El religioso Álvaro Duarte, capellán de la Casa de Nariño, compartió detalles sobre la vida espiritual en la residencia presidencial. Uno de los aspectos destacados fue el papel de la primera dama, Verónica Alcocer, quien demostró ser una devota de la Virgen de la Medalla Milagrosa.
Alcocer no solo llevó la imagen de la Virgen a la capilla del Palacio Presidencial, sino que también fomentó la devoción a esta advocación mariana entre el personal de la Casa de Nariño, como cuenta el sacerdote Duarte en una entrevista con la Arquidiócesis de Bogotá.
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Pero la conexión entre la fe y el Gobierno no se limita a la primera dama. Según Duarte, tanto en el palacio donde reside el presidente de la República como en la sede del Departamento de Prosperidad Social (Dapre) le piden “que venga el padre y la gente participa con entusiasmo y con gusto”.
Es así como todos los días, de lunes a jueves, se lleva a cabo la eucaristía en la Casa de Nariño; mientras que los viernes ocurre lo mismo en el Dapre. Lo que es constante es que siempre se pide por la paz del país así como por la estabilidad y armonía en Colombia.
El capellán reveló que el presidente Gustavo Petro ha compartido momentos de oración con él en varias ocasiones, lo que muestra un aspecto más personal del líder político. Duarte contó a la Arquidiócesis de la capital que junto con Gustavo Petro han vivido momentos “bonitos” y que, incluso, Petro ha tomado el crucifijo en algunas oraciones.
“El presidente es muy respetuoso conmigo y él me escucha. Ha habido una acogida de su parte; todos los de la familia presidencial me escuchan”, señaló el capellán.
Sobre el llamado que hizo el arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda, en el que convocó a un diálogo nacional para superar la crisis política en Colombia por la discusión entre el presidente Petro y el fiscal Barbosa, el capellán mencionó que “esa es la política de la Iglesia: que haya paz, que haya diálogo y que haya ayuda mutua”.
El capellán pertenece a los sacerdotes del Minuto de Dios. Duarte, que es su representante en el palacio presidencial, es un barranquillero, políglota y ha dedicado su vida a la academia y, de hecho, actualmente es profesor universitario.
Esto representa la Virgen de la Medalla Milagrosa, de la que es seguidora la primera dama
La Medalla Milagrosa, también conocida como la Medalla de la Inmaculada Concepción, es un símbolo de devoción mariana, reconocida por las gracias que otorga a quienes la portan y rezan con fe, según la Asociación de la Medalla Milagrosa.
La historia de esta medalla se remonta a la noche entre el 18 y 19 de julio de 1830, cuando la Hermana Catalina Labouré, una novicia en la comunidad de las Hijas de la Caridad en París, fue despertada por un llamado a la capilla. Allí, se encontró con la Virgen María, con quien conversó durante varias horas.
En el anverso de la Medalla Milagrosa, María está representada de pie sobre un globo, aplastando la cabeza de una serpiente bajo sus pies. Esta imagen simboliza su poder sobre el mal. El año 1830 grabado en la medalla marca el momento en que la Virgen reveló el diseño a Catalina Labouré. Además, la referencia a María concebida sin pecado manifiesta el dogma de la Inmaculada Concepción.
En el reverso de la medalla, se encuentran doce estrellas rodeando una gran “M” de la que emerge una cruz. Debajo de la “M” se representan dos corazones, uno rodeado de espinas y otro atravesado por una espada. Las doce estrellas simbolizan a los Apóstoles y la Iglesia entera unida en torno a María, mientras que la cruz representa a Cristo y nuestra redención. La “M” entrelazada con la cruz destaca la estrecha unión de María con Jesús y su papel maternal en la Iglesia y en la salvación de la humanidad.