En extrañas circustancias un detenido murió en la estación de policía de Jamundí (Valle del Cauca). Entre las dos versiones, las autoridades afirman que fue producto de un accidente, mientras que su familia asegura que fue culpa de los uniformados.
Los hechos ocurrieron en la madrugada del lunes 12 de febrero cuando Cristian Camilo Herrera se encontraba en el calabozo de la Policía y perdió la vida. De acuerdo con la madre de la víctima, fue él mismo quien la alertó sobre una supuesta sustancia que le habrían suministrado y que se sentía mal: “Mamá, me dieron algo, veo borroso, venga”.
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De inmediato, su familiar se trasladó a la estación de la Policía y cuando llegó, los oficiales le informaron que el joven de 20 años había sido trasladado de urgencia a un centro médico pero llegó sin signos vitales. Según con lo indica sus allegado, el cuerpo de Camilo tenía signos de violencia.
Por su parte, los compañeros de celda de Herrera confesaron a su familia que “siete policías lo cascaron”. Razón por la que piden una investigación exhaustiva para esclarecer la situación, pues no descartan que él haya sido víctima de un supuesto crimen a manos de uniformados.
En cuánto a la Policía Metropolitana de Cali, cuentan otra versión del suceso. Según con los custodios, el detenido se habría fugado del lugar después de pedir permiso para ir al baño a la madrugada, de esta manera, los uniformados reaccionaron y lo recapturaron ingresándolo de nuevo a la sede. “Cuando lo devolvieron a la estación, murió”, reportaron los oficiales.
De esta manera, en la institución tienen tres hipótesis: “O en la fuga se golpeó y tuviera una condición física que agravará su salud, o afuera le dieron algún golpe”, dijeron los uniformados. La última de ella está a cargo de Medicina Legal.
Otro atentado sicarial contra el Inpec: esta vez contra un dragoneante en Jamundí
En una serie de violentos ataques, destacados miembros del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) han sido objetivo de organizaciones criminales en Colombia, provocando una alarma sobre la seguridad de los funcionarios que trabajan en el sistema penitenciario del país. El más reciente suceso se centró en el dragoneante Andrés Agredo, quien fue gravemente herido en el abdomen por un hombre armado en el sector conocido como Las Viudas Negras, cerca de la vía Panamericana en Jamundí, el viernes 9 de febrero por la noche.
Este ataque se suma al perpetrado contra Jesús Cárdenas Barrera, dragoneante asignado al área administrativa de la cárcel Ternera de Cartagena, atacado la mañana del sábado 10 de febrero por individuos en motocicleta, según reportes de Blu Radio.
Óscar Robayo, presidente de la Unión de Trabajadores Penitenciarios, ha condenado estos actos violentos, atribuyéndolos a represalias de una organización delictiva autodenominada “Mago”, contra las medidas de control y disciplina implementadas en los centros penitenciarios a través de la operación “Dominó”. Estos atentados sicariales no solo ponen en riesgo la vida de los funcionarios del INPEC sino que también subrayan los desafíos en la lucha contra el crimen organizado dentro de las prisiones colombianas.
Agredo fue rápidamente trasladado a la Clínica Valle del Lili, donde se encuentra recibiendo tratamiento especializado debido a la gravedad de sus heridas, que afectaron órganos vitales. Los ataques contra el personal del INPEC han intensificado el llamado por medidas de seguridad más efectivas y acciones contundentes contra las redes criminales responsables.
La comunidad de trabajadores penitenciarios, representada por Robayo, ha denunciado públicamente la situación, destacando el sacrificio de sus colegas en el cumplimiento de su deber.