En 2024, dos importantes celebraciones, de origen religioso, se celebran el 14 de febrero. Primero, el Día de San Valentín; segundo, el miércoles de ceniza, que da inicio a la cuaresma, el periodo de cuarenta días en los que los católicos se preparan para conmemorar el martirio, crucifixión y resurrección de Jesucristo.
Si bien las dos celebraciones se originaron en el seno del catolicismo y en las dos participan fieles, según el Concilio Vaticano II, en los años sesenta del siglo XX, las dos no puede celebrarse con la misma solemnidad, pues en el santoral católico ya no está San Valentín de Roma, el sacerdote que se dice inspiró la fiesta de los enamorados en todo Occidente.
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Antes de entrar a contar quién fue el responsable de sacar al santo romano del santoral, vale advertir que en 1496, el papa Alejandro VI, el tercer Borja, consagró al Santo Valentín como patrón de los enamorados, fijó el 14 de febrero como su día y la fecha se instaló en los santorales, hasta que en los años sesenta un papa reformista tomó una drástica decisión, que el papa Francisco, en el siglo XXI ha intentado reversar.
La decisión de sacar al santo romano del santoral católico fue del vicario de Cristo, el papa Pablo VI, en 1965, buscó redefinir el canon para dejar de lado a los santos cuya historia se basa más en una leyenda, que en datos históricos que reafirmen su existencia.
Ahora bien, el papa Pablo VI no logró que san Valentín fuera también fuera expulsado del martirologio, por lo que su martirio —que se dice ordenó el emperador romano Claudio II, el Gótico, por no seguir una orden imperial— se puede conmemorar su martirio el 14 de febrero y la Iglesia católica permite su culto local.
Valga aclarar que las herejías protestantes (los anglicanos y luteranos), así como la Iglesia ortodoxa, sí celebran a san Valentín, lo que explicaría, en el caso de los países anglosajones, que sea una tradición tan arraigada.
El renacer de una celebración
El papa Francisco, que ha intentado dar un vuelco a la Iglesia católica haciendo votos de austeridad y rechazando la pompa que caracterizó al trono de San Pedro, en 2014 quiso revivir la celebración de San Valentín para rescatar espíritu original, lejano de las celebraciones comerciales que se propagaron por el mundo durante el siglo XX.
Es por esto que, hace 10 años, el papa Francisco reunió a más de 20.000 parejas de novios de 28 países del mundo, que superaron las expectativas del Vaticano, que esperaba solo 3.000 parejas. Como otro dato curioso, el papa, al ver la concurrencia, trasladó la celebración a la Plaza de San Pedro, pues originalmente se iba a celebrar en el aula Pablo VI. Ironías, ¿dónde?
El miércoles de ceniza
Ahora bien, la fecha en la que se celebra el miércoles de ceniza, que se fija al contar cuarenta días antes del jueves santo, como dato curioso en 2024, será 41 días antes. En todo caso, esto provoca otra pregunta, ¿cómo se determina cuándo es semana santa?
Para esa respuesta hay que devolverse varios cientos de años, hasta el I Concilio Ecuménico de Nicea del año 325 d. C., en el que la Iglesia católica, aún unida bajo la batuta del papa —todavía faltaban siglos para el cisma de Occidente y la división de la fe en Cristo— definió que la Pascua (como se llama a la celebración por la resurrección de Cristo) sería el siguiente domingo a la primera luna llena tras el equinoccio de primavera, que para 2024 es el 31 de marzo.