivadores y aportar no solamente con el ejercicio, sino con con ideas y con la idea que se puedan materializar porque llegó el momento de ponerlo en marcha.
Tenemos un museo que está pidiendo a gritos esa ampliación de los espacios, esa posibilidad que tiene de crecimiento, entonces nos queremos implicar en el Plan de Desarrollo Municipal desde el museo. También estamos haciendo gestión a nivel nacional porque somos coordinadores de las redes de museos de Cundinamarca y aportamos a la construcción de la política pública de museos, estamos en diferentes frentes, mirando y validando esas posibilidades que tenemos como ente cultural aportante.