La responsabilidad financiera es un asunto de vital importancia para la estabilidad económica individual y colectiva. En Colombia, tras las festividades de fin de año y después de la época de Navidad, llega la resaca de la tarjeta de crédito con las preocupaciones para pagar lo que se regaló en diciembre. Con la dieta de principio de año, también empieza a estructurarse la salud financiera de la población.
Según el Reporte de la Situación del Crédito en Colombia del Banco de la República, la tasa de morosidad total del sistema financiero colombiano se ubicó en 4,68% en diciembre de 2023. Si bien este dato refleja un buen comportamiento general, es importante analizarlo en detalle. Además, la cartera de consumo vencida a más de 30 días presentó un crecimiento anual de 14,4 %, y la tasa de morosidad del microcrédito se ubicó en 8,25% en diciembre de 2023, un aumento considerable frente al 7,77% del mismo mes del año anterior.
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DataCrédito, por su parte, indica en su Boletín de enero de 2024 que el Índice de Calidad de Cartera (ICC) se ubicó en 5,85% en diciembre de 2023.
Asimismo, se muestra en este reporte que el sector con mayor mora es el de consumo (6,21%), seguido por el comercial (4,57%) y el hipotecario (3,46%), lo que aumenta la preocupación de diferentes sectores de la economía nacional. Además, las peticiones de créditos aumentaron 12% en diciembre de 2023 comparado con el mismo mes del año anterior. Este indicador evidencia un manejo responsable de las obligaciones crediticias de la mayoría de los colombianos.
Cómo saber si una persona es buena paga
THT Latina, en conjunto con THT Analytics, hizo un estudio para saber si los colombianos, como reza el argot popular, son ”buena paga”. El análisis, hecho a más de 132 ejecutivos de organizaciones de diferentes sectores de la industria productiva del país, revela datos interesantes como que el 65% de los colombianos cree que “el que paga lo que debe sabe lo que tiene”.
Es decir, según los datos recopilados durante la investigación, una persona que cumple con sus obligaciones financieras, paga sus deudas y responsabilidades a tiempo, tiene un mejor control y comprensión de su situación económica. “Lo anterior indica que posee responsabilidad financiera, conocimientos de los recursos, evita acumular deudas y preserva la estabilidad”, establece el documento.
Otro dato interesante, revela que el 67% de los encuestados afirma revisar siempre su capacidad de endeudamiento antes de adquirir una nueva obligación financiera. Además, solo el 11,6% prefiere un crédito total en lugar de combinarlo con ahorros. En cuanto a las tarjetas de crédito, las opiniones sobre si es mejor tener una o varias, así como contar con cupos altos o bajos, están muy divididas.
Por otra parte, a pesar de que el 82% declara “nunca o casi nunca retrasarse en sus pagos”, hacer pagos anticipados parece no ser una práctica habitual, ya que solo el 26% dice hacerlo.
De acuerdo con el gerente de THT Analytics, Juan David Gómez, “es importante señalar que, aunque haya una percepción general positiva, la realidad puede variar entre individuos y grupos, ya que las circunstancias personales y las fluctuaciones económicas pueden afectar la capacidad de pago”.
Riesgo financiero: qué dice la banca
Los métodos usados por los bancos para establecer si una persona es o no buena paga parecen quedarse cortos, si se considera que la gestión financiera personal varía según las circunstancias individuales y las metas financieras de cada individuo. Este factor impulsó a THT a preguntar de manera directa a 12 ejecutivos de la banca, incluyendo directores de riesgo, de crédito y cartera, si existían comportamientos de las personas en la entrevista que les permitieran prever si eran «buenos pagadores», o no.
Con el apoyo de un vicepresidente de riesgos y una psicóloga forense, se establecieron algunos comportamientos fundamentales para medir los riesgos, como la organización, la previsión, los hábitos financieros y el nivel de compromiso.
Con el apoyo de un innovador test, THT simuló una situación real en la cual se pedía a los participantes organizar una fiesta familiar, con el objetivo de las capacidades financieras de 615 personas entre 20 a 50 años, con nivel de educación superior, generando un análisis según variables sociodemográficas como edad, género y educación.
Según los datos del test, a nivel de organización no hay diferencias significativas entre los grupos poblacionales, y las puntuaciones en general no son muy alentadoras. Lo anterior es preocupante porque la organización financiera es un indicador de diligencia y responsabilidad, que generalmente se traduce en una gestión más efectiva de las deudas y una mayor estabilidad a largo plazo.
Validando dicha muestra poblacional, se pudo establecer que, en cuanto a hábitos financieros, las mujeres tienen puntajes significativamente más altos, pero no existe una tendencia según la edad o el nivel de estudios.
Asimismo, la previsión no difiere por género, aunque parece que los más jóvenes del grupo poblacional son más previsivos. Además, en el nivel de compromiso, las mujeres vuelven a destacar, teniendo puntuaciones muy por encima, sin encontrar diferencias significativas según la edad. Claro está, los profesionales con postgrado son significativamente más previsivos que quienes están estudiando un programa universitario o que cuentan con estudios a nivel técnico.
Recomendaciones para deudores
Las recomendaciones que estima dicho estudio, establecen que en este contexto, la responsabilidad financiera individual se convierte en un pilar fundamental para la estabilidad económica.
Por tanto, es importante adoptar hábitos como: hacer pagos puntuales de las obligaciones crediticias, evitar el sobreendeudamiento, mantener un presupuesto equilibrado, y ahorrar para el futuro porque son acciones que contribuyen a fortalecer la salud financiera personal y colectiva.
En definitiva, la responsabilidad financiera es un compromiso individual y colectivo que requiere del esfuerzo conjunto de consumidores, entidades financieras y autoridades. La promoción de una cultura de pago responsable, el acceso a información financiera clara y oportuna, y la implementación de políticas que incentiven el ahorro y la inversión, son elementos esenciales para construir un sistema financiero sólido y sostenible en el tiempo.