El sexto ciclo de negociaciones entre el Gobierno nacional y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que finalizó el martes 6 de febrero de 2024 en La Habana (Cuba), entregó como balance no solo la extensión del cese al fuego bilateral por seis meses más, sino que además definió la suspensión de los secuestros extorsivos, con el compromiso de que se establezca una fuente de financiación para este proceso de paz.
Aunque ambos logros podrían considerarse como pasos importantes hacia la firma de un acuerdo con esta organización al margen a la ley. Para José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), existe una preocupación sobre el proceso, al afirmar que la paz se siente aún distante. Afirmaciones que dejaron profundas reflexiones sobre los alcances de anuncios como los efectuados en la isla.
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En su columna semanal, denominada 180 días después, de la que hizo dos versiones, el miembro del equipo negociador del Estado hizo mella en la necesidad de que el ELN muestre un compromiso genuino liberando a los secuestrados. Esta posición se conoció en un contexto en el que tanto el Gobierno como el grupo insurgente habían acordado la creación de un fondo multidonante para financiar la negociación y prolongar el cese y la suspensión de secuestros.
“Pasemos a las esperanzadoras: al final, hubo resultados. El primero es la prórroga del cese por 180 días, con el compromiso de suspender retenciones económicas —secuestros extorsivos—, que ahora serán objeto de seguimiento por el MMV; no obstante, empañado por la imposición de dos condiciones: “unilateral y temporal”, pues dejar de secuestrar no es un favor unilateral del ELN a la Mesa o al Gobierno, sino una exigencia del país, y no temporal, sino permanente, por ser un crimen de lesa humanidad, con o sin cese.”, indicó el empresario en su primer escrito.
Lafaurie, crítico con el papel de la ONU en el proceso de paz
En su escrito, Lafaurie también criticó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por no presentar un informe sobre violaciones al cese al fuego por parte del ELN, basándose en un estudio del Centro de Investigación y Estudios sobre Conflictos Armados, Violencia Armada y Desarrollo Externo y no Vinculante, que registró 20 eventos violentos, incluyendo 16 presuntas violaciones y cuatro incumplimientos en el anterior cese.
“El informe no presentado del Mecanismo de Monitoreo y Verificación, MMV, era importante para la decisión de prórroga del cese, pero su vocero oficial, la Misión de la ONU, a mitad de camino se inhibió en medio del escollo por las “interpretaciones” del ELN, ya no solo semánticas —secuestros que son “retenciones” y extorsiones que son “impuestos” —, sino de valoración de sus compromisos firmados”, indicó en la versión inicial de su columna.
Y denunció que, a 180 días del cese, la violencia no ha cesado completamente, lo que mantiene en zozobra a los territorios afectados. “La veeduría de las comunidades, sin seguridad, es un ejercicio de inclusión, pero un riesgo al denunciante. Cómo olvidar que, entre enero y abril, fueron asesinados 59 líderes sociales”, reiteró el presidente de Fedegán en una nueva y segunda edición en su publicación, que tuvo eco en los medios de comunicación.
“La veeduría social al cese al fuego como expresión de participación, de lograrse, será una señal positiva para avanzar en la unión de voluntades, hacia la construcción ‘participativa’ del ‘Gran Acuerdo Nacional’ para lograr desarrollo con equidad, que es sinónimo de paz; un Gran Acuerdo que no surja de una mesa de negociaciones ni del Olimpo del liderazgo político, sino construido entre todos en el valle donde compartimos la inseguridad y sus causas, con el narcotráfico en primer lugar”, añadió.
Por último, Lafaurie hizo un urgente llamado al Gobierno para mejorar las capacidades judiciales y de la fuerza pública con el fin de luchar contra grupos armados y recuperar la seguridad en las regiones afectadas. En específico, el líder gremial citó la situación de orden público en Tuluá (Valle del Cauca) como especialmente preocupante.
Pese a sus observaciones, que podrían entenderse como inconformidades en la misma delegación estatal, envió un mensaje de esperanza al mencionar que, aunque la paz parezca lejana, está más cerca que al inicio de las negociaciones. Así pues, también reflejó la complejidad de alcanzar una paz duradera en Colombia y el papel crítico de los compromisos reales por parte de todos los actores involucrados.
“Amanecerá en 180 días y veremos con mayor claridad las posibilidades de la paz, mientras tanto, prefiero el optimismo”, concluyó Lafaurie.