Estas violentas modalidades de robo tienen en alerta a ciclistas de Bogotá

Según los datos del Siedco entre el primero y el 31 de enero se robaron 551 bicicletas en la capital del país

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Las víctimas denuncian que además de ser despojadas de sus pertenencias son violentadas  - crédito iStock
Las víctimas denuncian que además de ser despojadas de sus pertenencias son violentadas - crédito iStock

En Bogotá los ciclistas enfrentan una ola de robos violentos perpetrados por diferentes grupos, que han adoptado nuevas estrategias para despojar a sus víctimas de pertenencias y dinero.

Las zonas más afectadas incluyen el norte de la ciudad y la vía a La Calera, donde se han reportado incidentes extremadamente violentos, dejando a los afectados en situaciones de vulnerabilidad extrema, incluyendo ataques a quemarropa.

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Las autoridades capitalinas han registrado un alarmante promedio de robo: una bicicleta cada 42 minutos. Este dato destaca la magnitud del problema que enfrentan los ciclistas en Bogotá, situando a la capital colombiana en el foco de atención por el incremento de este tipo de delitos. En entrevista con el El Tiempo las víctimas evidencian la severidad de los ataques, que en ocasiones resultan en heridas graves o la humillación de ser despojados de todas sus pertenencias.

De hecho, durante el mes de enero en Bogotá, se registraron un total de 551 robos de bicicletas, marcando un alarmante aumento en este tipo de delitos en la capital colombiana. Este elevado número de incidentes, revelado por el Sistema Estadístico de la Policía Nacional (Siedco), destaca no solo por la cantidad sino también por la violencia empleada durante los hurtos, con delincuentes armados dispuestos a herir a las víctimas sin hesitación.

Las bicicletas en la ciclorruta

En las primeras horas del jueves, 8 de febrero, un grupo de ciclistas fue asaltado por un conjunto de delincuentes en Bogotá, específicamente en la intersección de la carrera 11 con calle 121. Este incidente tuvo lugar alrededor de las 5:47 de la mañana

Durante el suceso, los ciclistas se encontraron con obstáculos en su camino, incluyendo bicicletas y patinetas esparcidas sobre la ciclorruta, lo que aparentemente fue utilizado por los delincuentes como una táctica para detener a las víctimas. Además, se reportó una aglomeración de personas, entre 15 y 20, en el carril de dirección sur-norte, lo que contribuyó a la confusión y facilitó el robo. Carlos Sierra, uno de los afectados y quien se desempeña como contratista, compartió con El Tiempo cómo la percepción de seguridad en la vía se vio contradicha por los hechos, describiendo el momento de tensión vivido durante el asalto.

Los ciclistas indican que los delincuentes aprovechan la soledad de la vía a La Calera para poder atacarlos - crédito Colprensa
Los ciclistas indican que los delincuentes aprovechan la soledad de la vía a La Calera para poder atacarlos - crédito Colprensa

Este ataque subraya una creciente preocupación por la seguridad de los ciclistas en Bogotá, especialmente en zonas previamente consideradas seguras por la comunidad. La utilización de objetos para obstruir el paso y forzar a los ciclistas a detenerse emerge como un preocupante modus operandi que pone en alerta tanto a las autoridades como a los usuarios regulares de estas vías. La búsqueda de medidas preventivas y la implementación de estrategias de seguridad más efectivas son ahora prioridades para garantizar la protección de los ciclistas en la capital colombiana.

Según el relato de Sierra, un ciclista de 45 años fue agredido brutalmente y no solo le robaron su bicicleta valorada en aproximadamente 20 millones de pesos, sino que también le dispararon, causándole una fractura en el quinto dedo de la mano izquierda.

El ataque ocurrió cuando el afectado accedió a la vía principal, guiado por un transeúnte que facilitaba el paso entre los vehículos. Apenas unos metros adelante, uno de los asaltantes lo derribó de su bicicleta para posteriormente ser abordado por otro delincuente que, sin vacilar, le disparó mientras yacía en el suelo. Se conoce además que otro individuo empleó un método similar para sustraer una patineta eléctrica a un mayor de la Fuerza Aérea, demostrando que no es la primera vez que algo así ocurre.

El peligro de las curvas cerradas

En otro hecho, ocurrido en la carretera Bogotá-La Calera, tres ciclistas fueron asaltados, despojados de sus pertenencias, agredidos y abandonados sin ropa tras ser emboscados en una curva cerrada de esta conocida ruta.

Según la información proporcionada por El Tiempo, los atacantes aprovecharon las áreas menos visibles de la carretera, especialmente aquellas con abundante vegetación, para arrastrar a sus víctimas hacia zonas boscosas alejadas y llevar a cabo los asaltos. Los ciclistas, que suelen reunirse en grupos para practicar y disfrutar del deporte, se han convertido en blancos frecuentes de delincuentes debido a la soledad de ciertos tramos del recorrido.

El método empleado por los asaltantes involucra no solo el robo de bicicletas y pertenencias personales, sino también agresiones físicas y el vaciamiento de cuentas bancarias de las víctimas. Una de ellas compartió con El Tiempo cómo fueron llevados a un área alejada para ser atados y posteriormente desvalijados.

Los atacantes, tras asegurarse de que las víctimas estuvieran completamente desnudas, procedieron a desbloquear los teléfonos móviles para acceder a información financiera y amenazaron con represalias contra ellos y sus familias si reportaban el suceso.

Según los datos, el norte de Bogotá ha sido la zona que ha mostrado un incremento en el robo de bicicletas - crédito Carlos Ortega/EFE
Según los datos, el norte de Bogotá ha sido la zona que ha mostrado un incremento en el robo de bicicletas - crédito Carlos Ortega/EFE

Este hecho no solo resalta el modus operandi utilizado por los delincuentes, que incluye la intimidación con armas blancas para obtener información bancaria, sino también la preocupante advertencia de buscar y perjudicar a las víctimas y sus allegados si deciden contactar a las autoridades. Las fuerzas de seguridad han reconocido un aumento de la criminalidad en la región, catalogándola como una “zona caliente” en cuanto a actividad delictiva se refiere.

Esta no es la primera vez que la zona se enfrenta a actos delictivos de esta naturaleza, lo que eleva la urgencia de una respuesta efectiva por parte de las fuerzas del orden. La comunidad deportiva y los residentes locales se encuentran en alerta, esperando acciones concretas para combatir esta creciente ola de inseguridad.

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