Esta es la historia de Yurani, la joven que vende almuerzos por solo $3.000

Su iniciativa no solo ha saciado el hambre de personas vulnerables, sino que también ha tejido lazos de solidaridad y gratitud en la comunidad

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La joven asegura que Dios le dio las herramientas para alimentar a los necesitados - crédito almuercitosa3.000mil / TikTok

En Turbo, una iniciativa liderada por una mujer conocida como Yurani, se ha convertido en un modelo de solidaridad y emprendimiento al ofrecer comidas completas a tan solo $3.000, además de causar sensación entre las personas por el precio.

Según cuenta la mujer a través de un clip compartido en TikTok, este proyecto nació de la necesidad y el deseo de ayudar a las personas con menos recursos, arrancando con un kilo de arroz, unas lentejas y media canasta de huevos.

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La acción solidaria de Yurani ha ganado atención viral a través de videos compartidos en internet, destacando su compromiso con la comunidad y convirtiéndola en un tema de conversación online.

Según cuenta la joven, la motivación detrás de este proyecto surgió de sus experiencias personales al recordar las dificultades enfrentadas en el pasado cuando no tenía suficiente dinero para alimentarse adecuadamente. “¿Tú estás loca?, las cosas como están de caras”, le decían a Yurani, a lo que ella respondió: “Yo me puse en el lugar de las demás personas, porque, a veces, yo no llevaba comida para el trabajo y se me hacía muy difícil estar pidiendo prestado para comprar comida de $15.000 o $16.000″.

En el video, la mujer comenta que para ella era mejor soltarle a su patrón de ese entonces un préstamo de $3.000 que le alcanzaban para comprar dos churros y una gaseosa para poder alimentarse durante su jornada de trabajo.

La idea de vender comidas económicas se fortaleció después de un incidente donde la petición de su hijo por un helado reflejó las duras realidades económicas que enfrentan muchas personas. “El señor me dice ‘madre, cómpreme la paleta, vea que está haciendo un solazo y tengo que llevar el sustento a la casa’ y dijo que no había almorzado’”.

Conmovida por esas palabras, Yurani le compró la paleta al niño, pero al llegar a su casa, se quedó reflexionando sobre las adversidades a las que muchos colombianos y extranjeros en el país se deben enfrentar a diario.

A pesar de las dudas iniciales de su entorno sobre la viabilidad de su plan, Yurani persistió con la intención de ofrecer una opción accesible para aquellos que luchan por financiar sus comidas diariamente.

Tras acudir por ayuda con su esposo y demás familiares, decidió establecer el costo de los almuerzos en $3.000, puesto que su decisión inicial de fijarlo en $2.000 para poder lanzar su emprendimiento la limitaba, teniendo en cuenta que ella tampoco contaba con los recursos necesarios para iniciar.

Luego de ello, con un cartel escrito a mano y comida hecha con productos de su propio mercado, esta solidaria mujer comenzó su negocio alcanzando éxito en el primer día. “Una vez hice cangrejo guisado con coco y la fila volteaba allá, era una fila tremenda y todos esperándome, yo estaba llevando a mi bebé al colegio”, contó Yurani en el video.

Con mucha fe y devoción, Yurani atribuye la prosperidad de su emprendimiento a Dios: “Si Dios pudo multiplicar tantos pescados para alimentar a las personas, quizá él me está utilizando para que yo ayude a las personas”.

Su iniciativa no solo se ha limitado a ofrecer comidas a precios módicos, sino que también ha logrado crear una fuerte conexión con la comunidad, demostrado al recibir elogios y bendiciones por su labor. : “Dios bendiga tus manos y prospere todo lo que emprendas”, “Todo comenzó por ponerse en el lugar de otros”, “Ojalá este mundo tuviese más gente como usted”, son algunos de los mensajes que le han dejado a Yurani tras la publicación del clip.

Este caso resalta cómo, con pequeños actos de bondad y emprendimiento social, individuos pueden generar un impacto positivo significativo en sus comunidades. Inspirada por su fe y con el apoyo de su familia, Yurani ha demostrado que es posible contribuir al bienestar comunitario, incluso con recursos limitados.

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