El 26 de julio de 2022 marcó el fin de una era en la historia de la música popular. Darío Gómez, uno de los representantes más importantes del género, falleció en Medellín. Miles de sus fanáticos acompañaron a su familia y amigos cercanos en la Unidad Deportiva Atanasio Girardot, donde fue velado.
Una de las principales dolientes del suceso lamentable fue Olga Lucía Arcila, quien fue la esposa del intérprete por más de tres décadas hasta el 2016. En ese momento, la pareja decidió separarse por causa de una supuesta infidelidad por parte del antioqueño, que después comenzó un romance con Nini Johana Vargas, una mujer 30 años menor que él.
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Aunque el engaño haya sido el motivo de la separación, Arcila, la segunda compañera sentimental del vocalista, se pronunció al respecto en su libro Mis verdades eternas, revelando además detalles que no se conocían de la relación que ambos tuvieron. Sus anécdotas sorprendieron a más de uno.
“Él tuvo sus amantes y novias, pero hacia mí tuvo siempre un respeto grande. A todas las conocí. Muchas veces llegaba a un concierto y allí estaban. Pero siempre creí que Darío era del público. A mis hijos les dije estando él vivo: fue un santo para lo que el mundo le ofrecía. Él no sabía cómo ‘craneársela’ para serme infiel y eso nos generó muchos problemas. Yo le decía: “Usted qué quiere, para dónde es que va. Si quiere nos separamos”. Pero me rogaba hasta de rodillas que volviera con él. Y, mira, murió en mis brazos. Siempre tuvo algo lindo: me tuvo en un valor impresionante y les decía a mi madre, a mis hijos, que mujer como yo no había otra”, expresó la mujer en entrevista con Semana.
Pero es que el tema de tener fama de mujeriego, de acuerdo con lo que dice Olga Lucía, no era una novedad para ella, debido a que cuando ella lo conocía, él ya estaba con alguien más. A pesar de eso, siguieron adelante en su idilio de amor.
“Y no sabía que, además, había estado casado. Se había separado hacía tres años después de un matrimonio de siete, del que nacieron Wilmar, Walter y Luz Dary. Él tenía dos novias en esa época: en Neiva, Doligency, y en Manrique, Olga. Pero él me insistió mucho y nunca imaginé que comenzaría un hogar tan joven, a los 16 años. Me vine a enterar de que él había estado casado por una partida de bautismo que consiguió mi mamá. Si no, habría quedado sana. Ese mismo día, cuando él me fue a visitar, ella lo sentó en la sala de la casa: “Déjeme la niña quieta. Si la tengo que meter a un internado o convento, lo hago”. Él se angustió y le gritó que a él nadie le iba a quitar a su Olga Lucía. “Doña Berenice, donde usted sea que la meta voy y se la saco”. Nosotros intentamos vivir con esos hijos del primer matrimonio, pero ellos fueron muy difíciles, no eran obedientes ni juiciosos. Se nos salieron de las manos. A él le entristecía que no les gustara el estudio, eso lo marcó”, añadió en diálogo con el medio mencionado.
Por ese u otros motivos, la mujer dudó mucho en llegar al altar con el autor de Nadie es eterno en el mundo o Sobreviviré, a pesar de que formaron una familia.
“Es verdad. Lo que pasa es que cuando ya llevábamos varios años juntos me pidió matrimonio. Yo ya tenía hijos con él. Ya para qué, decía yo. Después de celebrar nuestras bodas de porcelana, nos casamos por lo civil. Él tenía un sueño que no pudo cumplir: viajar a Israel conmigo y reafirmar sus votos. “¿Usted quiere que la otra lo acabe o qué?”, le decía yo. Porque él ya estaba en su tercer matrimonio”, le indicó ella a la revista en una charla exclusiva.
A pesar de la ruptura, siguió siendo su mánager. “Cuando nos separamos fuimos muy responsables de no llevar eso a los medios, evitar los chismes y el amarillismo. Además, porque seguíamos siendo un equipo; nos tocaba ser profesionales. Yo no sentí tanto su ausencia porque él seguía compartiendo con los hijos y nietos. Creo que lo que nos unió es que siempre creí en él, porque en Darío nadie creía, ni la mamá siquiera. Al conocerlo, lo apoyé, le cambié la forma de vestir, de peinarse en la época en que ya formaba parte de Codiscos. Lentamente, me fui metiendo en su vida y lo fui transformando hasta que lo puse a vestir de frac la música popular”, concluyó.