Luis Gilberto Murillo, hasta ahora embajador de Colombia en Estados Unidos, asumirá temporalmente el cargo de canciller en lugar de Álvaro Leyva.
Esta medida, estará vigente hasta el próximo 8 de mayo y fue confirmada través de un decreto firmado por el presidente Gustavo Petro el jueves 8 de febrero, en respuesta a una acción preventiva impuesta por la Procuraduría contra Leyva.
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El canciller encargado deberá enfrentar diversos desafíos críticos al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores, dada la coyuntura actual de la política colombiana. Una de sus primeras acciones en el cargo será trasladarse a Bogotá para gestionar los asuntos diplomáticos directamente desde la capital del país.
Esta decisión subraya la importancia de mantener una gestión cercana y efectiva en los vínculos internacionales y los proyectos en curso. Además, se enfatiza en la necesidad de preservar la fuerte relación bilateral con Estados Unidos, especialmente en temas sensibles como la lucha contra el narcotráfico, la paz, la migración y la cooperación bilateral.
La expectativa de Washington sobre el papel mediador de Colombia en la crisis de Venezuela es otro punto destacado en la agenda del canciller interino. Durante la gestión de Murillo, se planifican viajes regulares a Estados Unidos para asegurar que la relación bilateral no se vea afectada mientras ocupa el cargo de canciller.
Mientras el embajador y ahora canciller, Luis Gilberto Murillo se encuentre fuera del país, Daniel Ávila, quien es un diplomático con una extensa trayectoria, asumirá las responsabilidades en la embajada de Colombia en EE. UU. como encargado de negocios.
Qué pasará con la licitación del contrato de pasaportes
En un momento decisivo para la Cancillería, se aproxima la licitación del contrato de pasaportes, valorado en $416 millones, que ha sido objeto de controversia y críticas en el pasado. La administración actual deberá enfrentar el desafío de conducir este proceso con transparencia y equidad, siendo una prioridad para el gobierno del presidente Gustavo Petro.
Este proceso adquiere mayor relevancia dado que la compañía Thomas Greg & Sons ha sido el proveedor exclusivo de este servicio durante los últimos 18 años, situación que el mandatario ha cuestionado abiertamente.
El cronograma establecido en Secop II marca fechas clave para esta licitación: el 19 de febrero como límite para presentar observaciones a los pliegos ya publicados, que notablemente aceptan ofertas de compañías con plantas de producción en el extranjero.
Para marzo, se espera que la Cancillería resuelva las dudas de los oferentes, publicando el pliego definitivo el 6 de marzo. Abril será el mes crítico, con la apertura de ofertas el día 5 y la audiencia de adjudicación programada para el 25. La firma del contrato, si no surgen contratiempos, se realizará cuatro días después.
Sin embargo, ya han surgido críticas en relación con los requisitos del proceso. La empresa Accesos Holográficos expresó su preocupación, indicando que los requisitos favorecen explícitamente al proveedor actual y critica la exigencia de entregar muestras personalizadas, una práctica que consideran inusual y costosa.
Además, se solicitó que una entidad internacional independiente evalúe técnicamente las propuestas, argumentando falta de transparencia por parte de la Cancillería.
Esta licitación representa un reto significativo para el encargado de la Cancillería, que debe navegar entre las críticas del año pasado y las exigencias de transparencia y equidad del proceso. El presidente Petro, por su parte, dejó claro su rechazo a cualquier intento de “pliegos de licitación sastre” que puedan perjudicar la integridad del proceso. El desenlace de este proceso de licitación es esperado con interés, tanto por su impacto en la gestión de documentos de identidad en el país como por las implicaciones políticas que conlleva.
Armonía interna y tareas diplomáticas pendientes
Así mismo, el canciller encargado enfrentará una serie de desafíos significativos para restaurar la armonía interna y abordar cuestiones diplomáticas pendientes con varios países, mientras se prepara para la expansión de su plantilla y la apertura de nuevas embajadas en África y Europa.
La tarea recae en el nuevo ministro encargado, quien deberá gestionar la transición y mantener el rumbo de la política exterior colombiana en medio de tensiones diplomáticas y demandas de profesionalización del servicio exterior.
El sindicato de la Cancillería ha solicitó una reunión con el ministro encargado para discutir el fortalecimiento de esta cartera, subrayando la importancia de una gestión exterior estratégica y profesional. Además, se espera que aborde las controversias generadas por nombramientos diplomáticos recientes y la ampliación prevista de la plantilla de la Cancillería.
Dicha expansión incluirá la apertura de embajadas en Senegal, Etiopía, República Checa y Rumania durante el primer semestre de este año.
Entre los desafíos externos sobresalen las fricciones diplomáticas con al menos tres países: Israel, Argentina y Perú. La situación con Israel se tensó tras las críticas del presidente Gustavo Petro a las acciones de Israel en Gaza; con Argentina, después de insultos entre jefes de Estado; y con Perú, donde el primer mandatario fue declarado persona no grata.
Estas tensiones han resultado en la ausencia de embajadores en algunas de estas naciones, lo que complica el panorama diplomático de Colombia.
El canciller encargado ha anticipado que su agenda se centrará en promover iniciativas que enfaticen la paz, la democracia y el desarrollo sostenible, priorizando la cooperación bilateral y multilateral como herramientas clave para los desafíos globales que enfrenta Colombia. A pesar de los retos, el ministro ha elogiado la gestión de su predecesor, Álvaro Leyva, resaltando logros significativos en la posición internacional de Colombia.
En resumen, la Cancillería se encuentra en un punto crítico, con la necesidad urgente de superar las divisiones internas y manejar delicadamente las relaciones diplomáticas, todo mientras se prepara para un ambicioso plan de expansión. La dirección y las decisiones del nuevo ministro encargado serán cruciales para navegar por estos desafíos y garantizar que la política exterior de Colombia continúe avanzando en un contexto global complicado.