Yurany, la emprendedora colombiana que se hizo viral por vender almuerzos a 3.000 pesos (77 centavos o 71 céntimos al cambio de febrero del 2024) puso a sufrir a sus seguidores tras anunciar la tarde del martes, 13 de febrero, que ya no seguirá sosteniendo su modelo de negocio actual.
“Amores, les tengo que contar una noticia; ya que me toca quitar los almuerzos a 3.000 pesos ¿cómo la ven? Me da mucha tristeza bajar el letrero, el primero que le puse a mi negocio, con el que comencé aquí, pero ya no voy a seguir vendiendo almuerzos a 3.000 pesos”, lamentó a través de sus redes sociales, donde solía compartir el menú del día.
Ahora puede seguirnos en WhatsApp Channel.
Sin embargo, más que una despedida, su mensaje sería una estrategia de mercadeo para dar a conocer a sus comensales que, desde ahora, los almuerzos bajarán de precio para venderse a 2.000, tal y como había pensado cuando decidió emprender.
“Yo los iba a montar a dos mil pesos y, aunque él nunca me dijo que no, sí me advirtió que estaban muy baratos. Yo seguía con mi idea de almuerzos a dos mil pesos, pero no tenía plata para empezar, no estaba trabajando, así que le plantee la idea a mi familia y ellos me recalcaron que a dos mil pesos estaban muy baratos”, explicó hace un tiempo, en el video que la dio a conocer a través de TikTok.
Pues bien, tras cinco meses de haberse parado en una esquina del municipio de Turbo, Antioquia, Yurany pudo cumplir su sueño de vender almuerzos a 2.000 pesos para que nadie pase hambre, como ella, en su último trabajo.
“Logramos bajar los almuerzos a 2.000 pesos. Sí, van a quedar en 2.000; ya que muchas personas no tienen los 3.000 pesos, a veces no los tienen. No es mentira. Es verdad. Y ellos me vienen con 2.000 pesos a decir que les deje en eso un almuercito de 3.000. Entonces, a partir de ahora, van a encontrarlo en 2.000 pesos, con lo que usted trae en su bolsillo”.
¿Cómo empezó su negocio?
Sin fondos y tomando prestado de su despensa lo que necesitaba para salir a vender almuerzo, Yurany decidió emprender, pensando en los trabajadores antioqueños que, como ella, tuvieron que decidir entre almorzar o pagar cuentas.
Fue así que, tras conocer la historia de un vendedor de paletas que no podía comer durante la jornada por no contar con el dinero suficiente, Yurany habló con su esposo y el resto de su familia, con tan buena suerte que decidieron apoyarla y, al día de hoy, se forman largas filas para probar de su caldero.
La suya es una historia conmovedora que, terminó ganándole cientos de seguidores a través de las redes sociales, varios de los cuales participaron de la conversación que se generó con su último anuncio:
“Debería vender de 2 mil, de 3 mil y de 4 mil para que le saque buenas ganancias”, “Amiga ¿Cómo haces para colocar ese precio con las cosas tan caras? Estoy asombrada”, “Pero no era necesario bajarlos a 2.000 pesos, simplemente podía bajarle para los que no tuvieran los 3.000, porque su esfuerzo vale”, “De admirar, no sé cómo lo haces, pero Dios te bendiga a ti y a tus manos. Lo que dices es verdad, hay gente que ni los 3.000 tiene”, “No creo que sea para generar ganancias, sino para hacer una obra de caridad... en mis cuentas, no da para vender a 2.000 pesos y sacar ganancias”, “Desde Barranquilla puedo decir que me encantaría viajar solo para probar tu comida”, “Joda, mija, tú eres un ángel para muchas personas”, “Este es el tipo de persona que debemos hacer crecer en plataformas digitales”, “¡Me asustaste!”, “No entiendo cómo lo hacía con 3.000 ¿y ahora con 2.000?”.