En un reciente evento llevado a cabo en el auditorio del club El Nogal en Bogotá, el fiscal general, Francisco Barbosa, compartió un balance exhaustivo de sus cuatro años en la cabeza del ente acusador frente a una audiencia compuesta por distintos líderes seccionales, Martha Mancera, vicefiscal, y delegados de varias agencias de cooperación internacional.
Durante su intervención, Barbosa enfatizó el compromiso institucional con el progreso regional y la inquebrantable defensa de los principios rectores. Sus comentarios abordaron temas centrales, tales como la relación con el gobierno de Gustavo Petro y el firme rechazo a cualquier sugerencia de concesión al narcotráfico, subrayando su determinación de actuar con coherencia y apego a sus convicciones.
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En medio del evento, que además incluyó la proyección de un documental destacando los principales logros de la entidad, el fiscal Barbosa reveló que el enfoque de su gestión se centró en dos pilares fundamentales: La atención orientada a las necesidades de las regiones y una sólida defensa de los principios. Afirmó que el objetivo siempre fue dirigirse directamente al pueblo colombiano, más allá de cualquier diálogo institucional o profesional, reconociendo la importancia de defender las bases sobre las cuales se edifica la sociedad.
“Pusimos sobre la mesa los principios. Yo creo que en medio del fragor del día a día que se genera este tipo de tensiones con una temperatura de país como este, he dicho que las instituciones y los principios deben defenderse. Yo entendí que uno no le tenía que hablar a los magistrados, ni a los jueces, ni a los funcionarios, sino a la gente”.
Fiscal Barbosa se defendió de los señalamientos por su constante enfrentamiento con el presidente Gustavo Petro
En respuesta a las críticas recibidas por su percepción como crítico persistente de la actual administración gubernamental, Barbosa manifestó que su labor no busca la aprobación universal ni la complacencia de todos los sectores. Destacó el deber ineludible del fiscal de actuar con base en principios sólidos y coherencia, sin ceder ante presiones o tendencias favorables a pactar con el narcotráfico. Esta postura, según él, le ha granjeado el reconocimiento y la gratitud del público en general, un testimonio, a su juicio, de la validez y rectitud de su gestión al frente del ente acusador.
“Uno no es fiscal general para caerle bien a todos los sectores, pero tengo la tranquilidad de que salgo a la calle y la gente está agradecida de la labor que hicimos, con eso me basta y me sobra. No me interesa una editorial de un periódico, un analista que considere que hay que pactar con el narcotráfico, que hay que ceder. Yo me voy con mis principios sólidos y con mi coherencia. Creo que el tiempo hará la valoración exacta”.
Así mismo, el funcionario, reconocido opositor del presidente Gustavo Petro, subrayó la importancia de mantener la autonomía e independencia de la entidad ante la elección de su sucesora por la sala plena de la Corte Suprema. Barbosa enfatizó en la necesidad de preservar la salud institucional de la fiscalía, advirtiendo sobre los riesgos de que esta pudiera quedar en una situación de vulnerabilidad.
Fiscal Barbosa recordó a Gustavo Petro por su “ruptura institucional”
De igual forma, el bogotano discutió la percepción pública que a menudo acompaña a la nominación de un fiscal general por parte del presidente del país. La crítica central radica en la suposición de que existe o debe existir una relación de dependencia entre el fiscal y el mandatario, lo cual, según él, plantea tanto un desafío como una contradicción para la autonomía del organismo acusador.
Además, destacó el contraste en las expectativas públicas sobre la relación presidente-fiscal antes y después de su mandato, subrayando cómo estas expectativas pueden reflejar inconsistencias en la comprensión del papel institucional de la fiscalía. De hecho, el fiscal definió esta situación como la “esquizofrenia institucional”.
“Siempre que un presidente envía una terna a la Corte, inmediatamente se plantea un relacionamiento simbiótico de decir que ese fiscal va a ser un subalterno del presidente. Hablaban muchos de un vínculo que yo tenía con el presidente que me postuló y decían ‘eso le hace daño al país’. Y se fue ese presidente y no había relación y ahora gritan que es necesario que haya simbiosis presidente - fiscal. Estamos en la esquizofrenia institucional”
Barbosa señaló que dejaba una “entidad saludable”, enfatizando su deseo de que su sucesor o sucesora no comprometa la fortaleza y la operatividad de la institución. Así las cosas, la elección del próximo fiscal general se enmarca, así, no solo en un contexto de consideraciones legales y técnicas, sino también en la percepción de la independencia y la integridad de la judicatura en el país.