Así vivía el niño Dilan Santiago antes de su desaparición en Bogotá

Se conocieron detalles de la vivienda donde residían Derly Yulieth Rivas y su hijo de 2 años, que fue asesinado según medicina legal

Vivienda en zona rural de Usme donde vivía Dilan Santiago - crédito redes sociales / Facebook

El trágico deceso del niño de 2 años, Dilan Santiago Castro, cuyo cuerpo fue hallado sin vida el sábado 10 de febrero en la vereda Curubital, en la zona rural de Usme, en el sur de Bogotá, sigue dando de qué hablar. Esta vez se conocieron detalles de la finca donde vivía el menor junto a su madres, Derly Yulieth Rivas.

A la vivienda se llega tras un recorrido de unos tres kilómetros por una carretera destapada, luego de pasar una reja y subir varios metros de una pendiente. La casa de un solo piso cuenta con paredes blancas, donde según su progenitora, fue la última vez que vio a su hijo con vida antes de la desaparición.

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De acuerdo con información revelada por el diario El Tiempo, antes de llegar a la finca hay un camino rodeado de vegetación, una quebrada con agua trasparente y varios frailejones, el paso se detiene por una reja de más de dos metros de alto y color azul, allí se encuentran unos perros de raza criolla que avisan con sus fuertes ladridos le llegada de un extraño.

Uno de los trabajadores de la finca conocida como la Truchera Monte Bello afirmó que los animales se alertaban cada vez que veían alguien que no conocían: “Ellos siempre avisan, le ladran a todos los extraños. No son bravos pero sí hacen escándalo”.

El menor desapareció el 6 de febrero de la cocina de su casa - crédito Captura de pantalla redes sociales /Alcaldía de Bogotá y Policía Nacional

En la tarde del martes 6 de feberero, la madre reportó la desaparición de Dilan asegurando que había dejado al menor de 2 años solo en la cocina para ir por leña y remojar una ropa en jabón, pero cuando volvió, su hijo había desaparecido. Además, en sus declaraciones, Derly afirmó que no escuchó un grito, llanto del niño o un sonido extraño.

Sin embargo, durante la investigación del diario El Tiempo mencionó que la distancia que supuestamente había dado la mamá de Dilan dio ese día, de donde dejó al niño hasta el lugar de la leña, no hay más de cuatro o cinco metros.

En medio de los detalles que se conocieron en las últimas horas, se reveló que el lugar se encuentra como lo dejó Derly Rivas. Al abrir la puerta de la cocina se encontró una silla blanca pequeña de plástico - allí se sentaba el niño -, en la estufa en la que se cocina con leña habían ollas y alimentos. En el lavaplatos todavía reposa un tetero amarillo y dos platos rojos sin lavar.

”Eso está así como ella (Derly Rivas) lo dejó ese día”, dijo el hombre que contratan por días para trabajar en la finca.

Por otro lado, la leña que supuestamente había ido a buscar Derly permanece amontonada en un espacio aledaño, cerca de la cocina. Al lado se vio un balde en el suelo que tiene la ropa que estaría en remojo para lavar, dentro de ellas hay algunas prendas de Dilan Santiago.

En medio del recorrido, se pudo ver que el inmueble es oscuro, por lo que se usó linterna para ver con claridad el interior. En las habitaciones hay varias con camas para los trabajadores que se quedan en la finca.

La vivienda donde vivía el menore era oscura - crédito Alcaldía de Bogotá y Policía Nacional

Hipótesis

La desaparición y posterior hallazgo del menor ha desencadenado una serie de indagaciones e hipótesis en un intento por esclarecer los hechos en torno a la misteriosa muerte de Dilan, un niño de tan solo 2 años que, desde el pasado 15 de enero, vivía bajo el cuidado de su madre, Derly Yulieth Rivas.

Un componente crucial en el desarrollo de la investigación ha sido el testimonio de Verónica Castro, tía paterna de Dilan. Castro reveló a El Tiempo su preocupación por la falta de alarma de Rivas frente a la ausencia de su hijo. “A mí me llamó una vecina a decirme que el niño estaba desaparecido (...). Yo llamé a Derly y ella me dijo que dejáramos de inventar chismes”, confesó. La insistencia de Castro ante la situación llevó a la intervención policial, marcando el inicio de una serie de eventos que culminaron en la dolorosa confirmación de que Dilan había sido víctima de un crimen.

Inicialmente, las sospechas se dirigieron hacia el padre de Dilan, basadas en la cercanía familiar y el contexto. No obstante, una introspección personal llevó a Castro a reconsiderar esta teoría. “Si era mi hermano el culpable, debía pagar, y yo misma le mandé la Policía. Pero algo en mi corazón me dijo que no era así”, relató sobre el momento de duda que tuvo antes de que su hermano resultara exculpado tras presentarse voluntariamente a la fiscalía, estableciendo su inocencia al comprobar su ubicación lejos del lugar de los hechos.

En medio de esta tragedia, la familia de Dilan ha expresado su desconsuelo y confusión ante la perdida. José Arley Gordillo, tío materno del niño, compartió su angustia: “Nos ha dado muy duro, porque precisamente el niño estaba a cargo de la mamá y pues también se nos hace un poco complejo que lo haya perdido en cinco minutos”. Este testimonio refleja el dolor y las interrogantes que aún envuelven el caso, poniendo de manifiesto las dificultades para asimilar la realidad detrás del fallecimiento de Dilan.

A medida que avanzan las investigaciones, la comunidad espera justicia y claridad sobre las circunstancias que rodearon la muerte de Dilan. La implicación de las autoridades en el caso sugiere un compromiso con el esclarecimiento de este trágico evento, evidenciando la determinación por desentrañar la verdad y garantizar que se apliquen las medidas legales correspondientes a los responsables.