Una demanda que busca declarar la nulidad del nombramiento de Armando Benedetti como embajador ante la FAO fue interpuesta ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca. Los demandantes argumentan que el canciller Álvaro Leyva cometió una usurpación de funciones públicas con este nombramiento, alegando motivaciones inapropiadas detrás de esta decisión.
El litigio se centra en la acusación de que el nombramiento de Benedetti como representante de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) se realizó por razones personales y no basadas en el mérito o las cualificaciones.
Según los demandantes, este acto constituye una violación de los protocolos estándar y podría tener implicaciones negativas para la representación del país en esta importante entidad internacional.
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En profundidad, la demanda sugiere que hay una intención oculta detrás de la selección de Benedetti, insinuando que se trata de una forma de compensación o para proteger secretos, lo cual compromete la integridad y la transparencia que se espera de los procedimientos gubernamentales. Además, este caso ha generado un amplio debate sobre la idoneidad y la ética en los nombramientos públicos, poniendo en relieve la necesidad de un escrutinio más riguroso en estos procesos.
Desde el anuncio del nombramiento, ha habido una mezcla de respuestas por parte de la opinión pública y expertos en derecho administrativo, muchos de los cuales piden más claridad sobre los criterios utilizados para esta designación. La situación ha llevado a un examen más detenido de las prácticas actuales en el manejo de los cargos diplomáticos y a llamados para una revisión de las políticas pertinentes para asegurar la transparencia y la justicia en estas decisiones.
El fallo del Tribunal Administrativo de Cundinamarca sobre este caso podría establecer un precedente importante en términos de cómo se gestionan las nominaciones y nombramientos para posiciones clave dentro del gobierno, y podría influir en futuras deliberaciones y decisiones relativas a cargos diplomáticos y otras posiciones de importancia estratégica para el país
Benedetti fue nombrado oficialmente embajador en la FAO
El Gobierno Nacional de Colombia ha confirmado el nombramiento de Armando Benedetti como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con base en Roma, República Italiana.
Esta designación, efectuada el 6 de febrero de 2024 mediante el decreto 0108, se produce a pesar de una suspensión activa dictada por la Procuraduría contra el canciller Álvaro Leyva, quien firmó el decreto.
El rol de Benedetti en el escenario diplomático internacional llega tras una pausa de más de seis meses, periodo durante el cual estuvo alejado del Gobierno a causa de un escándalo vinculado a conversaciones filtradas con la entonces jefa de gabinete, Laura Sarabia. Esta reaparición en un cargo diplomático ha suscitado críticas y análisis, especialmente porque el nombramiento se realizó en un contexto donde el canciller Leyva Durán enfrenta una suspensión por parte de la Procuraduría.
El entorno de este nombramiento se complica aún más con el antecedente expresado por el propio canciller sobre Benedetti, a quien previamente se le criticó públicamente por alegar ser un “drogadicto”. Además, la reactivación de la misión de Colombia ante la FAO, después de 25 años de inactividad por medidas de austeridad estatal, abre interrogantes sobre la elección de candidatos para ocupar dichas posiciones.
Este caso particular ha generado especial atención debido a la falta de cumplimiento de requisitos lingüísticos señalados por la Unión de Funcionarios de Carrera Diplomática y Consular de Colombia (Unidiplo), que cuestiona la idoneidad de Benedetti para el cargo, dada su aparente falta de dominio del italiano.
Las respuestas del Ministerio de Relaciones Exteriores ante estos cuestionamientos y la legalidad de los actos del canciller suspendido, Álvaro Leyva Durán, permanecen pendientes. Las implicaciones de este nombramiento continúan siendo un tema de debate público, tal como lo reflejan varios comentarios en redes sociales y medios de comunicación, que ponen en tela de juicio tanto el proceso de selección como la aptitud del nombrado para representar a Colombia ante un organismo internacional de la envergadura de la FAO.