Para el jueves 8 de febrero de 2024, la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode) convocó a una serie de marchas en las principales ciudades del país. Su llamado es claro: “defensa de la democracia y el Estado Social de Derecho”. Esta convocatoria no surgió de la nada, pues viene dada por un largo contexto político que ha sido tenso y cargado de controversia.
Lo que atrajo a muchos ciudadanos fue la consigna que esta marcha busca promover, ya que con el lema “Al presidente nadie lo toca”, muchos ciudadanos se comprometieron a acudir a los puntos donde se llevarán a cabo las manifestaciones.
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Todo comenzó cuando el presidente Gustavo Petro, con un tono enérgico y decidido, instó a sus seguidores a tomar las calles. ¿El motivo? Lo que varios congresistas del Pacto Histórico consideraron una “ruptura institucional” por parte de la justicia.
Dos acontecimientos en particular habían encendido la mecha: el primero, la suspensión del canciller Álvaro Leyva Durán por presuntas irregularidades en la cancelación de una licitación para pasaportes; el segundo, una investigación de la Fiscalía a Fecode por un supuesto aporte millonario a la campaña de presidencial de Gustavo Petro, una donación que, según las acusaciones, no se había declarado en el Consejo Nacional Electoral (CNE).
La reacción de Petro fue inmediata y contundente. En sus palabras, la justicia había decidido la ruptura institucional al tomar esas medidas. Como presidente, sentía la responsabilidad de denunciar lo que él llamaba “toma mafiosa de la Fiscalía” y de convocar al pueblo a la máxima movilización popular por la decencia.
Los seguidores del presidente no tardaron en responder al llamado. Para ellos, lo que estaba en juego no era solo el destino de Petro, sino el futuro mismo de la democracia en Colombia. Altos funcionarios del Gobierno se sumaron a la causa, difundiendo en redes sociales piezas gráficas que invitaban a la movilización, con el lema inequívoco: “Al presidente nadie lo toca”.
Esta simbología generó controversia en plataformas digitales, especialmente porque, para algunos, tenía connotaciones significativas. Argumentaron que otorgaba una especie de autoridad para actuar con total libertad, incluso eludiendo la jurisdicción judicial. Señalaron que esto representaba un riesgo para la seguridad y los derechos de los ciudadanos colombianos.
Asimismo, algunos hicieron hincapié en que se estaba repitiendo lo que más se había criticado, quienes apoyaban en las calles al expresidente Álvaro Uribe Vélez, en referencia a la consigna que rezaba: “Uribe, amigo, el pueblo está contigo”.
El Sena declaró su apoyo a las marchas
Sin embargo, no todos estaban de acuerdo con esta movilización. Para algunos críticos, esta es simplemente otra estrategia del jefe de Estado para desviar la atención de sus propias fallas como gobernante. Recordaron su gestión en la Alcaldía de Bogotá y cuestionaban su capacidad para movilizar a las masas.
Además, censuraron el intento de instrumentalizar a los estudiantes del Sena, acusando al presidente de utilizar entidades públicas para sus fines políticos.
Las marchas de Fecode no solo buscaban defender la democracia y el Estado Social de Derecho, de acuerdo con lo que ellos mismo alegan, sino que también tiene otra exigencia clara: la elección de la nueva fiscal general por parte de la Corte Suprema de Justicia. Para ello, están programados plantones frente a la sede del alto tribunal.
Gerente de Rtvc apoyó las manifestaciones a favor del Gobierno
El 5 de febrero, Nórida Rodríguez, que ocupa el cargo de gerente del Sistema de Medios Públicos Rtvc, emitió una invitación a la ciudadanía para que se sumara a las movilizaciones programadas para el 8 de febrero, por lo que expresó: “Este 8 de febrero nos seguimos moviendo por la vida y por la democracia”.