En un reciente encuentro en la Comisión Primera del Senado, representantes de la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI) discutieron sobre el estudio encargado por el Gobierno de Gustavo Petro, mediante la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), para analizar diversas opciones de construcción de la primera línea del metro de Bogotá.
A pesar de la anticipación, los detalles completos del informe no se han divulgado públicamente, de manera que los legisladores quedaron a la espera de respuestas concretas, de acuerdo a la información que publicó El Tiempo.
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Ahora bien, al parecer, el estudio -que tuvo un costo de más de 8.000 millones de pesos- no aspiraba a seleccionar directamente una opción para el metro, sino a desarrollar una metodología para evaluar alternativas en futuros proyectos infraestructurales. “No fuimos contratados para dar una recomendación sobre qué clase de metro se debe hacer... Hicimos ejercicios académicos, con eso no se puede tomar una decisión”, declaró Rafael Fonseca, delegado de la SCI.
Y aunque para algunos funcionarios, como Angélica Lozano -que fue una de las participantes de la discusión-, es reprochable que no se haya presentado ningún informe, la sociedad de ingenieros indicó que se habían analizado cuatro alternativas, en las que se incluyeron opciones subterráneas y elevadas previamente propuestas por las administraciones de Petro en 2014 y 2017.
Según la SCI, el estudio concluyó que un segmento subterráneo específico entre la carrera 13 y la Caracas obtuvo el mayor puntaje en beneficio-costo, con 1,07, como se leyó en el informe del medio citado. Las demás opciones prácticas se situaron cerca en la evaluación, de manera que relució la complejidad de elegir un diseño definitivo, y más cuando no hay un estudio completo.
De hecho, Fonseca afirmó que también se han abordado preocupaciones sobre el diseño y la ejecución actual del proyecto, como el impacto en la movilidad debido al tamaño de las pilas del viaducto en construcción y la naturaleza de los pilotes vacíos que se están utilizando, por ejemplo, en la avenida Caracas.
En cuanto al modelo elevado, en la Caracas, según Fonseca, hay ”pilas demasiado grandes que ocupan un carril de Transmilenio, entonces hay que correr la troncal en sus dos carriles a un costado y queda un solo carril mixto”, indicó.
Al respecto, Leonidas Narváez, gerente de la Empresa Metro de Bogotá (EMB), reaccionó frente a estos comentarios, y aseveró que respondería con transparencia y apertura para aclarar las dudas mediante visitas a las obras de lo que va avanzando de la primera línea.
Reacciones de funcionarios
El debate se extendió en el ámbito legislativo de la Comisión Primera, donde senadores y congresistas expresaron su frustración ante la reticencia en compartir los hallazgos del estudio. Por ejemplo, Angélica Lozano y David Luna, entre otros, manifestaron su preocupación y exigieron la entrega del informe, en vista del interés público y la relevancia de la obra, además del dinero público que ha costado el estudio.
“No puede ser que sigan poniendo en entredicho la principal obra del país que es el Metro de Bogotá y la Sociedad de Ingenieros no presente su informe”, señaló Lozano a través una queja durante su intervención.
Además, como informó El Tiempo, el proceso de revelación del estudio se ha visto entorpecido por cláusulas de confidencialidad, cuya justificación, según directivos de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y SCI, radica en evitar la controversia innecesaria y asegurar la integridad del proceso de desarrollo del proyecto. No obstante, esta postura ha generado más interrogantes que respuestas entre los interesados.