En un despliegue de naturaleza y biología, el epílogo Bienvenidos a la selva de la serie documental Bichos nos introduce en el mundo de las abejas euglosinas, también conocidas como las abejas de orquídeas, que se destacan por su peculiar afición a recolectar fragancias de diversas fuentes en la selva para atraer a sus parejas.
Esta entrega, disponible en la plataforma Disney+, ha sido documentada meticulosamente en una reserva natural de Costa Rica, mostrando la interacción de estos insectos, no solo con las orquídeas, sino también con hongos y hasta desechos del bosque tropical.
El biólogo Carlos Alberto Hernández, con amplia experiencia en el estudio de estas abejas, participó activamente en la creación de este capítulo, aportando su conocimiento y habilidades en la captación en filmación de estos complejos comportamientos.
La fascinación de Hernández por las abejas euglosinas no es reciente. Con años de estudio detrás, el experto colombiano invirtió alrededor de un año en la preparación para este documental, asegurando así la precisión científica y la naturalidad en la presentación de estos seres en su hábitat. Además, Hernández no es ajeno a colaboraciones anteriores con documentales de envergadura como Wild Choco (Off The Fence - Nat Geo), Our Planet (Silverback films - Netflix 2018) y Tiny World (Plimsoll - Apple TV+), donde su asesoría sobre formas de vida en miniatura ha sido crucial.
La producción de Bienvenidos a la selva, como reveló en entrevista con El Tiempo, requirió de una adaptabilidad y una improvisación notable por parte del equipo de filmación, especialmente en los momentos de capturar a las abejas en plena acción recolectando aromas.
Bichos, producida en colaboración por Disney y NatGeo, se inscribe así en una tradición de documentales que buscan acercar al público general a las maravillas ocultas de la naturaleza, facilitando un entendimiento más profundo de la biodiversidad de nuestro planeta, especialmente de aquellos rincones menos explorados como la selva tropical.
Hernández desempeñó un papel crucial como asesor científico en la aclamada serie documental Bichos, una verdadera aventura en miniatura. El biólogo, actualmente avanza en su investigación doctoral en Sostenibilidad en la Universidad de Lund, localizada en Suecia. A través de su trabajo, Hernández aspira a involucrarse en futuras producciones que resalten el conocimiento de las comunidades indígenas sobre el uso sostenible de la Amazonía.
El desafío de integrar expediciones de campo con las complejidades de la producción audiovisual es significativo, especialmente cuando se trata de capturar la delicada interacción entre la flora y fauna en entornos naturales.
La coordinación de horarios para que coincidan con la floración de las orquídeas y la actividad de ciertas especies de abejas, así como las condiciones óptimas de luz y enfoque para la filmación, son solo algunas de las dificultades destacadas por Hernández. Este riguroso proceso requiere improvisación, planificación detallada y un profundo conocimiento de la biodiversidad involucrada.
En el caso particular de la selección de ciertas abejas para ser destacadas en el documental, Hernández subraya la singularidad de estas especies, que, contrariamente a las abejas comunes, son solitarias, no producen miel y tienen un método de reproducción basado en la recolección de perfumes de plantas y hongos. Este comportamiento inusual, sumado a su llamativa apariencia tornasolada, las convierte en sujetos fascinantes para el público y ejemplifica la complejidad y belleza del mundo natural.
Un año completo de investigación
Para la realización del documental se realizó un dedicado estudio de la interacción entre abejas y los ecosistemas que habitan. Lo anterior llevo a poder observar que había un proceso de coevolución de las abejas con las orquídeas y otras plantas.
Dicho proceso involucra la evolución de ambas especies en conjunto, adaptando sus mecanismos para permitir una polinización efectiva. Esta relación simbiótica destaca por su antigüedad “pero son historias que llevan ocurriendo por lo menos 22 millones de años. Y nosotros hasta ahora estamos entendiendo que eso ocurre”, detalló el biólogo.
La investigación reveló la facilidad con la que las abejas se alimentan de las flores en su entorno natural, lo cual se captó casi por casualidad durante la realización de un documental.
Además, el biólogo resaltó que hay un cambio en la percepción de las abejas, pasando de ser consideradas especies temidas a ser reconocidas por su valor ecológico. Este cambio de actitud evidencia un avance hacia una sociedad más consciente de la biodiversidad y la necesidad de protegerla. Sin embargo, aún falta camino por recorrer en términos de educación y reconocimiento de la amplia variedad de especies de abejas y su papel fuera de la producción de miel.
En Colombia, uno de los países más biodiversos del mundo, se destaca la necesidad de fortalecer la educación y la divulgación científica para hacer accesible este conocimiento a todo el público. Ello implica una mayor inversión en el sector educativo y en la producción de contenidos de calidad que aborden temas de biodiversidad y cultura indígena, así como la promoción de investigaciones en estos campos.