El 8 de marzo de 2022 fue detenido en el aeropuerto internacional de Ciudad de México el taita colombiano Claudino Pérez Torres, de la etnia indígena amazónica murui-huitoto, a quien le endilgaron el delito de tráfico de sustancias estupefacientes, porque llevaba consigo tres kilos de ayahuasca y varios envases de malta llenos de una bebida ancestral de su comunidad, necesaria para los rituales.
Pese a que Pérez Torrez explicó que el contenido de las botellas estaba hecha a base de bejuco y de chacruna, las autoridades mexicanas determinaron que estaba intentando introducir a su país 9.200 gramos de DMT un alcaloide presente en las plantas y considerado psicotrópico.
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“Les expliqué que la bebida ancestral que llevaba estaba hecha de bejuco (banisteriopsis caapi) y de psychotria viridis, conocida también como chacruna. Esta última es la que contiene el DMT (dimetiltriptamina), que es un psicotrópico de uso de nuestras comunidades indígenas: medicina amazónica. Pero nadie entendía nada”, le dijo el líder indígena a El Tiempo.
Según le dijo el líder espiritual al medio citado, lo querían poner a pagar 25 años de cárcel por tráfico de psicotrópicos, que en realidad eran de origen y con fines medicinales ya que tenía programadas cuatro ceremonias en el país norteamericano.
“Me dijeron que iban a pedir que me condenaran a 25 años de cárcel. Incluso, un licenciado (abogado) me sugirió aceptar cargos para que me bajaran la pena a 8 años (...) Pasé diez noches en el llamado reclusorio del norte con cerca de 12 personas capturadas por ladrones y drogadictos. Para ese momento, ya le había avisado a la persona que me invitó a México y que me había conseguido un apartamento, que estaba detenido. Me dijo que no me preocupara, que ya me habían conseguido abogado”, sostuvo el taita en diálogo con El Tiempo.
Desde entonces inició una batalla jurídica entre los allegados al indígena colombiano y el Consulado de Colombia, contra el sistema penitenciario mexicano debido a que al taita lo recluyeron en la cárcel en pésimas condiciones, con narcotraficantes y asesinos.
De la mano del abogado Andrés Camilo Hernández, que asumió su cado, y de algunos congresistas mexicanos, se aplicaron todos los recursos posibles para tratar de sacar a Claudino Pérez de la cárcel.
Mientras el litigante apelaba las decisiones de los tribunales mexicanos, desde el Congreso de ese país las senadoras Olga Sánchez Cordero, Xochitt Gálvez Ruiz y Alejandra Lagunes Soto Ruiz enviaron una carta a la Fiscalía de México en la que solicitaban la liberación del colombiano y de otros cuatro líderes indígenas que estaban presos por la misma razón: llevar plantas medicinales para rituales religiosos.
“El Senado de la República exhorta respetuosamente a la Fiscalía General de la República y a las Fiscalías de las 32 Entidades Federativas a generar protocolos internos para garantizar el respeto a los estándares nacionales e internacionales en materia de pueblos indígenas que ingresen al territorio nacional con sus medicinas ancestrales, a efecto de procurar la máxima garantía y respeto de los derechos humanos de sus integrantes sobre sus costumbres y especificidades culturales con relación a sus prácticas médicas ancestrales, absteniéndose de efectuar detenciones arbitrarias y apegándose estrictamente a los principios de legalidad y seguridad jurídica contemplados en los artículos 14 y 16 de la Carta Magna”, se lee en el documento.
Luego de la intervención diplomática del Consulado colombiano, la petición de las congresistas y las acciones jurídicas de Andrés Camilo Hernández, el taita Claudino Pérez recobró la libertad el 8 de febrero de 2024, 23 meses después de perderla.
El líder indígena dijo que tiene pensado seguir viajando a México porque no cometió ningún delito, pero según las leyes del estado azteca, no podrá volver en dos años ya que sus documentos se vencieron mientras estaba en la cárcel.