En la tarde del martes 6 de febrero, surgieron rumores acerca de una presunta agresión al confeso feminicida de Michelle Dayana, Harold Echeverry, recluido en la cárcel de Combita en Boyacá desde diciembre de 2023. Se especulaba que había sido golpeado en un patio compartido por otros reclusos como represalia por el atroz crimen de la menor.
Sin embargo, Echeverry desmintió estos hechos a través de un video en redes sociales, grabado en la unidad UTE, en el patio 8 de la cárcel de máxima seguridad de Cómbita. En la grabación de aproximadamente dos minutos, aseguró que se encontraba bien físicamente y que sus derechos estaban siendo respetados por los guardias del Inpec, mostrando la ausencia de heridas o lesiones.
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“Mi nombre es Harold Andrés Echeverry Orozco, estoy en la UTE, en el patio 8 de la cárcel máxima de Cómbita. Me encuentro bien de salud y físicamente muy bien, gracias a Dios. En ningún momento he sido lesionado o golpeado en mi integridad física. Han sido muy buenos los guardianes del Inpec y quiero mandar un saludo al teniente coronel Daniel Gutierrez, de Bogotá, Estoy muy bien, la guardia me ha atendido muy bien”, sostuvo Echeverry en su video.
La noticia de la supuesta agresión se dio a conocer cuando el defensor regional del Pueblo, Jorge Eliécer Cortés, afirmó en diálogo con W Radio que Echeverry habría sido gravemente golpeado por compañeros de prisión al ser trasladado de un patio especial a uno compartido. Estos golpes, según Cortés, habrían dejado graves lesiones al feminicida.
No obstante, el coronel Daniel Fernando Gutiérrez, director del Inpec, negó tener conocimiento sobre estos hechos, destacando que Echeverry se encontraba fuera del país. Además, el País de Cali tuvo acceso a una carta de la dirección de la cárcel de Combita enviada al director del Inpec, desmintiendo la agresión y afirmando que el recluso estaba en perfecto estado de salud.
La situación generó incertidumbre y contradicciones entre las declaraciones de las autoridades y el propio Echeverry. Mientras el defensor regional aseguraba que el feminicida había sido víctima de una fuerte golpiza, el director del Inpec y la cárcel de Combita lo negaban categóricamente.
Cabe recordar que Harold Andrés Echeverry fue condenado a 47 años de prisión por el asesinato de Michelle Dayana González, la adolescente de 15 años que fue abusada, asesinada y desmembrada en Cali. La Fiscalía General de la Nación presentó pruebas contundentes que llevaron al reconocimiento de la culpabilidad de Echeverry, quien admitió haber cometido el horrendo crimen.
En medio de estas versiones contradictorias, la opinión pública se cuestiona la veracidad de los hechos y la seguridad de Echeverry dentro del sistema carcelario.
La comunidad en general espera que las autoridades esclarezcan estas discrepancias y brindar una versión unificada para restaurar la confianza en el sistema penitenciario. Mientras tanto, el caso de Michelle Dayana y la condena a Echeverry continúan siendo un recordatorio de la urgencia de fortalecer la seguridad y protección de los internos, garantizando que hechos como estos no vuelvan a repetirse en el futuro.
Este es el recuento del feminicidio de Michelle Dayana
La adolescente de 15 años, Michelle Dayana González, salió de su hogar con destino a una tienda en el barrio San Judas en Cali, pero nunca regresó. Fue reportada como desaparecida esa misma noche por sus familiares. La tragedia se confirmó al día siguiente cuando su cuerpo desmembrado fue descubierto en un taller de láminas y pintura, ubicado en la misma cuadra de su residencia.
El culpable, Harold Andrés Echeverry Orozco, un exmilitar y vigilante en el mencionado taller, tenía antecedentes por acceso carnal a menores de 14 años. Enfrenta cargos de feminicidio agravado, hurto calificado y agravado. Aceptó los cargos en su contra, enfrentando una condena que podría alcanzar los 50 años de cárcel.
Echeverry engañó a Michelle Dayana la noche del crimen. La joven, alrededor de las 7 y media de la noche, solicitó permiso a su padre para dirigirse a una tienda cercana. Cámaras de seguridad registraron su camino, pero solo avanzó unos pasos antes de ser llevada por Echeverry a un taller. Tras cometer el crimen, Echeverry emprendió una fuga desesperada en una motocicleta robada, evadiendo a las autoridades durante varios días.
Su captura se logró gracias a una llamada a un familiar y la denuncia de una mujer que lo reconoció en Villavicencio, Meta. Las autoridades advierten sobre posibles denuncias adicionales, sugiriendo un patrón delictivo y ampliando la magnitud de la investigación.